El tanque soviético que alumbró la Guerra Fría

Manuel Arroyo Alves
M. Arroyo FERROL / LA VOZ

INTERNACIONAL

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Los T-72 engrosan el arsenal ruso y se exportaron a decenas de países por sus capacidades bélicas

26 feb 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Al T-72 se le puede aplicar el «ya no se hacen cosas como las de antes». El carro de combate ruso convive con sus nietos, tanques de tercera generación como el T-90 al que se le han ido acoplando paquetes de mejora a lo largo de los años, pero con la esencia del tanque soviético ideado a principios de la década de los 70 ante la necesidad de un modelo capaz de sonrojar a las unidades de la OTAN. En el pulso de la Guerra Fría, el T-72 vino a relevar a su antecesor, el T-64. Y ahora resiste a la jubilación. Se considera el tanque más numeroso y ha sido utilizado en decenas de países en diferentes latitudes, como Argelia, Kenia, Sudán, Venezuela, Armenia, Birmania, India, Kazajistán, Bulgaria, Hungría, República Checa, Polonia, Irán, Irak y Siria. Rusia los cuenta por miles y la estimación es que dispone de unos 2.000 activos y, al menos, otro tanto en reserva. En total, se fabricaron más de 20.000 T-72 solo en la Rusia soviética; una de las producciones más extensas de la antigua URSS. La eficacia del carro soviético lo llevó a los conflictos de Afganistán, Irak, Sri Lanka, la primera guerra del golfo pérsico, la guerra civil de Sierra Leona, la de los Balcanes, Chechenia, o la guerra de Siria. Su carrusel de variantes hasta llegar a los T-72B2 Rogatka y T-72B3, los más evolucionados con el distintivo de «72», lo ha convertido en uno de los tanques más numerosos del mundo en la actualidad.