Scotland Yard había impuesto en la primera tanda de sanciones una al primer ministro, Boris Johnson, a su esposa, Carrie Johnson, y al titular de Economía, Rishi Sunak.
En el caso del primer ministro, Johnson había señalado anteriormente que no creyó que haber celebrado su 56 cumpleaños -en un encuentro «sorpresa» organizado por su esposa- en su oficina suponía una violación de las normas del coronavirus, aunque «aceptaba humildemente» que sí las había quebrado.