Isabel II, la soberana impasible que lo ha visto todo

INTERNACIONAL

La monarca representó la estabilidad institucional ante un mundo cambiante y conflictivo

09 sep 2022 . Actualizado a las 12:20 h.

En 70 años de reinado, Isabel II ha visto de todo, guerras, graves crisis políticas y económicas o líos familiares. Cuando sucedió a su padre Jorge VI, su país se recuperaba de las tremendas consecuencias de la Segunda Guerra Mundial. Ese mundo desapareció, pero en sus últimos años de vida ha afrontado nuevas catástrofes: la pandemia del covid, la guerra de Ucrania y una gran crisis energética. Bajo su reinado, el Reino Unido entró en la Comunidad Económica Europea en 1973 y salió de la Unión Europea 47 años después. La soberana impasible, imperturbable, reservada y discreta supo reinventar la monarquía tras la implacable caída del Imperio británico y ha sido una garantía de estabilidad institucional, y se va venerada por la gran mayoría de los británicos.

Popularidad

Millones de espectadores siguieron la coronación de la joven reina, en junio de 1953, era la primera vez en la historia que se televisaba. La población acogió su ascenso al trono con entusiasmo. Solo los nacionalistas escoceses fueron la nota discordante, ya que se negaron a reconocerla. Cuando Isabel II se convirtió en reina, gobernaban los conservadores, con Winston Churchill como primer ministro. La economía estaba en crecimiento, sobre todo tras la finalización de la guerra de Corea en 1953. Como cuenta W. A. Speck en Historia de Gran Bretaña, los tories fueron capaces de «mantener altos niveles de empleo, bajos tipos de interés y, generalmente, una creciente calidad de vida». El racionamiento posterior a la conflagración acabó en 1954.

Churchill se retiró a los 81 años antes de las siguientes elecciones, que ganó el también conservador Anthony Eden. En su mandato el paro registró la cifra más baja desde el fin de la guerra, en julio de 1955, con algo más de 215.000 personas desempleadas, apenas el 1 % de la población activa. Pero Eden se vio obligado a dimitir tras la fracasada intervención militar anglo-francesa en Egipto en 1956. La monarca se oponía, aunque tuvo que firmar la movilización de las tropas. La de Suez fue la primera gran crisis que tuvo que afrontar.

En 1957 llegaron las primera críticas a la monarca y a la institución. Destacaron por su contundencia las que le dirigió Lord Altrincham, un noble inglés que renunció a su título para trabajar como periodista y editor, que pedía la modernización de la monarquía y acusaba a la reina de no estar en contacto con los ciudadanos de a pie. Llegó al punto de decir que sus discursos eran «insufribles» y que era una «colegiala aplicada». La reina tomó nota y esa Navidad se retransmitió por primera vez en televisión su tradicional discurso.

Isabel II ha visto pasar a 14 presidentes de Estados Unidos y a 15 primeros ministros por Downing Street, de Winston Churchill a Elizabeth Truss. Pero quizá con la que peor se llevó fue con Margaret Thatcher. En un artículo publicado por The Sunday Times en 1986, que citaba fuentes de Buckingham, se revelaba que estaba preocupada por algunas políticas de la llamada Dama de Hierro, que gobernaba de forma implacable, como había dejado claro en la huelga de los mineros de 1984-85, cuando denominó a los dirigentes de la protesta como «el enemigo interior». La reina centraba sus críticas en las políticas económicas de la primera ministra, su actuación en la crisis de los mineros y su negativa a aplicar sanciones duras contra el apartheid en Sudáfrica.

Años horribles

Isabel II ha sobrevivido a su annus horribilis, 1992; a los divorcios y conflictos de la familia real y, sobre todo, a la alarmante pérdida de popularidad que sufrió tras la muerte de la princesa Diana de Gales, en agosto de 1997, por su inicial indiferencia. Pero, demostrando su profesionalidad, supo ver que la corona estaba en peligro, ya que la popularidad de Lady Di, era muy alta, y sobreactuó para aplacar las críticas.

Su familia le siguió dando más dolores de cabeza. En el 2020, vivió otro de los peores años de su historia. El príncipe Harry y su esposa Meghan Markle anunciaron que dejaban de ser «miembros activos» de la familia real. Además, tuvo que retirar todos sus títulos y honores al príncipe Andrés por su implicación en el caso Epstein y las acusaciones de agresión sexual. Su marido, Felipe de Edimburgo, que era «su roca», falleció el 9 de abril del 2021 a los 99 años.

Si Isabel II se encontró, a su llegada al trono, con un país que se recuperaba de las heridas de la Segunda Guerra Mundial se va en un momento muy difícil para los británicos, sobre todo por las consecuencias de la crisis provocada por la guerra de Putin. Inflación disparada, que ya ha llegado a los dos dígitos, recesión en perspectiva para el último trimestre de este año y un Brexit que no ha dado los resultados que sus defensores esperaban.

El alza del coste de la vida ha provocado ya una ola de huelgas y protestas en los transportes aéreos y ferroviarios, en los puertos o la recogida de basuras, en lo que se ha llamado «el verano del descontento», que los analistas creen que seguirán en el otoño e incluso el año que viene. La nueva primera ministra, la neoliberal y populista Elizabeth Truss solo propone una masiva bajada de impuestos y se niega a cualquier intervención en la economía, mientras la luz alcanza precios récord, con un aumento de la factura para los hogares del 80%. Hay expertos que pronostican que se extenderá la pobreza y que muchos negocios irán a la bancarrota. Pero Isabel II ya no podrá tranquilizar a sus compatriotas en su discurso navideño.