Los populismos de derechas se afianzan en la nueva etapa de Europa

Jesús carballo BRUSELAS / E. LA VOZ

INTERNACIONAL

El líder de la ultraderecha sueca, Jimmie Akesson, celebra su triunfo electoral el pasado 11 de septiembre
El líder de la ultraderecha sueca, Jimmie Akesson, celebra su triunfo electoral el pasado 11 de septiembre TT NEWS AGENCY | REUTERS

El ascenso de Demócratas Suecos hace dos semanas consolida la tendencia

26 sep 2022 . Actualizado a las 14:02 h.

La extrema derecha ha ido calando progresivamente en estos últimos años en diversos países europeos, incluso en algunos que, como España y Portugal, habían permanecido ajenos a un fenómeno que ganó fuerza con los primero compases del siglo XXI. En España, Vox obtuvo más del 15 % de los votos en las últimas elecciones generales, celebradas en el 2019, y en territorio portugués el partido Chega logró este mismo año sus mejores resultados al superar el 7% de los sufragios y situarse como tercera fuerza, tras los socialistas y los conservadores.

La debilidad económica de la Unión Europea y la llegada masiva de refugiados procedentes de Siria y ahora de Ucrania, debido a la invasión rusa, han ayudado a que los líderes de la ultraderecha alienten a su población con discursos nacionalistas para ganar adeptos. Hasta 17 Estados miembros de los Veintisiete que forman el bloque comunitario tienen representación de extrema derecha en sus Parlamentos, y en dos de ellos, Polonia y Hungría, los ultraconservadores gobiernan con mano de hierro desde hace ocho y doce años, respectivamente.

Uno de los principales factores que explican este auge de las ideas de extrema derecha, la inmigración, ha aupado también a los partidos ultraconservadores en otros países nórdicos como Dinamarca con el Partido Popular Danés, Noruega con el Partido del Progreso, Finlandia con el Partido de los Finlandeses —antes denominados Verdaderos Finlandeses— y el reciente éxito electoral de Demócratas Suecos en Suecia, formación que se ha convertido en el segundo partido con más apoyo del país escandinavo con más del 20 % de los votos en las elecciones celebradas el 11 de septiembre.

Las alarmas se encienden

Este ascenso del voto extremista ha hecho saltar todas las alarmas en Estocolmo e incluso ha forzado la dimisión de la primera ministra sueca, la socialdemócrata Magdalena Anderson, que, a los tres días de las elecciones, cuando se dieron a conocer los resultados provisionales que confirmaron a su partido como la fuerza más votada, anunció que dejaba su cargo tras certificarse que los escaños obtenidos por la ultraderecha, los conservadores, los cristianodemócratas y los liberales alcanzaban la mayoría en el Riksdag —Parlamento de Suecia— con 176 diputados, tres más que los cuatro partidos de la mitad izquierda del arco parlamentario sueco.

El recorrido histórico de Demócratas Suecos se asemeja en gran medida al de otros partidos radicales europeos. Su líder, Jimmie Akesson, ha ido modulando el discurso para dejar atrás posiciones controvertidas como la salida de la Unión Europea y centrarse, en cambio, en políticas más populares entre algunos sectores de la población como los límites a la inmigración. Algo que ha pasado también en Italia con Giorgia Meloni y su partido Hermanos de Italia, al que se reprocha su postura ambigua hacia la dictadura de Benito Mussolini y que se ha esforzado por dejar claro que, si finalmente gobierna, no buscará la salida de Italia del bloque comunitario ni del euro. Como potenciales socios tiene a la Liga de Matteo Salvini, que intenta enmascarar sus alabanzas públicas a la Rusia de Vladimir Putin, y a un Silvio Berlusconi convertido ahora en actor secundario.

Cordón sanitario

Por otro lado, en países como Francia y Alemania se han establecido cordones sanitarios claros que, en la práctica, han impedido que la ultraderecha haya accedido al poder por muchos votos que obtuviese. Alternativa para Alemania (AfD) se convirtió tras las elecciones del 2017 en el principal partido de la oposición, gracias a la coalición pactada entre la Unión Cristiana Democrática (CDU) y el Partido Socialdemócrata (SPD), pero en los comicios del 2021 se desplomó hasta la quinta plaza.

En Francia, un sistema electoral de doble vuelta ha hecho de cortafuegos frente a los récords de apoyo de la Agrupación Nacional de Marine Le Pen. Eso sí, esta formación obtuvo en las últimas elecciones celebradas este 2022 más de 80 diputados en la Asamblea Nacional y es el partido galo con más representantes en el Parlamento Europeo.