El paso de Ian deja devastación y más de 2,5 millones de personas sin luz en Florida

Mercedes Gallego NUEVA YORK / COLPISA

INTERNACIONAL

El huracán, que alcanzó vientos de 250 kilómetros por hora, se ha convertido en uno de los más portentes de la historia de EE.UU.

29 sep 2022 . Actualizado a las 20:20 h.

Ian no decepcionó. Perdonó a la ciudad de Tampa, pero entró por la costa oeste de Florida, entre Fort Myers y Sarasota, con vientos huracanados de 250 kilómetros por hora, convertido en uno de los huracanes más poderosos de la historia de EE.UU., que casi rozó la categoría 5 al tocar tierra en Cayo Costa. El gobernador del estado, Ron DeSantis, informó de «daños históricos» horas después de que el presidente Joe Biden declarara zona de desastre sobre nueve condados devastados.

El aullido del viento, similar al de un tren de mercancías, acompañó en la oscuridad de la noche a quienes vieron crecer el agua a su alrededor a la luz de las linternas. No obstante, a lo largo de la noche del miércoles (mañana del jueves en España) fue perdiendo intensidad hasta quedarse, tras haber barrido Florida con violentos vientos y lluvias torrenciales, dejando un sendero de destrucción, en especial en el suroeste y centro de este sureño estado, donde hay más de 2,5 millones de personas sin energía y miles atrapadas en sus domicilios.

Los guardacostas estadounidenses buscaban a 20 balseros cubanos desaparecidos en el naufragio de una barca en los cayos de Florida, al sur de la ruta del huracán. Tres náufragos fueron rescatados del agua y cuatro llegaron nadando a la costa.

Solo cuatro huracanes han sido más poderosos que este, pero aunque lo que se mide para su clasificación es la velocidad de los vientos, Ian tenía otras características más peligrosas. El tamaño de su masa se extendía a lo largo de 800 kilómetros, con un ojo de 48 kilómetros en el que podría caber cualquiera de sus antecesores. Lo peor, sin embargo, era la macabra lentitud con la que se desplazó. Cuanto más lento, más lluvia descargaba sobre las zonas que castigaba sin piedad durante horas y horas.

Las islas frente a las costas de Fort Myers, en las que tocó tierra estadounidense por primera vez, han quedado devastadas por el impacto.

Ian inundó las calles de esta localidad del condado Lee hasta dejar los comercios bajo agua, árboles caídos, destrozos en el tendido eléctrico y barcos volcados. Dejó además graves daños al sistema de agua de la cercana ciudad de Punta Gorda.

Cayo Costa se lleva el título de haber sido su pista de aterrizaje, pero la mayor parte de la población en ese rosario de islas había acatado las órdenes de evacuación, consciente de que en el mejor de los casos se quedaría aislada. Allí, este jueves ni siquiera hay comunicaciones. El grueso de las llamadas desesperadas de quienes habían quedado atrapados por las inundaciones procedían del interior de la península, donde la crecida del agua ocurrió a tal velocidad que muchos no tuvieron tiempo a salir de sus casas. Tampoco era aconsejable.

Al menos dos muertos

En una rueda de prensa ofrecida en Tallahassee, la capital del estado, el gobernador DeSantis ha informado de dos muertes, de las que todavía falta saber si están vinculadas directamente al ciclón. Salió así al paso de unas declaraciones que hizo el alguacil del condado Lee, Carmine Mancelo, quien señaló a la cadena ABC que «las muertes se cuentan por centenares» y que hay miles de personas esperando ser rescatadas, informa Efe.

A lo largo de la noche del miércoles, Ian atravesó la península de Florida en diagonal, de costa a costa, para salir este jueves debilitado al sur de Orlando. Eso no impedirá que siga provocando inundaciones a su paso y que vuelva a coger fuerza cuando entre en el mar, camino de las Carolinas y Virginia.

Trump se salva de declarar

El único residente de Florida que se vio beneficiado por el huracán fue Donald Trump. El expresidente de Estados Unidos se salvó de declarar este viernes ante una jueza neoyorquina en la causa en la que está siendo investigado por fraude fiscal al recluirse en su mansión de Mar-a-Lago y negarse a colaborar fuera de su lujosa residencia de Palm Beach.

La acusación comunicó el miércoles a la juez federal de Nueva York que instruye el caso, Sarah Cave, que Trump se había negado a trasladar su declaración fuera de Palm Beach, donde se encuentra el ostentoso inmueble, a pesar del paso del huracán, por lo que propusieron que tuviera lugar el encuentro en el club de golf que el magnate tiene en Bedminster, Nueva Jersey.

El abogado de la acusación, John Quinn, informó al juez de que intentaron ponerse en contacto con la defensa de Trump en varias ocasiones a lo largo de esta semana sin éxito y que lo último que escucharon «es que los demandados insisten en que la cita se lleve a cabo en Mar-a-Lago y el viernes», la fecha límite fijada en un primer momento por el tribunal para tomar declaración jurada al expresidente. «Con todo respeto, no creemos que sea prudente ni seguro», dijo Quinn en referencia a Ian.