Paranoia en el equipo de Trump por cazar al topo del FBI

Caroline Conejero NUEVA YORK / COLPISA

INTERNACIONAL

Residencia de Trump en Mar-a-Lago
Residencia de Trump en Mar-a-Lago MARCO BELLO | REUTERS

Los asesores del expresidente buscan entre sus asistentes, empleados de Mar-a-Lago e incluso miembros de su familia al chivato que dio a conocer la existencia de documentos secretos en su poder

17 ago 2022 . Actualizado a las 16:22 h.

El Departamento de Justicia de Estados Unidos no desea que se conozcan los detalles de la investigación que lleva a cabo sobre Donald Trump y por ello ha pedido a un juez que no haga pública la orden sellada de registro en la residencia de Mar-a-Lago que entregó al FBI. Aduce que la orden de registro contiene información confidencial sobre testigos, y que su divulgación podría dañar su cooperación. Esta decisión ha aumentado la desconfianza en el equipo legal de Trump y añadido frustración a la ya tensa atmósfera dentro del reducido grupo de asesores que tratan diariamente con el expresidente.

El registro en la mansión ha puesto de manifiesto que el FBI conocía de antemano la existencia de documentos clasificados de seguridad nacional en poder del expresidente, y que alguien desde dentro tuvo que haber proporcionado esa información a los federales. Las sospechas de que una persona cercana al líder republicano se haya convertido en un informante del FBI se han disparado en el círculo íntimo de Trump y generado una frenética «caza del topo» dentro de sus propias filas.

Sospechosos

Según múltiples fuentes, las sospechas iniciales recayeron sobre Nicholas Luna, el anterior asistente personal del expresidente, que dejó el puesto en marzo, y que está previsto que abandone pronto también el círculo de allegados. Por otro lado, Molly Michael, la exjefe de operaciones de la oficina oval de la Casa Blanca.

Luna recibió una citación para declarar en la investigación de la comisión que estudia el asalto al Capitolio, pero no se cree que haya hablado con el FBI sobre este otro caso.

También se ha sospechado de los empleados de Mar-a-Lago y el personal del complejo solo para socios de Palm Beach, familiarizados con las instalaciones del resort, por el hecho de que el FBI sabía exactamente cuáles eran las salas en las que buscar y los sitios específicos donde estaban los documentos. Las indagaciones se han ampliado aún más después de que el equipo del expresidente supiera que el FBI conocía la ubicación exacta de la caja fuerte. El escrutinio se ha ampliado así hasta los propios miembros de la familia de Trump.

Así las cosas, la búsqueda del informante ha precipitado una crisis de confianza dentro del círculo de allegados que alcanza niveles de paranoia, superiores incluso a los episodios de su presidencia caracterizados por la fiera lucha de intereses rivales y el apuñalamiento político. 

Nuevo trío de abogados

Tras el registro, el magnate ha reorganizado su equipo de defensa en la esfera pública con un trío de nuevos abogados. Lo forman por tres mujeres, la expresentadora Oan Alina Habba, Lindsey Halligan y Christina Bobb, encargadas de propagar los argumentos públicos a favor de Trump. Aun así, el trío no ha logrado impresionar a nadie por ahora en sus numerosas apariciones en los medios de comunicación de la derecha, donde han tratado de implantar más teorías de la conspiración y conjeturas de dudosa credibilidad (y hasta contradictorias) sobre el registro en Mar-A-Lago.

Bobb y Halligan estaban presentes el día del registro, pero se les impidió entrar en el edificio durante la inspección federal.