La muerte de menores recrudece el drama migratorio venezolano

pedro garcía otero CARACAS / CORRESPONSAL

INTERNACIONAL

Migrantes venezolanos en una caravana a su paso por Huixtia (México)
Migrantes venezolanos en una caravana a su paso por Huixtia (México) JOSE LUIS GONZALEZ | Reuters

Una bebé fallecida por tiros de la Guardia Costera de Trinidad es la última víctima

08 feb 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

La muerte de una bebé de apenas un año por disparos de la Guardia Costera de Trinidad contra una embarcación que intentaba alcanzar la isla desde la costa sudamericana ha reavivado el debate sobre las tribulaciones que pasan los venezolanos que intentan desesperadamente escapar del país.

El Gobierno de Nicolás Maduro no ha reaccionado tras estos hechos, en los que Trinidad reconoció haber disparado a una embarcación de migrantes, matando a la niña e hiriendo gravemente a su madre. El primer ministro trinitario, Keith Rowley, se puso en contacto con la vicepresidenta venezolana, Delcy Rodríguez, a la que expresó sus condolencias, según una nota oficial del Gobierno trinitario en la que se habla de «disparos de advertencia», efectuados a una nave desarmada.

Rowley es un aliado de Maduro, y pese a las críticas contra el régimen, se reunió (en principio, en secreto) con Rodríguez en abril del 2020, y posteriormente, a finales del mismo año, visitó a Maduro en Caracas.

Desde el 2018, más de 150 personas han muerto intentando cruzar de Güiria, en el extremo oriental de Venezuela, hacia la isla de Trinidad, un cruce que en otras épocas de Venezuela era un paso regular de comercio.

Un naufragio con 28 víctimas en los días en los que Maduro y Rowley se reunieron fue seguido, a finales del año pasado, de otro en el que desaparecieron otras nueve personas, y las quejas, incluso de Acnur y la Organización Internacional de Migrantes (OIM), sobre el trato de las autoridades de Trinidad a los migrantes venezolanos son constantes.

Pero los problemas para los migrantes venezolanos no se dan solo a pocas millas de sus costas. Desde la frontera sur de EE.UU. hasta el límite norte de Chile crece el rechazo a una diáspora que ya suma más de seis millones de personas, según Acnur (el régimen venezolano considera la cifra desproporcionada).

La bebé es el tercer niño venezolano muerto este año al tratar de encontrar nuevos destinos: una pequeña de 7 años murió en enero en el río Bravo, ahogada entre México y EE.UU., y un bebé de un año pereció por hipotermia en el altiplano entre Bolivia y Chile.

La avalancha de migrantes que cruzan Centroamérica o viajan en avión a México para intentar pasar a EE.UU. ha hecho que el Gobierno de Andrés Manuel López Obrador exija visado a los venezolanos que llegan a su país. A su vez, el Gobierno de Joe Biden ha comenzado a deportar a venezolanos (158.000 intentaron cruzar por la frontera sur en el 2021) a Colombia, agravando el problema de ese país, que ya ha recibido a más de 2 millones de sus vecinos.

Mientras, en la ciudad chilena de Iquique, los campamentos de venezolanos que pretenden instalarse en ese país han sufrido al menos dos quemas xenófobas, y han llevado también al Gobierno de Sebastián Piñera, que ha recibido a más de 500.000 venezolanos, a practicar deportaciones selectivas de quienes delinquen o están en situación irregular.