La guerra en Ucrania elevará la inflación mundial hasta casi el 7 %
INTERNACIONAL

La OCDE urge a los Gobiernos a extender ayudas directas para compensar la subida de los precios de la energía
17 mar 2022 . Actualizado a las 15:12 h.La guerra en Ucrania podría llegar a restar un 1 % al producto interior bruto (PIB) mundial este año, a pesar del relativo tamaño de las economías en conflicto. Es la previsión que ha hecho este jueves la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), que ha puesto el foco en la preocupante escalada de los precios. La inflación, sostiene el organismo, subirá 2,5 puntos más, hasta situarse en el 6,7 %, según informa Europa Press.
La situación es más preocupante para la eurozona. Los expertos anticipan que la guerra en Ucrania se llevará por delante 1,4 puntos porcentuales de crecimiento. El PIB apenas avanzará en su conjunto un 2,9 %, si bien los precios moderarán su subida hasta el 5 %, dos puntos porcentuales más. ¿A qué se debe este impulso de la inflación? «Esto refleja mayores aumentos del precio del gas en Europa que en otras partes del mundo y la relativa fortaleza de los vínculos comerciales y energéticos con Rusia antes del conflicto», explica la OCDE.
La organización espera que en las economías avanzadas de la región Asia-Pacífico y América, cuyos vínculos comerciales y de inversión con Rusia son más débiles, el impacto directo sea más moderado, aunque anticipa que el crecimiento aún se verá afectado indirectamente por una demanda mundial más débil y el efecto de los precios más altos sobre la renta de los hogares.
En el caso de Estados Unido (EE.UU.), las previsiones de la OCDE anticipan un freno de ocho décimas al crecimiento del PIB en 2022 y una aceleración de 1,5 puntos de las presiones inflacionistas.
Profunda recesión en Rusia
Bajo el supuesto de que las perturbaciones en los mercados financieros y en el mercado de materias primas persistan durante todo el año, las previsiones de la OCDE contemplan una «profunda recesión» en Rusia, con una caída del PIB de más del 10 %, similar a la pérdida de riqueza que sufrió España con la pandemia, y un aumento de la inflación de hasta 15 puntos porcentuales.
«Justo cuando la economía mundial parecía estar emergiendo de dos años de la crisis del covid-19, ha estallado una guerra brutal y devastadora en Europa», ha señalado la economista jefe y secretaria general adjunta de la OCDE, Laurence Boone. En su análisis, la OCDE reconoce que la guerra complica la labor de las autoridades políticas y monetarias, pero considera que los pasos hacia la normalización de la política monetaria deberían continuar en las economías avanzadas, aunque subraya que deberá desarrollarse a un ritmo diferenciado y con frecuentes reevaluaciones a medida que evoluciona el conflicto.
Ayudas directas
La OCDE también se ha pronunciado sobre la conveniencia de extender ayudas a las familias y las empresas más expuestas a la subida de los precios energéticos, tanto en la electricidad como gas y carburantes. Considera necesario introducir medidas para amortiguar el impacto sobre los consumidores y la actividad de las fábricas. ¿De qué forma? Desplegando ayudas directas a los usuarios más vulnerables. Rechaza bajar impuestos, porque también se beneficiarían las rentas más altas, o fijar precios máximos, porque podría provocar distorsiones en el mercado. No obstante, defiende que esas ayudas directas deberían tener carácter temporal y financiarse en algunos países, como los europeos, a través de los beneficios extraordinarios que perciben las energéticas al vender energía renovable a precio de gas (mucho más caro).
A pesar de las reticencias de la Comisión Europea y de algunos países a tocar el funcionamiento del mercado eléctrico, la OCDE apunta que algunas medidas regulatorias, como mejorar el diseño del mercado, podrían mejorar la seguridad energética y la competitividad. Las autoridades comunitarias se resisten a, como demanda España o Francia, desacoplar el gas del sistema de fijación de precios. Una medida que podría impedir que el gas contagie su subida al resto de tecnologías. «Debemos mantener la cabeza fría. Necesitamos medidas sensatas tanto a corto como a largo plazo», ha defendido el secretario general de la OCDE, Mathias Cormann.
En su análisis, la organización recuerda que las economías avanzadas siguen dependiendo en exceso de los combustibles fósiles, en los que no se ha invertido en los últimos años, lo que ha conducido a un escenario de altos precios y también escasez. Para reducir esa dependencia, la OCDE propone conceder incentivos a la inversión en energía limpia y mejorar las interconexiones entre redes eléctricas en Europa, donde España aún es una isla energética por la falta de interés de las autoridades europeas y Francia en reforzar el gasoducto MidCat.
«Tomará algunos años compensar por completo esta dependencia y construir la seguridad energética en Europa, pero la acción debe comenzar ahora», ha subrayado Cormann.