Kiev lima asperezas con Berlín e invita a Steinmeier y a Scholz a visitar el país

alejandra v. lorenzo BERLÍN / E. LA VOZ

INTERNACIONAL

Scholz y Zelenski, el pasado 14 de febrero en Kiev, diez días antes del inicio de la invasión rusa de Ucrania
Scholz y Zelenski, el pasado 14 de febrero en Kiev, diez días antes del inicio de la invasión rusa de Ucrania VALENTYN OGIRENKO | REUTERS

Zelenski telefoneó al presidente alemán este jueves tras rechazar recibirlo en abril

05 may 2022 . Actualizado a las 21:07 h.

Que Alemania y Ucrania quieran dejar atrás resentimientos por la invitación anulada del presidente federal Frank-Walter Steinmeier es un hecho. Prueba de ello es el telefonazo del mandatario ucraniano Volodímir Zelenski al presidente federal este jueves, en un acercamiento de posturas en el que acordaron «permanecer en estrecho contacto».

Los presidentes aclararon «disensos del pasado» en unos 45 minutos de llamada en tono amistoso en los que Zelenski aprovechó para invitar al presidente, al canciller y a todo el Gobierno federal a visitar Ucrania, según la Oficina Presidencial en Berlín. Steinmeier expresó al ucraniano su «solidaridad, respeto y apoyo a la valiente lucha del pueblo ucraniano contra el agresor ruso» en una conversación que ambos presidentes calificaron como «muy importante» y «muy buena».

El rechazo de Ucrania a la visita de Steinmeier a Kiev a mediados de abril sumó fricciones a un momento de conflicto internacional ya de por sí tenso. El presidente federal tenía intención de visitar la capital ucraniana junto a los presidentes de Polonia y de los tres países bálticos, pero en el último momento se le hizo saber que no era bienvenido. Ante tal desaire, el canciller Olaf Scholz hizo pública su postura en una entrevista con el canal televisivo público alemán ZDF en la que dijo que veía el gesto con Steinmeier como un obstáculo para su propio viaje a Ucrania.

Además, Scholz recordó la ayuda tanto financiera como militar que Alemania proporcionaba al país invadido, una situación en la que simplemente «no se podía» rechazar la visita de un miembro del Gobierno alemán. Así el canciller pretendía abrir un posible diálogo, quizá de forma demasiado sutil, con los homólogos ucranianos, algo que a priori pasó desapercibido para ellos.

En aquel momento, el canciller aprobaba el viaje del líder de la oposición democristiana, Friedrich Merz, que inició el acercamiento con éxito en una primera visita el martes a Kiev, que alimentó el debate sobre un inminente viaje del canciller al país.

Había que deshacer el conflicto diplomático y Scholz aprovechó una reunión con los ministros de Economía y Finanzas en Meseberg el miércoles para hacerlo. «Puedo decir por los tres que es un problema para el Gobierno y el pueblo alemán que se haya pedido al presidente federal que no vaya», sostuvo alto y claro. Una premisa que el presidente ucraniano no dudó en aceptar con su llamada a Steinmeier.

La conversación telefónica ha puesto fin así a una semana de presión mediática sobre el canciller socialdemócrata ante el desplante al presidente de Alemania, que le ha obligado a expresar y mantener sus reticencias a visitar el país invadido. Lo que sí está previsto ya es que lo haga próximamente, aunque no se ha concretado una fecha, la ministra de Exteriores, Annalena Baerbock, de los Verdes.

El jueves, la presidenta del Parlamento federal, Bärbel Bas, anunció su viaje a Kiev el domingo por invitación de su homólogo ucraniano, Ruslan Stefantschuk. La ocasión oficial es la conmemoración en Ucrania del final de la Segunda Guerra Mundial en Europa, el 8 de mayo.