Lágrimas al encender la televisión y ver Ucrania devastada: «Por suerte, mi madre llegó hace dos meses, pero solo puede estar tres»

María Guntín
María Guntín LUGO / LA VOZ

INTERNACIONAL

Oksana, una ucraniana que vive en Lugo, en el bar que regenta y escuchando las noticias de la guerra
Oksana, una ucraniana que vive en Lugo, en el bar que regenta y escuchando las noticias de la guerra Carlos Castro

Una ucraniana que vive en la ciudad de Lugo espera solventar la situación de su madre para que pueda quedarse en España y no tenga que regresar a un país en guerra

25 feb 2022 . Actualizado a las 18:44 h.

A Oksana Bobytchak le caen las lágrimas al encender la televisión. Ella, que viajó de Ucrania a España en 2008 y decidió asentarse en Lugo, vive con angustia una guerra que siente como suya, después de que el presidente Vladimir Putin anunciase una ofensiva por tierra, mar y aire. «Mi suegra está allí, pero dice que no quiere abandonar su hogar porque es todo lo que conoce... pensamiento de gente mayor», explica.

Sin embargo y por fortuna, la madre de Oksana llegó a la ciudad amurallada hace dos meses, pero le quedan apenas 30 días de permiso de residencia: «El día 2 de marzo tenemos cita en extranjería. Es la primera vez que Raisa [su madre] sale de Ucrania, y aunque está muy arraigada a sus raíces, no pienso permitir que vuelva a un país en guerra», añade esta ucraniana, que tiene miedo de que deporten a su madre.

Las noticias de la guerra en Ucrania llegaron al hogar de Oksana el jueves de madrugada, poco después de que estallasen las primeras bombas. Explica que su madre la avisó cuando aún no había salido el sol: «Ella se levanta a deshoras. La escuché, estaba hablando por teléfono. Entonces oí la palabra guerra en ucraniano, y me di cuenta de lo que pasaba. Ella empezó a llorar, yo también. Nos sentamos en el salón y pusimos las noticias», dice la ucraniana con los ojos empañados por las lágrimas. 

Nadie imagina jamás que su país pueda entrar en guerra. Las devastadoras imágenes que dejan los primeros días de la ofensiva lanzada por Putin encajan como balas en la vida de Oksana y Raisa: «Nunca lo habíamos imaginado», dicen al unísono. La familia paterna de la ucraniana que se asentó hace más de una década en Lugo todavía está en Leópolis, a la espera de cómo se sucedan los próximos acontecimientos.

La historia de una ucraniana en Lugo

Oksana Bobytchak nació en Skidnytsya, un pequeño pueblo situado a 2 horas de Leópolis, la sexta ciudad más poblada de Ucrania y cerca de su frontera con Polonia y Eslovaquia. Después de varios años trabajando en un bar de la ciudad de Lugo, ahora ella es la propietaria, como bien explica con una sonrisa en la cara.

Pero aunque las cosas marchan bien, el dolor traspasa fronteras y llega en forma de lanza desde periódicos, radios y televisiones: «Da igual si me desconecto, la guerra está en todos los sitios», añade. En los ojos de Oksana se refleja la impotencia de estar lejos de su país, y de no poder hacer nada.

La última vez que estuvo en Ucrania fue en 2019, poco antes de que estallase la pandemia de coronavirus: «Por aquel entonces sabíamos que las cosas estaban candentes desde el 2014, pero no imaginábamos que el conflicto pudiese alcanzar la violencia que estamos viendo ahora», dice en referencia a las protestas que empezaron en 2013, y que trataban de derrocar al entonces presidente Víktor Yanukóvich, aliado ruso. Poco después, Donetsk y Lugansk se autroplocamaron independientes de Ucrania y el conflicto de Donbás, entre tropas ucranianas y rusas, se ha mantenido vivo hasta desembocar en esta gran guerra.