La solución diplomática que reivindica Pekín se ha topado con la determinación de Moscú.
En el 2014, cuando Rusia invadió Crimea, el Gobierno de Xi Jinping optó por no ponerse de perfil al no reconocer la anexión. Pero le dio una valiosa ayuda a Putin al incrementar la compra de gas. Ahora las relaciones entre China y Moscú se han fortalecido. El dirigente ruso fue el invitado de honor en la inauguración de los Juegos Olímpicos de Invierno y durante su visita los dos países firmaron una declaración conjunta en defensa de un nuevo orden mundial, junto a numerosos acuerdos comerciales.
Ante las sanciones de la comunidad internacional, el gigante asiático se puede convertir en un salvavidas. Los acuerdos incluyen un importante aumento de la compra de gas y carbón. Ayer mismo Pekín anunció que levantaba todas las restricciones a la importación de trigo ruso.