El féretro de Isabel II llega al castillo de Windsor para recibir sepultura

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Los principales mandatarios que han viajado a la capital británica asistieron anoche a una recepción en el palacio de Buckingham

19 sep 2022 . Actualizado a las 09:37 h.

La capilla del castillo de Windsor ha albergado el último homenaje público a la reina Isabel II, fallecida el 8 de septiembre, en presencia de unos 800 invitados que han despedido a la difunta monarca en el mismo lugar donde se celebró el funeral por su marido, el príncipe Felipe.

El féretro de Isabel II ha entrado en el templo seguido por los principales miembros de la familia real, entre ellos el rey Carlos III y su esposa, la reina consorte Camila. El deán de Windsor ha presidido una ceremonia puramente religiosa en la que también ha participado el arzobispo de Canterbury, Justin Welby.

Durante el acto, se han retirado los símbolos de la monarquía depositados sobre el féretro a excepción del estandarte real -la corona imperial, el orbe y el cetro-, para ser depositados sobre el altar.

El rey Carlos III ha depositado posteriormente sobre el féretro el color de la compañía de la reina mientras que el Lord Chamberlain ha roto su vara de mando y la ha depositado sobre el ataúd como símbolo del fin de la era isabelina.

Como ocurrió horas antes en Londres, el himno nacional, Dios salve al rey, ha servido como conclusión al último gran acto público en recuerdo a Isabel II. El entierro posterior en la capilla de San Jorge se ofició ya en privado, según la Casa Real.

Cortejo fúnebre  tras el funeral

El cortejo fúnebre comenzó su marcha tras la celebración del funeral de Estado de la reina en la abadía de Westminster, en Londres, que abrió sus puertas este lunes a las 8, hora local (7.00 GMT), para la llegada de los más de 2.000 invitados que asistieron al funeral de Estado por la soberana, fallecida con 96 años tras más de siete décadas en el trono del Reino Unido.

Durante el paso del cortejo funerario, sonaron salvas de disparos cada minuto, ejecutadas en Hyde Park. Asimismo, las campanas del Big Ben sonaron cada mismo período de tiempo. El rey Carlos III, acompañado de los príncipes Guillermo, Enrique y Andrés, escoltó también el féretro, transportado por miembros de la Marina Real. La procesión la cerraba el coche que transportaba a la reina consorte Camila.

La emoción era general. En las calles, ciudadanos británicos han derramado lágrimas al paso del cortejo. Un miembro de la brigada Gurkha, según reporta The Guardian, ha sufrido un desvanecimiento por un breve momento y ha tenido que ser atendido.

Formaron parte de la procesión miembros de la Policía Montada canadiense, la Gendarmería Real del Úlster, miembros de los servicios de salud, varios condecorados con la Cruz de San Jorge, así como miembros del Ejército y la Guardia Real.

Ceremonia en Westminster

David Hoyle, decano de la abadía, inició el funeral de Estado recordando a Isabel II como ejemplo de «fe cristiana y devoción» y recordó el afecto con el que «quiso siempre a su familia». Reseñó además, como en los previos días de ceremonias por la reina, su «fortaleza y dedicación» como monarca de toda la Commonwealth.

La primera ministra Liz Truss fue la encargada de la segunda lectura de la ceremonia religiosa. Concretamente, leyó a los asistentes el capítulo 14 del Evangelio de San Juan, que trata la promesa de una vida eterna en el cielo.

Posteriormente, Justin Welby, arzobispo de Canterbury, comenzó su sermón recordando a la reina Isabel II como una persona dedicada al servicio. «El patrón para muchos líderes es ser exaltado en vida y ser olvidado en la muerte. El patrón de quienes sirvieron a Dios es que la muerte es ser conducido por la puerta a la gloria. La reina dijo en su primer discurso que se dedicaría al servicio. Pocos líderes han recibido el amor que nosotros hemos recibido», dijo Welby.

Recordó además que el funeral es un día triste para «el mundo entero». «Su Majestad compartió el mismo amor por Cristo que su madre, así como su sentido del deber. Su dedicación tenía su fundamento en su devoción por Dios, puesto que dijo que no vino al mundo para ser servido, sino para servir», recordó el arzobispo.

Al término de los cantos del coro, que escogió himnos populares en Inglaterra, Escocia, Gales e Irlanda del Norte para dedicarlos a la más longeva soberana de Inglaterra, el arzobispo le dio la despedida a la reina: «Sal, oh alma cristiana, de este mundo». Le siguieron dos minutos de silencio y el himno nacional sonó en honor a Carlos III, sucesor de Isabel II. Y, como es costumbre desde tiempos de la reina victoria, el Gaitero de la Soberana, músico privado de Isabel II, tocó el «Duerme, querida, duerme».

Llegadas a Westminster

El rey Carlos III llegó alrededor de las 11:30 hora española al Salón de Westminster acompañado de sus tres hermanos, la princesa Ana y los príncipes Andrés y Eduardo, y sus hijos Guillermo y Enrique para escoltar el ataúd de la fallecida monarca hasta el templo, en el que reposó sobre un catafalco y que fue transportado por miembros de la Marina Real como símbolo de respeto del imperio ultramarino en el que reinó Isabel II. Soberano y príncipe vistieron uniforme militar. 

La reina consorte Camila accedió a Westminster junto a los invitados al funeral.

También ocuparon los asientos del templo los jefes de Estado más destacables del mundo, entre los que se encuentran los reyes Felipe VI y Letizia, sentados junto a Juan Carlos I y Sofía muy cerca del ataúd y frente a la familia real inglesa, el presidente estadounidense, Joe Biden, acompañado de su esposa Jill; su homólogo francés, Emmanuel Macron, el presidente canadiense Justin Trudeau, así como el vicepresidente chino, Wang Qishan y la actual primera ministra del país, Liz Truss.

Asimismo, acudieron líderes políticos regionales del Reino Unido como Nicola Sturgeon, ministra principal de Escocia, y Mark Drakeford, quien ostenta el mismo cargo en la región de Gales, así como ex primeros ministros como Boris Johnson o Tony Blair. A ellos se han unido autoridades espirituales como Justin Welby, el arzobispo de Canterbury, junto a otras personalidades militares como veteranos de las guerras de Irak y Afganistán.

El emperador de Japón, Naruhito, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, la presidenta de la India, Droupadi Murmu, el vicepresidente chino Wang Qishan y el emir de Catar, el jeque Tamim bin Hamad Al Thani, están entre los asistentes.

Los principales mandatarios que han viajado a la capital británica asistieron anoche a una recepción en el palacio de Buckingham, invitados por el nuevo rey del Reino Unido, Carlos III.

Se trata de uno de los mayores eventos con mandatarios extranjeros que ha coordinado el Ministerio de Exteriores británico en las últimas décadas, para el que se ha desplegado un dispositivo de seguridad comparable al de los Juegos Olímpicos de Londres, en el 2012.