Edimburgo rinde tributo a Isabel II «por su legendario amor a Escocia»

Viviana García EDIMBURGO / EFE

INTERNACIONAL

El féretro de la reina llega este martes a Londres, donde se velará hasta el lunes en la sede del Parlamento británico

12 sep 2022 . Actualizado a las 20:56 h.

En un profundo silencio colectivo, miles de escoceses dieron este lunes el último adiós a la reina Isabel II en Edimburgo, donde levantaron los móviles para captar el paso del cortejo fúnebre por el casco histórico de la capital de Escocia hasta la catedral gótica de St. Giles.

Con paso lento y el sonido de un cañonazo disparado cada minuto desde el castillo de Edimburgo, el cortejo fúnebre, con el rey Carlos III y sus hermanos, Ana, Andrés y Eduardo, detrás, avanzó por la Royal Mile, la avenida que atraviesa la parte más antigua de Edimburgo, hasta el templo donde se instaló la capilla ardiente.

En esta imponente catedral, el féretro con los restos de Isabel II permanecerá 24 horas para que los escoceses puedan despedirse de su soberana, fallecida en el castillo de Balmoral (norte de Escocia) el día 8 a los 96 años, hasta que este martes sea trasladado a Londres.

Los guardias del Regimiento de Escocia, con sus faldas tartán y sus boinas escocesas, flanquearon el coche fúnebre a lo largo del trayecto, marcado por la visible tristeza de la gente. Por detrás de los hijos de Isabel II y el vicealmirante Tim Laurence, marido de la princesa Ana, iban en el coche real la reina consorte, Camila, y Sofía, esposa del príncipe Eduardo. 

Corona con flores locales

Sobre el estandarte real de Escocia que cubría el ataúd de roble se había colocado una corona formada por fresias blancas, crisantemos, brezo, cardos, romero, flores de hebe y de pitosporo.

Una vez que el ataúd fue montado sobre el catafalco, Alexander Douglas-Hamilton, decimosexto duque de Hamilton, fue el encargado de situar la corona de Escocia —hecha en oro, plata y piedras preciosas— sobre un cojín colocado encima del féretro.

En el exterior del templo, miles de personas se agolparon desde temprano detrás de las barreras.

En St. Giles, el reverendo Calum MacLeod ofició un servicio religioso, al que asistieron la ministra principal de Escocia, Nicola Sturgeon, autoridades y representantes de la sociedad civil.

«Nos reunimos para despedirnos de nuestra difunta monarca, cuya vida de servicio a la nación y al mundo celebramos. Y cuyo amor por Escocia era legendario», dijo MacLeod. En la misa se escuchó música de Johan Sebastian Bach, William Byrd, Henry Purcell y Thomas Tallis.

En este templo gótico se instaló la capilla ardiente para que los escoceses puedan dar el último adiós a la reina antes del traslado de sus restos mortales, hoy, a la capital británica. 

Largas colas en Westminster

Las autoridades de Londres prevén colas interminables de gente esperando para acceder a la capilla ardiente de la reina Isabel II a partir de mañana, miércoles, que obligarán «posiblemente» a tener que trasnochar para acceder al palacio de Westminster y rendir tributo a la soberana. También se prevén retrasos en el transporte público y cortes de calles en los alrededores.

La reina yacerá en un catafalco en la sede del Parlamento británico desde las seis de la tarde de este miércoles hasta las siete y media de la mañana del lunes 19, día del funeral de Estado.