Ucrania anuncia que evacuó a todos los civiles de la planta Azovstal
08 may 2022 . Actualizado a las 18:22 h.En vísperas del Día de la Victoria, en la que Rusia conmemora la derrota soviética sobre la Alemania nazi, Vladimir Putin está lejos de ganar la guerra. Un buen ejemplo es que las tropas rusas retroceden en el frente nordeste ante el empuje de la contraofensiva lanzada por el Ejército de Ucrania entre las ciudades de Járkov e Izium.
«La contraofensiva ucraniana a lo largo de un amplio arco al norte y al este de la ciudad de Járkov ha ganado terreno», constata el Instituto para el Estudio de la Guerra (ISW), en un análisis recogido por la agencia Efe. Esto permitiría repeler a las fuerzas rusas hasta una distancia que ponga a salvo a Járkov, la segunda ciudad más grande de Ucrania, de la artillería enemiga. Además, el contraataque busca frenar el avance ruso hacia Sloviansk y Kramatorsk, los principales bastiones ucranianos en la región del Donetsk y que son vitales para que el invasor pueda tomar el control total del Dombás.
No obstante, la ofensiva rusa en Donetsk y Lugansk se mantiene, pero las tropas ucranianas han logrado repeler los ataques. También el Ejército ruso se apuntó un éxito, al asegurar que ha destruido un arsenal de armas procedentes de EE.UU. y la UE y haber causado unas 280 bajas en Bajmut, en Donetsk.
En medio del asedio a la planta de Azovstal, todos los civiles que se refugiaban en los sótanos de esa acería de Mariúpol han sido ya evacuados, según anunció ayer por la tarde la viceprimera ministra de Ucrania, Irina Vereshchuk. «Hoy logramos sacar a 50 mujeres, niños y ancianos de Azovstal, dijo a través de Telegram. La evacuación fue compleja y hubo «violaciones constantes» del alto el fuego por parte de los rusos, que siguen combatiendo en la acería.
En el resto del país también se percibió el pulso de la guerra: con el lanzamiento de misiles sobre Odesa, Mykolaiv y Sumy. Los analistas encuentran grandes similitudes entre la estrategia que Rusia lleva a cabo en el sur y el este de Ucrania con la que desplegó en su momento en la periferia de Kiev: constantes bombardeos aprovechando su superioridad artillera y aérea en detrimento de una ofensiva terrestre a gran escala. La táctica podría responder a un plan para aplicar una guerra de desgaste contra los militares ucranianos, bajo el convencimiento de que el apoyo internacional menguará.
Hundido el Almirante Makarov
Sea esta u otra la estrategia de Moscú, los daños sobre su maquinaria bélica no cesan. Ucrania informó el viernes que uno de sus misiles Neptuno alcanzó una fragata rusa cerca de la isla de las Serpientes. Se trata del Almirante Makarov, el buque más moderno de su clase, equipado con 32 misiles, cañones de artillería y torpedos, que era buscado por los drones ucranianos desde hace semanas. Tras el impacto, el navío se habría incendiado y, según la versión de Kiev, varios helicópteros rusos se dirigieron hasta él para evacuar a la tripulación. El Kremlin no confirmó este ataque, que sería el segundo contra la Flota del Mar Negro tras la destrucción del Moskva hace unas semanas.