Merkel reconoce que su influencia sobre Putin se desvaneció al fin de su mandato

Juan Carlos Barrena, Colpisa

INTERNACIONAL

ANNEGRET HILSE | REUTERS

La excanciller federal revela por primera vez detalles personales tras su abandono del poder y el fin de su larga carrera política de 30 años

19 jun 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

La excanciller federal Angela Merkel defendió la construcción del polémico gasoducto ruso-alemán Nord Stream 2, sin estrenar debido a la invasión de Ucrania, y reconoció que su influencia sobre el presidente de Rusia, Vladimir Putin, se desvaneció según se acercaba el fin de su mandato a finales del 2021. En una larga entrevista que publica este sábado la Red de Redacciones de Alemania (RND), la política conservadora revela además por primera vez detalles personales tras su abandono del poder y el fin de su larga carrera política de 30 años, 16 de ellos como jefa del gobierno germano. «Ahora soy libre», afirma aliviada Merkel, quien subraya que ese es un gran sentimiento. «Me lo merezco, porque creo que he trabajado bastante tiempo», destaca, a la vez que reconoce que al final de su etapa política «estaba ya bastante agotada», aunque no se sentía como «una piltrafa medio muerta».

«El precio es la renuncia en gran medida a la esfera privada y la disposición a todas horas. Siempre, a cualquier hora del día o de la noche, da igual si es Navidad o Año Nuevo. El cargo siempre tuvo prioridad», subraya a la hora de explicar los esfuerzos personales que conllevaba su puesto al frente del Ejecutivo alemán la también expresidenta de la Unión Cristianodemócrata (CDU). Incluso cuando falleció su madre en abril del 2019, pocos días antes de una cumbre de la Unión Europea, careció de tiempo para llorar su muerte. «Eso forma parte de la disposición a todas horas. Cuando hay consejo de la UE, hay consejo de la UE. Cuando hay sesión nocturna, hay sesión nocturna. Y si no estoy en la cama con 40 de fiebre, entonces asisto al consejo de la UE», dice Merkel, para la que esos sacrificios forman parte inseparable del trabajo de cualquier gobernante.

La excanciller defiende expresamente la construcción del gasoducto Nord Stream 2 después de que Rusia se anexionara la península de Crimea en el 2014, pensando sobre todo en la economía alemana. «No creí en cambios mediante el comercio, pero sí en las relaciones a través del comercio, concretamente con la segunda potencia nuclear del mundo», destaca, a la vez que explica que consideraba defendible ese gasoducto tras las negociaciones del Acuerdo de Paz de Minsk para el este de Ucrania, aunque no fue una decisión fácil. «La tesis de entonces era que cuando Nord Stream 2 entrara en funcionamiento, Putin dejaría de suministrar gas a través de Ucrania o que incluso la atacara», comenta la excanciller, que subraya seguidamente que Occidente se ocupó de que el gas continuara fluyendo a través de Ucrania para que esta siguiera ingresando las tasas de tránsito. Putin invadió luego Ucrania el pasado 24 de febrero, pese a que por Nord Stream 2 no había circulado ni un metro cúbico de gas. «En ese sentido el gas no fue un arma», afirma Merkel.

Precios de la energía

Además asegura que ya entonces los precios de la energía eran elevados por el fomento de las renovables, el cierre de las plantas nucleares en Alemania y el comienzo del fin de la era del carbón. «La economía alemana se decidió entonces por el transporte de gas a través de gasoductos desde Rusia, porque económicamente era más barato que el gas licuado de Arabia Saudí, Catar, los Emiratos Árabes Unidos y más tarde de Estados Unidos», añade, para señalar que políticamente se trataba de decidir si en vez del gas ruso se compraba el más caro y ecológicamente más polémico gas licuado «contra el deseo de la industria, contra la fortaleza industrial de Alemania». También la falta de terminales marítimas en Alemania para recibir gas licuado se debe al desinterés de las empresas germanas debido a su alto precio.

En cuanto a su influencia personal sobre el jefe del Kremlin, la excanciller federal admite que esta se redujo apreciablemente al fin de su mandato. «Estaba claro que ya no iba a estar mucho más en el cargo y tuve que comprobar que varios intentos (de influir en él) durante el año pasado ya no tuvieron efecto alguno», comenta Merkel, quien no descarta que Putin esperara a su retirada de la política activa para iniciar su ofensiva bélica. «Mi marcha ha podido ser una aportación, al igual que las elecciones en Francia, la retirada de las tropas de Afganistán y el parón en la aplicación del Acuerdo de Minsk», señala la política conservadora. «Por otro lado, no conseguí tampoco crear, junto al Formato de Normandía, un formato suplementario de diálogo ruso-europeo para un orden de seguridad europeo», admite Merkel, quien preguntada si está dispuesta a mediar personalmente en el conflicto entre Moscú y Kiev afirma tajantemente que «esa cuestión no se plantea ahora».

Época más estresante

Volviendo a sus experiencias personales, Angela Merkel revela que la época más estresante de su mandato fue la crisis de los refugiados del 2015 y el 2016, cuando Alemania recibió a más de un millón de peticionarios de asilo que llegaron a través de la ruta de los Balcanes. «Fue un tiempo extremadamente esforzado, pero en el que interiormente me sentía fuerte», señala la excanciller, que dice que mereció la pena el debate que se abrió entonces y señala haber procedido inspirada por los valores cristianos de la CDU y la Constitución germana: «Mi actuación en el 2015 se basó desde mi punto de vista en la C de mi partido y el artículo uno de la ley fundamental». Para Merkel se trata sin duda de «la fase más emocional de todo mi mandato como canciller». Pese a las críticas recibidas entonces desde algunos sectores de la sociedad y de su propio partido, descarta que se trate «para nada del punto más bajo (de su mandato). Me ha afectado mucho más algún que otro conflicto por el coronavirus».

Preguntada por sus planes ahora que dispone de tiempo su antojo, la política germano oriental explica que quiere conocer y recorrer la parte occidental de Alemania. «Rara vez he estado en los viejos Estados federados sin tener que cumplir un compromiso. No he visitado lugares como la Loreley, los meandros del Mosela, ni he estado sola en las catedrales de Tréveris y Speyer», comenta, a la vez que reconoce que en esta nueva etapa de su vida podrá hacer muchas cosas que la gente normal hace y ella no podía por su cargo. «Ahora accedo a esa parte de mi vida que hasta ahora me estaba vedada. Como persona», señala Angela Merkel, quien considera un gran honor haber ejercido como política durante tres décadas y destaca que escribirá junto a su secretaria personal, Beate Baumann, un libro en el que abordará su infancia y juventud en la extinta República Democrática Alemana.