En su opinión, el único plan viable es bloquear todas las salidas de la planta y «después de ello recurrir a las tropas especializadas en guerra química, que hallarán el modo de expulsar a los topos de sus guaridas».
Basurin no hizo alusión al más de millar de civiles, que, según las autoridades ucranianas, se han resguardado de los bombardeos rusos en Azovstal.
De Hitler a Putin
La planta metalúrgica no es la primera vez que sufre los estragos de una guerra: entre 12 septiembre y el 8 de octubre de 1941, ante el avance de las tropas hitlerianas, los principales equipos de Azovstal y su personal fueron evacuados a los Urales en 600 vagones de ferrocarril.
Durante la ocupación alemana Azovstal pasó a llamarse Fábrica Nº 1 de Azov y fue traspasada al consorcio Krupp. En septiembre de 1943, en plena contraofensiva soviética, antes de abandonar Mariúpol las tropas de la Wehrmacht volaron las principales instalaciones de la planta metalúrgica. Casi dos años después, en julio de 1945, a punto de concluir la Segunda Guerra Mundial, fue puesto en funcionamiento el alto horno Nº 3, hito que marcó el renacimiento de Azovstal.
Privatización
Tras la desaparición de la Unión Soviética, en 1991, la planta pasó a ser propiedad del Estado ucraniano, cuyo Gobierno cinco años después la incluyó en su programa de privatizaciones. En el 2006 Azovstal pasó a formar parte del grupo Metinvest, controlado por Rinat Ajmétov, el hombre más rico de Ucrania, con una fortuna estimada en 7.600 millones de dólares por la revista Forbes.
La planta, antes de la destrucción sufrida por la «operación militar especial» en Ucrania ordenada por el presidente ruso, Vladimir Putin, tenía una capacidad productiva anual de 5,7 millones de toneladas de hierro fundido, 5,3 millones de toneladas de acero de convertidor y 4,7 millones de acero laminado. Azovstal era la principal productora ucraniana de láminas de acero de entre 6 y 200 milímetros de grosor y de entre 1,5 y 3,3 metros de ancho para la construcción naval y de tuberías de gran diámetro para gasoductos y oleoductos.
Moscú envía a Kiev una oferta de diálogo y exige la aceptación de sus propuestas
En medio de la ofensiva para controlar la región del Dombás, Moscú informó ayer que el pasado día 15 entregó a Kiev «un nuevo borrador» para conseguir un eventual acuerdo de paz y estaba a la espera de la respuesta ucraniana. «La pelota está en su campo», dijo el Kremlin.
Que la propuesta se difunda en plena ofensiva rusa no da tregua al pesimismo, y sobre todo después de que Rusia vinculara el éxito del diálogo con Ucrania a su aceptación de las exigencias rusas, según declaró el ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, en una conversación telefónica con su homólogo turco, Mevlüt Cavusoglu. «Respecto a las perspectivas del proceso de negociaciones ruso-ucraniano se confirmó la posición invariable rusa: los resultados de las conversaciones dependerán totalmente de la disposición de Kiev de tomar en cuenta nuestras legítimas exigencias», afirmó Lavrov.
De todas formas, Volodímir Zelenski se mostró dispuesto a dialogar «hasta el final de la guerra» con la Federación Rusa y Vladimir Putin.
Entretanto, el secretario general de la ONU, António Guterres, ha pedido ser recibido en Moscú por Putin y en Kiev por Zelenski, en una carta donde les recuerda que tanto Rusia como Ucrania son miembros fundadores de la ONU. Israel confirmó su disposición a albergar una posible reunión entre los presidentes ruso y ucraniano, según declaró su embajador en Moscú, Alexánder Ben Zvi, en una entrevista a la agencia rusa Tass.
Relevo militar
El fracaso de la ofensiva de Moscú para conquistar Kiev ya se ha cobrado su primera pieza en el mando militar ruso. Putin relevó al general Serguéi Chubarikin como comandante de la 76.ª División Aerotransportada de Asalto, que combatió durante la «operación militar especial» en el norte de Kiev. Su sucesor es el coronel Denís Shimov, que comandaba hasta ahora la 11 Brigada Aerotransportada con sede en Siberia y que fue condecorado como héroe de Rusia por la actual campaña militar por su papel en la toma de la región de Jersón. El coronel resultó herido en la cabeza durante la defensa de la orilla del río Dniéper, pero siguió comandando su brigada.
La Voz
Rusia realizó este miércoles un ensayo con el misil balístico intercontinental Sarmat, que fue lanzado desde el cosmódromo de Plesetsk y alcanzó su destino a 6.000 kilómetros de distancia en el polígono de Kurá, en la península de Kamchatka. El lanzamiento fue transmitido por la televisión pública y presidido por Vladimir Putin, quien en su intervención aprovechó para lanzar una advertencia a los que «intentan amenazar» a su país.
Según dijo Putin, el Sarmat «garantiza de manera fiable la seguridad de Rusia de las amenazas externas y hará que se lo piensen dos veces aquellos que en la desenfrenada vorágine de la retórica agresiva intenten amenazar a nuestro país», en alusión a la guerra en Ucrania y a las sanciones aplicadas por Occidente desde el inicio del conflicto.
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