Retener médicos en la sanidad pública, el reto del Gobierno de Costa

María Cedrón REDACCIÓN

INTERNACIONAL

VÍTOR MEJUTO

La marcha de Temido no detiene su reforma del Sistema Nacional de Salud

03 sep 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Como un río desbordado, la crisis del modelo de salud portugués ha acabado arrastrando esta semana a la ministra de Salud, Marta Temido, quien se ha convertido en la primera baja en la remodelación de Gobierno realizada por António Costa tras hacerse con la mayoría absoluta en las elecciones generales de principios de año. Pese a que el primer ministro ha aceptado su marcha, no la dejará irse sin antes presentar en el Parlamento el decreto ley que reformará el estatuto del Sistema Nacional de Salud (SNS), un documento que marca la ejecución de los cambios recogidos en la Ley de Bases de Salud del 2019 y que pretende solucionar los problemas que se han ido enquistando en el sistema sanitario desde hace años. La cuestión es que parece que el texto se ha quedado a medias porque, aunque recoge fórmulas para incentivar que los médicos no se vayan a la sanidad privada, no acaba de reponer lo que para algunos sería una fórmula imprescindible para retenerlos: es el suplemento salarial que bonificaba su dedicación total a la sanidad pública. Y según los colegios de médicos y de enfermeros no da verdaderas soluciones.

La exclusividad

«En el Gobierno de Sócrates se eliminó el contrato de exclusividad en la profesión médica que daba a los facultativos con dedicación plena en la sanidad pública un suplemento salarial. Cuando el PCP tenía un acuerdo con el Gobierno de Costa trató de recuperar ese bono, pero no lo logró. Y la reforma diseñada por Marta Temido no lo ha conseguido tampoco porque no logró la financiación para hacerlo. Lo que ha podido cambiar es que los directores de servicio de la sanidad pública no puedan tener el mismo cargo en la privada», explica el historiador del departamento de Historia y Estudios Políticos e Internacionales de la Universidade de Oporto Manuel Loff.

La pregunta ahora es hasta qué punto la reforma diseñada por una mujer que, como apunta Loff, fue capaz de enfrentarse a «grandes grupos de poder que dominan la sanidad privada, oponerse al Colegio de Enfermeros o acabar con los conciertos público-privados que devolvieron el control público a hospitales que habían pasado a tener gestión privada» podrá solucionar las carencias de médicos que este verano no solo tocaron a los centros de interior, sino que también alcanzaron a los de capitales como Lisboa o el Algarve.

Porque el nuevo estatuto del SNS, de acabar aprobándose, permitirá, entre otras cosas, dar más autonomía a los centros de salud y a los hospitales a la hora de realizar contrataciones de personal o de prestación de servicios. Aunque no repone el suplemento salarial del que habla Loff, tratará de incentivar a los médicos del sector público premiando a los que trabajen solo en él. Pero no lo impondrá. Será algo voluntario, salvo para los directores de servicio, para los que será obligatorio. Además, también creará una nueva dirección ejecutiva, que coordinará todas sus actuaciones.