Rusia canta victoria en Azovstal tras la rendición de los comandantes de Azov

D.M., La Voz REDACCIÓN / COLPISA

INTERNACIONAL

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mariupol ALEXANDER ERMOCHENKO

Zelenski define la zona de guerra del Dombás como «un infierno», tras la intensificación de la ofensiva en Lugansk

20 may 2022 . Actualizado a las 22:02 h.

Tras casi tres meses de resistencia —sin apenas agua, comida ni municiones desde hace días—, su labor ya ha acabado. El batallón Azov, que nada más empezar la invasión rusa se atrincheró en la planta de Azovstal, el último bastión de la defensa de Mariúpol, se rinde. El portavoz militar ruso, el general Ígor Konashénkov, anunció anoche la salida de los últimos 531 combatientes, entre ellos los comandantes de Azov, considerados «criminales de guerra» por Moscú, y a continuación el ministro de Defensa ruso, Serguéi Shoigú, anunció toma de control de la planta siderúrgica.

La cúpula militar ucraniana había dado la orden de abandonar la defensa de la planta «por difícil que fuera, para proteger la vida de los combatientes que aún permanecen en la zona, según anunció a primera hora en un mensaje de vídeo desde el complejo industrial el comandante del regimiento Azov, Denís Prokopenko.

Antes de acatar la orden, Propenko dijo que los combatientes tenían una misión en marcha, sin dar más detalles. «Mis comandantes y yo estamos en la planta Azovstal. Hay una operación, cuyos detalles no voy a revelar», dijo en otro mensaje el subcomandante Sviatoslav Kalina Palamar.

Desde el lunes, cuando comenzó la evacuación, Prokopenko, junto con otros altos mandos de Azov, como Kalina, se resistían a abandonar la acería. Según las cifras de Moscú, se han rendido 2.439 combatientes ucranianos.

Ofensiva en el Dombás

«Las fuerzas rusas han convertido la región del Dombás en un infierno, y no es una exageración», declaró ayer en una alocución televisada el presidente Volodímir Zelenski, antes de advertir de que comienza la etapa final de la guerra, que será «más dura y sangrienta». El presidente ucraniano auguraba este pesimista panorama ante la intensificación de la ofensiva del Ejército ruso en el este, con duros combates en los alrededores de Severodonetsk, el principal bastión ucraniano de Lugansk. Según el ministro de Defensa ruso, Serguéi Shoigú, «la liberación de la república popular de Lugansk está casi completada», informa Efe.

En medio de los combates, la artillería rusa castigaba Severodonetsk y la vecina Lisichansk, localidades donde solo en un día hubo una docena de muertos y decenas de heridos y sesenta viviendas resultaron dañadas. Uno de los proyectiles impactó en un escuela donde se refugiaban más de 200 personas y causó la muerte de tres de ellas. Las milicias prorrusas de Lugansk afirmaron que habían rodeado en las inmediaciones de Lisichansk a cerca de 2.000 soldados ucranianos, que tenían solo dos opciones: deponer las armas para conservar la vida o continuar la resistencia y morir.

La intensificación de los ataques en el Dombás se debe al deseo de los rusos de cumplimentar uno de sus objetivos de la ofensiva: el control total de Lugansk, donde, según los últimos datos, las fuerzas de Moscú se han hecho con el 95 % del territorio.