Salvador Arroyo
El presidente Volodímir Zelenski saltó del agradecimiento al reproche en su esperada intervención telemática este lunes en el Foro de Davos. Y aunque el desarrollo argumental no es nuevo —de forma directa o sucinta, lo viene haciendo en sus discursos internacionales desde prácticamente el estallido del conflicto—, llamó la atención el tono: destiló ansiedad y resignación. Y el triunfalismo del pasado apenas si se diluyó en una frase con sentido doliente: «Ucrania está perdiendo mucho, todos los días, pero eso nos hace más fuertes», dijo.
Hoy se cumplen los 90 días de una guerra que ha consolidado a Rusia como paria internacional y en la que la unidad de Occidente se traduce en apoyo bélico a Ucrania con miles de millones en ayudas. También en una política de aislamiento hacia el invasor que está incidiendo en la recuperación económica. Pero Zelenski considera que aún se puede hacer más. Que no es suficiente. La situación es ya angustiosa. «A Ucrania le queda poco tiempo», sentenció.