La ultraderecha gana las elecciones en Italia

Valentina Saini VENECIA | E. LA VOZ

INTERNACIONAL

La líder de Hermanos de Italia, Giorgia Meloni, se perfila como primera ministra. Berlusconi vuelve al Senado. El bloque de derechas logra la mayoría absoluta en ambas cámaras

26 sep 2022 . Actualizado a las 16:51 h.

El triunfo electoral de la líder del partido ultraderechista Hermanos de Italia, Giorgia Meloni, se ha cobrado ya su primera víctima política. El secretario general del Partido Democrático (PD) de Italia, Enrico Letta, ha augurado este lunes «días duros» tras el incontestable triunfo en las elecciones legislativas de las fuerzas de la ultraderecha lideradas por Giorgia Meloni y ha anunciado su dimisión, que se hará efectiva tras la celebración de un Congreso que escoja a su sucesor.

Meloni se perfiló este domingo como primera ministra del país después de que los resultados confirmaran que fue la candidata más votada en la jornada electoral. Con más del 90 % de las papeletas escrutadas -tanto para el Senado como para el Congreso de los Diputados-, su formación logra el 26,5 % de los votos; seguido del Partido Democrático, de Enrico Letta, con el 19,4 %; y el Movimiento 5 Estrellas, de Giuseppe Conte, en tercer lugar con el 14,8 % de los votantes. La Liga de Matteo Salvini habría conseguido el 9 % y Forza Italia, de Silvio Berlusconi, el 8 %. Sin embargo, ninguno de los dos han valorado por el momento los resultados electorales.

El bloque de derechas -compuesto por Meloni, Salvini y Berlusconi- conseguiría la mayoría absoluta en ambas cámaras, con el 44 %, frente al 26 % del centro-izquierda. Cuando se publiquen los datos definitivos, Meloni tendrá que reunirse con sus socios de coalición para conseguir un acuerdo que le permita colocarse como primera ministra del país.

La presidenta de FdI ha pedido en una declaración institucional en la noche del domingo la dirección del próximo gobierno italiano. «Ha llegado una indicación clara de los italianos de un gobierno de centro-derecha dirigido por los Hermanos de Italia», ha afirmado ante sus seguidores en el Hotel Parco dei Principe en Roma. En su aparición, Meloni hizo un discurso muy medido y sin tonos triunfalistas, en el que aseguró que la coalición de derechas, con Liga de Matteo Salvini y Forza Italia de Silvio Berlusconi, gobernará «para que los italianos puedan estar orgullosos de ser italianos». Insistió en que la derecha gobernará «para unir a todos los italianos».

En el caso de que Meloni consiga el apoyo de sus socios, tiene que superar también el filtro del presidente de la República, quien puede vetar ministros si considera que no son aptos para el cargo.

El Partido Democrático ha obtenido el segundo puesto, pero la mayoría del bloque de derechas le ubica como opositor. La portavoz del partido en el Parlamento es la única que ha dado explicaciones, al reconocer la derrota electoral.

El M5S ha culpado al PD de la falta de unidad en el bloque de la izquierda. Su candidato, Conte, ha afirmado que su partido hará una oposición progresista y democrática y ha celebrado su puesto, ya que los sondeos apuntaban a la desaparición de la formación.

El líder de Compromiso Cívico, Luigi Di Maio, que actualmente es el ministro de Exteriores en funciones del país, pero que se ha presentado a las elecciones en un nuevo partido tras abandonar el M5S, se ha quedado fuera del Parlamento italiano. Su oponente de M5S, Sergio Costa, le ha derrotado en su escaño por Nápoles. Además, su partido habría conseguido menos del 1 por ciento de las papeletas.

La abstención ha marcado estas elecciones, ya que el país ha registrado la cifra más baja de participación desde que se implantó el sistema democrático. Han acudido a las urnas únicamente el 63,91 %, mientras que en 2018 se alcanzó un 73 %, nueve puntos porcentuales de diferencia.

Apoyo de Salvini a Meloni

El líder de la Liga, Matteo Salvini, ha aventurado este lunes cinco años de estabilidad política para Italia tras la victoria de Meloni y se ha comprometido a trabajar «durante un largo periodo de tiempo» con la que podría convertirse en la primera ministra de la historia del país.

«Hoy es un gran día porque tenemos cinco años de estabilidad por delante», ha señalado durante una rueda de prensa en la sede del partido, en Milán, según informaciones del diario La Repubblica. Así, ha dado la enhorabuena a la ultraderechista y ha asegurado que «trabajaran juntos durante mucho tiempo».

Para Salvini, no obstante, el día electoral de ayer supone un «primer paso» para lograr que la formación cuente con un centenar de escaños en el Parlamento, si bien ha lamentado que el partido haya obtenido un 9 por ciento de los votos. «No me satisface el resultado. (...) Giorgia Meloni lo ha hecho bien. Haber estado en el Gobierno (de Mario Draghi) nos ha costado un precio, pero lo haría de nuevo. Ahora estamos ahí con un papel protagonista», ha argumentado antes de señalar que «está en contacto con Meloni» de cara a la formación del nuevo Gobierno.

En este sentido, ha dicho sentirse «optimista» a pesar de haberse ido a la cama «cabreado» y ha hecho hincapié en que «no podía imaginar otros nueve meses de un Gobierno confuso». «La opinión de los votantes es clara: han recompensado a aquellos que se opusieron y aquellos que hicieron caer al Gobierno», ha dicho. «Puse los intereses del país por delante de los del partido», ha explicado Salvini, que ha indicado que la Liga dará lo mejor de sí. «Ofreceremos el mejor equipo posible, incluso en materia de seguridad», ha continuado el político italiano, que ha instado al Gobierno saliente a «evitar iniciativas que no sean acordadas por la nueva mayoría que emana de las urnas».

Los socios europeos felicitan a Meloni

El primer ministro de Polonia, Mateusz Morawiecki, ha sido el primer jefe de Gobierno que ha felicitado a Georgia Meloni. Lo hizo antes de conocerse los resultados definitivos que dieron a los partidos de derecha una amplia mayoría encabezada por la ultraderechista. «¡Enhorabuena, Meloni!», ha expresado.

Otros líderes de similar inclinación política acompañaron a vitorear la victoria de la dirigente italiana. El primer ministro de Hungría, el ultranacionalista Viktor Orbán, felicitó este lunes a la líder italiana de extrema derecha, Giorgia Meloni, por su victoria electoral del domingo. «Bravo, Giorgia. Una victoria muy merecida. ¡Felicidades!», dijo en sus redes sociales.

Desde Francia, también en un tuit, el eurodiputado del Ressemblement National y candidato a la presidencia del partido de Marine Le Pen, Jordan Bardella, ha apuntado que «los italianos han dado una lección de humildad a la Unión Europea, que, por boca de la señora Von Der Leyen, ha pretendido imponer el voto».

En Alemania, la miembro del AfD del Bundestag Beatrix von Storch ha felicitado «a toda la alianza de centro-derecha», al tiempo que ha indicado que «junto con nuestros amigos alrededor de Salvini, Giorgia Meloni puede construir un gobierno fuerte de derecha».

Apoyos y críticas desde España

Vox ha sido el partido español más comprometido con las felicitaciones a Meloni. Su líder, Santiago Abascal, ha destacado que «millones de europeos tienen sus esperanzas puestas en Italia» y ha enfatizado que Giorgia Meloni «ha mostrado el camino para una Europa orgullosa, libre y de naciones soberanas, capaces de cooperar para la seguridad y prosperidad de todos».

Desde el PP, disparidad de opiniones. La presidenta de la Comunidad de Madrid ha subrayado que es el preámbulo de la derrota de Sánchez por sus alianzas con Podemos. «Este es el titular de esta noche italiana: el desastre de los socialistas fusionados hoy con la ultraizquierda». Sin embargo, el presidente andaluz Juanma Moreno ha invitado a Meloni a que respete y acate los valores de la UE de «diversidad, tolerancia y pluralidad, dentro de la esencia democrática», y que «defienda también a la UE» y busque la moderación. 

Los partidos de la izquierda se han unido en la afirmación de que la victoria de la ultraderecha italiana es una mala noticia. El titular de Exteriores, José Manuel Albares (PSOE), ha expresado que «los populismos siempre crecen y siempre terminan igual, en catástrofes», ya que dan respuestas muy sencillas a problemas complejos y «apuestan por 'cerrémosnos y volvamos al pasado'».

Las voces de Unidas Podemos han elevado el tono. La líder de la formación, Ione Belarra, ha asegurado que la victoria de Meloni tiene dos factores claves: «la normalización del discurso de odio y la falta de políticas valientes que protejan a la mayoría social». La portavoz federal de IU, Sira Rego, se ha mostrado convencida de que los resultados no se repetirán en España porque «nuestra realidad es totalmente diferente» Eso sí, ha coincidido en que se trata de una «muy mala noticia» y hay que «tomar nota».

La voz de los empresarios

«Como me levanto temprano, fui a votar justo después de desayunar», dijo a La Voz Giovanni, un empresario de Turín. «He votado a Calenda porque es un buen exgestor y sabe lo que necesitan las empresas. Pero, vamos, ya sé que mi voto no será muy útil». Calenda, líder del pequeño partido centrista Azione (aliado del partido Italia Viva del ex primer ministro Matteo Renzi), es el político favorito de los directivos y empresarios con los que habló La Voz.

Giuseppe, un abogado de negocios que divide su tiempo entre Milán y una ciudad cercana a Venecia, optó en cambio por el voto disgregado: «He votado por Calenda en la Cámara de Diputados, y por Meloni en el Senado». Reconoce que no votó con especial entusiasmo, pero añade: «Esperemos que al final vaya mejor de lo esperado y que Italia acabe con un gobierno decente. En fin, la esperanza es la última en morir». Dice que sus colegas también votan por Calenda o Meloni.

Crolina, de 40 años, trabaja en el sector sanitario en la ciudad alpina de Trento, pero es siciliana. «Fui a votar, pero por puro sentido del deber», dice. «Siento una sensación de desánimo. Veo que hay discordia entre los partidos, las alianzas que construyen se derrumban inmediatamente después de las elecciones. Pero he cumplido con mi deber, pensando en todos mis compatriotas». Crolina no es la única ciudadana que ha dicho haber votado por sentido del deber. Maria Giovanna, 48 años, de Vicenza, a unos 70 kilómetros de Venecia, relata: «Fui a votar porque es el deber de todo ciudadano. Espero que no gane Giorgia Meloni, que tiene ideas realmente opuestas a las mías».

La participación fue mayor en el norte y el centro de Italia que en el sur. En particular, la participación fue muy fuerte en regiones como Emilia-Romaña (71 %) y Toscana (69 %), históricamente de izquierdas, y en regiones de derechas como Lombardía (71 %) y Véneto (70 %). En general, en el sur de Italia acudieron menos votantes a los colegios electorales, en parte por el mal tiempo que afectó a varias zonas.

Antonietta y Marcella son dos amigas de 49 años de una rica ciudad industrial, Schio. Una es abogada y la otra instructora de fitness. Ambas fueron a votar con cierta preocupación, dicen, «porque Meloni puede ganar, y esto podría ser un problema para la democracia». Las dos amigas temen «una regresión en materia de derechos civiles y de relaciones entre Italia y Europa». La única barrera, dice la abogada, es el PD: «Por eso he votado a Letta». Marcella reconoce que el ambiente en Italia es tenso: «la polarización crece, entre los que son muy de derechas y todos los demás».

La preocupación de los jóvenes

Sonia es una profesora jubilada. Paseando con su amiga Mariella, también jubilada, dice: «Fui a votar con la satisfacción de vivir en una democracia, pero todos estamos preocupados. Las facturas son altas, la comida es cara». Mariella comenta: «He votado al único partido que creo que se preocupa por los jóvenes. Tengo una hija, licenciada en ingeniería, y tuvo que emigrar. En Italia le pagaban mal, era una becaria, en el extranjero la contrataron inmediatamente en la Agencia Espacial Europea».

Quién sabe si la hija de Mariella es de los italianos del extranjero que han decidido votar. Son 4,8 millones, y tienen derecho a participar en las elecciones mediante voto por correo. Muchos de ellos, se han quejado de la ineficacia y las complicaciones burocráticas.

Los retos del nuevo Gobierno

De confirmarse los resultados apuntados por los sondeos a pie de urna, el nuevo Gobierno italiano liderado por Meloni no tendrá una tarea fácil. Asumirá las riendas de un país envejecido, con una curva demográfica que cae en picado y que va a provocar que, en el 2050, se haya reducido a la mitad la cuota de ciudadanos en edad laboral y haya cinco millones menos de habitantes, según detalla la agencia Colpisa.

La situación económica también es para echarse a temblar, con una deuda pública que supera el 150 % del PIB, uno de los niveles más altos de los países desarrollados. El alza del precio del dinero va a propiciar que Italia pague más intereses y le complicará la vida a la hora de financiarse a las empresas y a las familias, que ya sufren las consecuencias de la crisis energética y de la inflación, que alcanzó en agosto el 8,4 %.

«Lo primero que tendrá que hacer el próximo Gobierno será garantizar el suministro de gas para el invierno. Si entramos en una situación de emergencia sería el asunto que podría cambiarlo todo», afirma Eugenio Pizzimenti, profesor de ciencia política en la Universidad de Pisa.

El gas, cuestión clave

La cuestión gasística es crucial para Italia: produce buena parte de su electricidad con este hidrocarburo, que importaba de manera mayoritaria desde Rusia hasta que el presidente de ese país, Vladimir Putin, ordenó la invasión de Ucrania en febrero. Desde entonces ha reducido al 18 % las compras de gas a Moscú (fueron el 40% en el 2021), aunque hasta la segunda mitad del 2024 no podrá prescindir completamente de ellas.

Otro de los grandes desafíos a los que tendrá que hacer frente el próximo jefe o jefa de Gobierno es el de la sempiterna inestabilidad política de Italia, un país donde los Gabinetes duran de media poco más de trece meses.

Si la coalición de derechas consigue finalmente dos terceras partes de los escaños, podría poner en marcha la reforma constitucional que ambiciona Giorgia Meloni para establecer un régimen republicano semipresidencial, similar al de Francia, y reducir así la influencia del Parlamento ganando en estabilidad, aunque Pizzimenti cree que «se trata de un tema arriesgado que puede desgastarla».