Italia recuerda al juez antimafia Falcone, asesinado hace treinta años por la mafia siciliana

VALENTINA SAINI VENECIA / E. LA VOZ

INTERNACIONAL

Estado en el quedaron los vehículos del juez Falcone y sus escoltas tras un ataque devastador de la Cosa Nostra.
Estado en el quedaron los vehículos del juez Falcone y sus escoltas tras un ataque devastador de la Cosa Nostra. ANSA

La Cosa Nostra detonó una potente bomba bajo la autopista A29 al paso del coche del magistrado y de dos vehículos de escolta

22 may 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

El 23 de mayo es una fecha simbólica en Italia. Hace 30 años, la mafia siciliana, conocida como Cosa Nostra, asesinó al juez antimafia más importante de la época, Giovanni Falcone. Fue un ataque devastador: la mafia detonó una bomba muy potente, escondida en un canal de desagüe bajo la autopista A29, al paso del coche del juez y de otros dos coches de escolta. Ocurrió cerca de la ciudad de Capaci, en el oeste de Sicilia. Junto con Falcone, murieron su esposa, Francesca Morvillo (también magistrada), y tres policías.

La explosión fue tan potente que generó un cráter gigantesco y provocó unas oscilaciones tan fuertes que fueron detectadas por el Instituto Nacional de Geofísica: los técnicos pensaron que era un terremoto. En realidad fue la «masacre de Capaci», el comienzo de una guerra de la Cosa Nostra (y particularmente del poderoso y feroz clan de los Corleonesi) contra el Estado italiano: el Parlamento había aprobado —sobre todo gracias a la labor de Falcone y otros jueces, como Paolo Borsellino— leyes cada vez más duras contra la mafia.

El atentado en 1992 fue el principio de una escalada de violencia. En julio de ese mismo año, Borsellino y cinco agentes de su escolta también fueron asesinados con un coche bomba. En 1993 estallaron explosivos en Roma, Milán y Florencia. La guerra de la mafia estuvo a punto de sumir al país en el caos, y en las regiones de Lombardía y Véneto cobraban fuerza grupos políticos de derechas que abogaban por la secesión del norte de Italia.

«Para mí, aquel fue un día de auténtico terror», recuerda Libero D'Agostino, un periodista veterano originario de la región de Calabria, en el sur de Italia, pero residente en Suiza desde 1986. «El atentado me hizo pensar que estábamos llegando al límite, entre otras cosas porque antes de Falcone fueron asesinados en Sicilia varios protagonistas de la lucha contra la mafia. Después de la masacre de Capaci empecé a preguntarme hasta dónde llegaría la mafia, o mejor dicho: hasta dónde llegarían los Corleonesi. Ya parecía que podía ocurrir cualquier cosa».

Pero el Estado italiano reaccionó. En enero de 1993, Totò Riina, el líder de los Corleonesi apodado La bestia, fue detenido. «La masacre de Capaci marcó un punto de inflexión» dice D'Agostino. «No solo porque el compromiso del Estado contra el crimen organizado creció, sino porque alteró el equilibrio interno de la mafia. El clan de los Corleonesi se quedó cada vez más aislado y empezaron a aparecer los arrepentidos, es decir, los mafiosos que decidieron cooperar con la justicia». 

Las lecciones de Falcone

Hoy, la mafia siciliana aún no ha sido derrotada, pero su dominio en la isla ha terminado. «La Cosa Nostra, como otras organizaciones criminales italianas, ha cambiado. Mata mucho menos. Prefiere otros métodos, como el fraude, la extorsión o el blanqueo de dinero», explica la joven criminóloga Silvia Civitella. Y aunque Falcone haya fallecido, sus métodos y conocimientos forman parte ahora del conocimiento de todo criminólogo. «Falcone nos enseñó mucho sobre la mafia, y lo sigue haciendo» opina Civitella.

El criminólogo forense Vincenzo Musacchio, remarca: «Los italianos podrían honrar mejor su memoria respetando una de sus ideas: para vencer a la mafia bastaría con que cada uno de nosotros cumpliera simplemente con su deber».