Adiós al pelo negro de tinte en las escuelas

María Puerto PEKÍN

INTERNACIONAL

FRANCK ROBICHON | EFE

Los colegios públicos de Tokio dejan de exigir que el cabello sea oscuro y con cortes escalados y permiten a los alumnos la ropa interior de color

30 may 2022 . Actualizado a las 08:48 h.

La imagen estrictamente uniformada de los escolares japoneses puede empezar a relajarse con cambios históricos en las severas normas que aplican los colegios sobre el aspecto que deben tener sus alumnos.

El departamento de educación de la capital japonesa ha aprobado la abolición en las escuelas públicas de arcaicos y polémicos códigos de vestimenta. En los centros educativos de secundaria se eliminan cinco reglas que han estado ampliamente criticadas por obsoletas.

Ya no será obligatorio que todos los alumnos lleven el cabello de color negro, el que se considera natural en los japoneses, pero que discrimina el tono natural de alumnos mestizos o de otras etnias.

Se suspende la prohibición de los peinados en dos bloques, es decir, largos en la parte superior y cortos en los lados o en la parte posterior, que hace furor entre muchos adolescentes.

Desaparecen las normas sobre el tipo de ropa interior que hay que llevar. Aunque pueda parecer algo extraño, el interés de los centros educativos en controlar la ropa interior de los escolares, en Japón es una tradición. Las escuelas establecían su propia reglamentación sobre el color en un afán de normalizar a los alumnos, que además visten uniforme. Los colores permitidos se habían limitado a los básicos blancos, negros, azul marino o gris, y en muchas ocasiones se especificaba que fuesen prendas de algodón.

Otra de las reglas que pasa a la historia, y que era criticada por su ambigüedad, es la que permitía a los maestros guiar a sus alumnos para que mantuvieran unas pautas de comportamiento «típico de los estudiantes de secundaria». También se eliminan las expulsiones del colegio y el castigo con una especie de arresto domiciliario.

La norma entró en vigor el 1 de abril, fecha en que dio inicio oficialmente el curso académico en Japón.

Que en el 2022 se estén reformando regulaciones que los usos sociales han superado, y que incluso atentan contra el respeto a la diversidad de los alumnos, muestra las dificultades que tiene la sociedad japonesa para adaptarse a los cambios. El camino ha sido largo. Ya en el 2017 se generó un debate nacional por la denuncia presentada por una alumna de secundaria en la prefectura de Osaka. La estudiante demandó al colegio por obligarla a teñirse de negro su cabello castaño natural. Alegó que la coloración frecuente le había dañado el cabello y le había causado angustia mental. Tras un largo periplo judicial, ganó el proceso y fue indemnizada con 2.535 euros por los perjuicios sufridos. Pero el tribunal no declaró ilegales las normas del colegio.

Desde entonces se ha producido un amplio debate en el mundo educativo y se ha ido avanzado en los cambios en algunas prefecturas como Gifu, en el centro del país, o Kagoshima, al sur del archipiélago.

Las reformas en la capital marcan la tendencia del futuro. La decisión se ha adoptado tras analizar una encuesta realizada entre los padres y alumnos de las 240 escuelas de secundaria públicas. Por abrumadora mayoría se declararon obsoletas las normas.

La junta educativa metropolitana de Tokio ha calificado los cambios de positivos y ha advertido que «es esencial respetar un entorno en el que los estudiantes piensen de manera proactiva y tomen sus propias decisiones».

Es un primer paso, pero puede ser el principio de una gran ruptura con la tradición. Incluso en algunas escuelas ya se estudia introducir a partir del verano que los alumnos puedan elegir el uniforme con falda o pantalón.

Los códigos de vestimenta están muy extendidos en Japón y, por ejemplo, es habitual que las empresas exijan a las mujeres llevar tacones o usar maquillaje en el trabajo.