Las protestas por Mahsa Amini y el ataque a una mezquita ponen en guardia a Irán

La Voz REDACCIÓN

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La muerte de Mahsa Amini desembocó en protestas que tomaron las calles de Irán. La joven falleció después de que la policía de la moral la arrestase en plena calle por llevar mal ajustado el velo
La muerte de Mahsa Amini desembocó en protestas que tomaron las calles de Irán. La joven falleció después de que la policía de la moral la arrestase en plena calle por llevar mal ajustado el velo WANA NEWS AGENCY | REUTERS

La Oficina de Naciones Unidas para los Derechos Humanos denunció que «las autoridades se niegan a entregar los cadáveres de los asesinados a sus familias»

28 oct 2022 . Actualizado a las 19:53 h.

Las protestas por la muerte de la joven kurdo-iraní Mahsa Amini llevan más de un mes tomando las calles de distintas ciudades de la República persa. Este viernes, coincidieron con otras manifestaciones para condenar el atentado terrorista del miércoles contra una mezquita chií de la ciudad de Shiraz, en el sur del país. Este ataque dejó ocho muertos, que se unen a los 144 fallecidos desde que se iniciaron las protestas en Irán.

En este cóctel de protestas, la Oficina de Naciones Unidas para los Derechos Humanos también denunció ciertos comportamientos del régimen chií. «Nos preocupan especialmente las denuncias de que los manifestantes heridos están siendo trasladados desde hospitales a centros de detención, y que las autoridades se niegan a entregar los cadáveres de los asesinados a sus familias», señaló su portavoz, Ravina Shamdasani, que cree que Teherán pretende silenciar a las familias de los afectados.

El régimen de los ayatolás, ante el descontrol de seguridad y el aumento de denuncias sociales que se suceden por todo el país, tuvo que aplicar medidas contundentes. En lo retórico, el presidente del país, Ebrahim Raisi, aseguró que las protestas y disturbios registrados durante los últimos 40 días «allanan el camino a atentados terroristas» como el de la mezquita.

Administrativamente, se sustituyó a varios altos cargos policiales de la provincia de Sistán Baluchistán. El Gobierno explicó que llevaron a cabo «malas prácticas» durante el asalto a una comisaría que dejó 66 muertos, según Amnistía Internacional.