Putin asfixia a Europa con la energía

f. fernández REDACCIÓN / LA VOZ

INTERNACIONAL

Vehículos en Kramatorsk, situado en el óblast de Donetsk, en la región de Donbass, acuden a una gasolinera, en Kramatorsk (Ucrania).
Vehículos en Kramatorsk, situado en el óblast de Donetsk, en la región de Donbass, acuden a una gasolinera, en Kramatorsk (Ucrania). Diego Herrera | Europa Press

En una semana de guerra, el gas ha duplicado su precio y la electricidad ha subido un 42 %

04 mar 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Los consumidores no dan crédito. Cada día que pasa es peor que el anterior. Todo está más caro que nunca. Especialmente, la luz y los carburantes. Rusia machaca literalmente a los ucranianos, pero castiga al resto de Europa con su arma más poderosa: la energía. La guerra, que estalló hace una semana, está abriendo un agujero en los presupuestos de las familias y de las empresas, y los Gobiernos se preparan para que la ansiada recuperación económica salte por los aires como una bomba.

Lo peor, que la crisis no tiene visos de esfumarse. Y eso que las sanciones impuestas por la Comisión Europea al Gobierno de Putin todavía no han tocado los productos energéticos. ¿Por qué? Porque los necesita para sobrevivir: el 40 % del gas que importa tiene sello ruso, así como el 30 % del petróleo. En el caso de España, esos porcentajes se reducen de forma ostensible: 8 % y 4 %, pero el país no puede zafarse de la tiranía que imponen las cotizaciones de esos productos a nivel internacional, disparadas por la incertidumbre sobre el suministro de esas materias primas.

Carburantes y petróleo

Los carburantes llevaban semanas encadenando máximos históricos. Y la invasión rusa de Ucrania ha empeorado la situación. En España, el litro de gasolina se vende ya a un precio medio de 1,608 euros, mientras que el gasoil está a 1,496. Y subiendo. Como las cotizaciones internacionales del petróleo, que baten marcas en años día tras día. El barril de brent, el de referencia en Europa, superó ayer los 119 dólares por primera vez desde el 2013. La cotización de la materia prima no atiende a razones y menos desde que los países productores, organizados en torno a la OPEP+ (que incluye a Rusia), decidieran el miércoles no cambiar sus planes, con guerra o sin guerra, y mantener el incremento gradual previsto de su producción a partir del mes que viene. El grupo volvió a desoír las peticiones de Estados Unidos y de otras naciones agrupadas en la Agencia Internacional de la Energía (AIE) para aumentar ya las inyecciones de crudo en el mercado y así enfriar los precios.

El economista Emilio González, de la Universidad de Comillas Icade, considera que, si los países productores de petróleo hubieran cedido a las presiones internacionales, Rusia habría interpretado el gesto como una declaración de guerra económica, un enfrentamiento con el Kremlin que los países árabes quieren evitar a toda costa.

En opinión de González, el que tiene que poner en marcha su enorme capacidad de producción e inundar el mercado con crudo es Estados Unidos.

Gas y electricidad

El precio del gas natural negociado en el mercado holandés TTF para entrega en abril escaló ayer hasta los 195 euros por megavatio hora, su máximo histórico, aunque luego volvió por sus fueros hasta los 160. Tras la invasión de Ucrania, la materia prima ha duplicado su precio. Y, ya saben, si el gas se encarece, también lo hace la electricidad, pues en el mercado mayorista donde se negocia cada día el coste del megavatio hora producido es la tecnología más cara (la del gas, que utilizan las centrales de ciclo combinado) la que marca el precio que cobrarán todas las demás. Pues esa cotización se ha incrementado un 42 % en la última semana: el megavatio hora cuesta hoy 340 (el cuarto mayor registro diario), frente a los 240 del viernes de la semana pasada (el día siguiente al inicio de los ataques rusos contra Ucrania). Ese mercado mayorista es la referencia que se utiliza para fijar los precios eléctricos minoristas.

Según cálculos realizados por la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), la guerra traerá un sobrecoste en las facturas de gas y luz de entre 79 y 222 euros mensuales. Esto supone un incremento del 41 % en el escenario más positivo (con los precios de las materias primas en los niveles actuales) y del 109 % en el más negativo (con máximos históricos).

El Gobierno de Pedro Sánchez ha desplegado toda la artillería económica para intentar abaratar la factura eléctrica. Hasta el momento, 7.000 millones de euros, según consta en un documento oficial de la Comisión Europea. Ese dinero se ha empleado en rebajas fiscales directas en el recibo: básicamente, del IVA, que ha pasado del 21 al 11 %; y del impuesto especial de electricidad: del 5,11 ha pasado al 0,5 %. Pero la ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, reconoció hace unos días que esto es insuficiente y prepara una nueva tacada de medidas. La más probable, una nueva reducción de costes que penalizan la factura de la luz, que el Gobierno sufragará con 3.000 millones de euros que las renovables renuncian a cobrar este año por la venta de electricidad. Son instalaciones que tienen garantizada una rentabilidad del 7 % durante períodos regulatorios de seis años que se revisan cada tres. Durante ese tiempo, las plantas cobran la electricidad al precio de mercado y cuando toca revisar la retribución o devuelven lo cobrado de más o son compensadas hasta alcanzar ese 7 %.