Cuatro mujeres y cinco niños viajan con el Banco de Alimentos Rías Altas hasta Polonia para volver a Yitomir. La oenegé realiza la expedición desde A Coruña para recoger a 55 refugiados
19 may 2022 . Actualizado a las 12:48 h.
La mayor parte de los refugiados ucranianos que llegan a Galicia no ocultan sus ganas de volver a su país y ahora, a punto de cumplirse tres meses desde el inicio de la invasión rusa, pero con la guerra todavía en curso, algunos ya han optado por regresar. Es el caso de Svetlana Timoshchuk y sus dos hijas, Alexandra Tolstova y Tatiana Formanyuk, así como sus cinco nietos, todos procedentes de Yitomir, al oeste de Urania. Las mujeres llegaron con los pequeños a Caldas de Reis el pasado 12 de marzo de la mano de voluntarios que las transportaron en furgonetas. Ahora, acaban de hacer el viaje a la inversa.
Este lunes el grupo partió en un bus de voluntarios del Banco de Alimentos Rías Altas (Balrial), que viajan por segunda vez al país polaco para recoger refugiados. Este miércoles llegaron a Polonia y las ucranianas se quedaron en la estación de Rzeszów para coger un tren gratuito a Leópolis y otro al día siguiente hasta su ciudad. Regresan tras pasar dos meses en la provincia de Pontevedra. En concreto, Alexandra se quedó con sus dos hijas, Violetta, de siete años, y Adelina, de solo ocho meses, además de su hermano Denis, de 17, en Vilagarcía de Arousa gracias a la solidaridad de María González y su marido. Su madre, Svetlana y su hermana, Tatiana, con sus hijos, Zlatoslava, de 8 años, Danil, de tres, y Sofia, de uno, fueron derivadas a otros hogares. «Cuando empezó la guerra todos, y me refiero a la ciudadanía en general, teníamos ganas de ayudar. En nuestro caso teníamos el espacio y el tiempo necesario para hacerlo y no lo dudamos», apunta María, madre de tres hijos. «Los míos tienen 20, 19 y 6, entonces encajaron muy bien con los ucranianos. De hecho, aunque Alexandra y las niñas vuelven a su ciudad en Ucrania, Yitomir, Denis se queda con nosotros».
Porque tras convivir casi dos meses juntos, el vinculo creado entre las dos familias es ya para toda la vida. «Estuvieron con nosotros en casa mes y medio, luego se acogieron al programa de refugiados de Accem y fueron derivados a un hotel en Vigo, pero mantuvimos el contacto. Fuimos a visitarlos y ellos a nosotros. Ahora, cuando ellas comenzaron a valorar la opción de volver, él dijo que se quería quedar en Galicia», explica María, que añade que «por edad, su situación es más complicada. Está a punto de cumplir 18 por lo que, aunque en su región la cosa esté calmada, podrían llamarlo para unirse al ejército en otro punto». Para poder mantener al menor bajo su tutela, María y su marido fueron a un notario, junto a la madre de Denis, para firmar un poder: «Es un documento mediante el que la madre nos cede la tutela y nosotros nos comprometemos a asumirla y a hacernos cargo de Denis. Pasa de ser acogida a una especie de adopción», señala María.