La iniciativa forma parte de la Brújula Estratégica de la UE, la hora de ruta hacia la soberanía defensiva y de seguridad con la que compensar «los efectos de años de gasto insuficiente» en material bélico. Las prioridades que señala Bruselas son, entre otras, reponer las reservas de material, reemplazar equipamiento que raya la obsolescencia y reforzar los sistemas defensivos aéreos y contra misiles. Para hacer uso del fondo se requerirán compras conjuntas que impliquen a, al menos, tres países.
Salvador Arroyo
De organización devaluada, considerada incluso como rancia por sus detractores, a objeto de deseo. La invasión rusa de Ucrania ha cambiado la percepción de la OTAN. Ha disparado la sensación de inseguridad. Y eso ha llevado a cambios históricos, hasta hace nada inimaginables, como que Finlandia y Suecia, entregados durante décadas a la neutralidad, pidan una adhesión rápida.
Este martes la primera ministra de Escocia, Nicola Sturgeon, también introdujo ese escenario como futurible. Como muy futurible, de hecho. Sturgeon defendió que, si el territorio consiguiera la independencia del Reino Unido, pediría formar parte no solo de la Unión Europea, también de la Alianza Atlántica. «No hay duda de que los acontecimientos de los tres últimos meses han reforzado mi idea de que esta posición es, sin duda, la adecuada, esencial», añadía.
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