Chile afronta dividido el referendo para superar la Constitución de la dictadura
INTERNACIONAL
El texto que se vota hoy se elaboró en respuesta al estallido social del 2019
04 sep 2022 . Actualizado a las 10:12 h.Chile decide este domingo si aprueba o rechaza el nuevo texto constitucional, elaborado durante el último año por una asamblea de amplia mayoría progresista, que sustituiría a la actual Carta Magna, aprobada en 1980, durante la dictadura de Augusto Pinochet, enmendada en decenas de ocasiones tras la vuelta de la democracia al país andino.
El documento, que es profundamente feminista, asegura derechos fundamentales y ejecuta cambios de calado en la organización política del Estado, no convence plenamente a casi ningún chileno —tiene detractores tanto a la izquierda como a la derecha— y será sometido a un plebiscito visto, a la vez, como un examen al Gobierno del izquierdista Gabriel Boric —quien aprueba el texto— a medio año de su llegada al poder.
¿Por qué una nueva Constitución?
En octubre del 2019 estallaron en Chile protestas masivas contra el sistema político y económico, con especial énfasis en la alta desigualdad y la concentración de la riqueza en pocas manos, el deficiente acceso a la educación y a la sanidad de la clase media y baja, así como en el sistema privado de pensiones.
Para desatascar la situación, después de unas semanas muy tensas, que dejaron una treintena de fallecidos, parlamentarios progresistas y conservadores llegaron a un acuerdo para la redacción de una nueva Carta Magna, en el que resultó crucial el apoyo del entonces legislador Boric, ante el rechazo de una parte relevante de la izquierda.
Unos meses después se produjo el llamado «plebiscito de entrada», en el que el 78 % de los chilenos decidieron jubilar la Constitución de Pinochet, y más tarde las elecciones a la Convención Constituyente, en las que arrasó el progresismo.
¿Cuáles son las bases del nuevo texto?
El nuevo proyecto de Constitución define al país como un «Estado Social y Democrático de Derecho», garantiza la paridad de sexo en los órganos estatales, declara la «plurinacionalidad» del Estado —recogiendo a pueblos indígenas como los mapuche, quechua o rapa nui—, crea las bases para establecer autonomías regionales, garantiza derechos como la salud y la educación, atenúa el presidencialismo, crea mecanismos de democracia directa, genera un rol más activo del Estado, es profundamente ambientalista y pretende avanzar en la economía del conocimiento.
¿Y los principales puntos de fricción?
La amplia mayoría de los chilenos aprueban la gran ampliación de derechos prevista en el documento, y las principales críticas se centran en los cambios en la organización política del Estado. Los defensores del «rechazo» creen que disminuye la separación de poderes y los controles democráticos. Censuran el establecimiento de un bicameralismo asimétrico en el Legislativo y la sustitución del Senado por una Cámara de las Regiones con menos poder que el futuro Congreso de Diputados. Muchos creen también que existe una «exacerbación» identitaria de los pueblos indígenas, señalando especialmente la instauración de un Consejo de la Justicia que sustituye al Poder Judicial y acepta mecanismos de Justicia especial indígena. Señalan también a ese futuro órgano como posible generador de politización del sistema judicial. Es asimismo muy criticada la aprobación de la reelección presidencial continua, aunque se limite a un solo período adicional.
¿Cómo van las encuestas?
El «rechazo» al nuevo texto lidera las encuestas con unos diez puntos de diferencia respecto al «apruebo», aunque hay alrededor de un 15 % de indecisos y, al ser la participación obligatoria por primera vez en años, llegarán a las urnas cientos de miles de nuevos electores cuya inclinación es desconocida.
¿Qué pasa si el texto es rechazado?
El presidente Boric ya ha anunciado que si gana el «rechazo» se creará una nueva convención constituyente que redacte un nuevo texto. Cuenta para ello con el apoyo de la gran mayoría de la población. El 86 % de los ciudadanos cree que la actual Constitución no puede continuar, incluso si gana el «rechazo», según una encuesta de Ipsos, que también muestra que el 84 % de los chilenos creen que, de aprobarse el texto, tiene que ser reformado a corto plazo.
El Gobierno ya se ha mostrado abierto a introducir, por vía legislativa, y prácticamente de inmediato, cambios en la nueva Constitución, de ser aprobada, especialmente en los puntos más polémicos, como los referentes a Justicia indígena o a la reelección presidencial. Boric tendrá más fácil el cumplimiento de sus promesas de campaña si el texto es aprobado, sobre todo en lo referente a derechos sociales, que sí parecen contar con apoyo mayoritario. De ahí su flexibilidad en otros aspectos.
¿Cómo se ha organizado la jornada electoral?
Más de 15 millones de chilenos están llamados a participar en este proceso, en el que el voto es obligatorio. Los colegios abrirán a las 8.00 (13.00 en España) y cerrarán diez horas más tarde, con la posibilidad de ampliar el horario si hay colas de votantes.
El Servicio Electoral de Chile (Servel) también ha organizado la jornada para que puedan participar los ciudadanos expatriados. España es el segundo país con más potenciales votantes (más de 11.600), solo por detrás de EE.UU.
El órgano electoral establece que ningún colegio podrá cerrar después de la medianoche en Chile y prevé empezar a publicar los resultados este domingo, a medida que estén disponibles tras el cierre de los centros.