Macron busca relevo para Castex, un primer ministro que nunca ha hecho sombra al presidente

Asunción Serena PARÍS / E. LA VOZ

INTERNACIONAL

El primer ministro de Francia, Jean Castex, a su salida de una reunión en el palacio del Elíseo, el pasado marzo
El primer ministro de Francia, Jean Castex, a su salida de una reunión en el palacio del Elíseo, el pasado marzo SARAH MEYSSONNIER | REUTERS

Algunos analistas apuntan a Elisabeth Borne, actual ministra de Trabajo

28 abr 2022 . Actualizado a las 08:44 h.

Emmanuel Macron preside este jueves el primer Consejo de Ministros tras su reelección. A la cabeza del Ejecutivo sigue Jean Castex, que deberá presentar su dimisión en los próximos días.

El jefe del Estado busca ahora a un sustituto. Este miércoles dio algunas pistas sobre cómo será la mujer o el hombre que reemplace a Castex al frente del Gabinete: «Será alguien cercano a los temas sociales, medioambientales y a la productividad».

Por su parte, Jean Castex ha cumplido con su principal misión, la lucha contra la epidemia de covid-19. La gestión de la crisis en Francia ha sido elogiada en el exterior. A él le ha tocado aplicar la frase presidencial de «cueste lo que cueste», que ha pulverizado las normas de disciplina presupuestaria inscritas en los tratados europeos, pero que ha permitido al país atravesar la tormenta.

A mitad del mandato presidencial, Castex sucedió a Edouard Philippe, cuya popularidad creciente se había convertido en una amenaza para Emmanuel Macron. De hecho se vería bien a Philippe en el palacio del Elíseo tras el segundo y último mandato de Macron.

Castex llegó al palacio de Matignon, sede de la jefatura de Gobierno, sabiendo que no podía hacer sombra al presidente de la República, y que debía curar las heridas abiertas por las decisiones tomadas por Philippe de limitar a 80 km/h la velocidad en las carreteras departamentales y nacionales, y aumentar los impuestos sobre el diésel que llevaron a los llamados chalecos amarillos a la calle.

Alcalde de Prades

La acción del antiguo alcalde de Prades (un pueblo de 6.000 habitantes de los Pirineos Orientales), y su inconfundible acento del sur, así como su proximidad con Nicolas Sarkozy, que le ha dado las claves de cómo gestionar la derecha francesa, han contribuido a que el primer quinquenio de Macron termine de una forma menos convulsa.

Los franceses se habían acostumbrado a verle cada semana en la rueda de prensa para hacer el balance de la epidemia y anunciar nuevas restricciones u obligaciones, pero su presencia mediática se ha ido haciendo más discreta conforme retrocedía el covid-19, sin llegar nunca a hacer sombra a Macron.

A los que se aventuran a decir que el sustituto de Jean Castex será un jefe de Gobierno procedente de la izquierda, para contrarrestar la inclinación a la derecha de su anterior presidencia, con dos primeros ministros procedentes del partido conservador Los Republicanos, Edouard Philippe y el propio Castex, Macron responde que él cree «en la superación» de esos temas porque «el color político no lo dice todo, Jean Castex procedía de la derecha y ha llevado a cabo una de las políticas más sociales de las últimas décadas, porque también es un hombre de corazón y tiene una fibra social».

Macron pronunció estas palabras en su primer acto público tras las elecciones del pasado domingo. Estuvo deambulando durante hora y media por el mercado de Cergy, una localidad de la región parisina, dándose un baño de multitudes, aunque el equipo de seguridad no pudo evitar que tiraran unos tomates al presidente de la República.

Un nuevo perfil

El perfil del nuevo primer ministro deberá responder al objetivo de «que todo el mundo trabaje junto» para aportar respuestas a las crisis vividas y enfrentarse a los retos por venir. Deberá gestionar una de las principales promesas de campaña de Emmanuel Macron, la reforma de las pensiones, lo que precisará de alguien que conozca a los distintos actores sociales con los que deberá negociar para llevar a cabo la reforma. Y deberá tener interés por las cuestiones medioambientales, que es la gran promesa que ha hecho Macron a los electores de izquierdas antes de la segunda vuelta de las presidenciales.

El nombre de Elisabeth Borne, actual ministra de Trabajo, está en boca de numerosos comentaristas, pero son los mismos que se apresuran a decir que cuando un nombre circula en exceso equivale a quemarlo antes de ser nominado.