«No creo que exista nada igual en el mundo», afirma al hacer recuento de las decenas de nuevos jóvenes que se han unido al batallón Revancha y a tantos otros en las últimas semanas. Desde que empezó la guerra, adiestra a estos chicos que jamás habían agarrado un arma para enviarlos al frente en cuestión de semanas, algo que puede resultar «aterrador» para algunos, según asegura.
Es consciente de que muchos de sus discípulos pueden perder la vida en esta cruenta guerra a causa de la poca formación que reciben, pero asegura que «esta gente está comprometida y tiene pasión. Y eso es lo más importante, porque no tenemos mucho tiempo», sentencia.