Cada voto es decisivo en Portugal ante la previsión de una Asamblea sin mayoría clara

MARÍA CEDRÓN OPORTO | ENVIADO ESPECIAL

INTERNACIONAL

Partidarios del PSD toman un aperitivo en la terraza del Majestic, mientras jóvenes de Iniciativa Liberal desfilan por Santa Catarina.
Partidarios del PSD toman un aperitivo en la terraza del Majestic, mientras jóvenes de Iniciativa Liberal desfilan por Santa Catarina. VÍTOR MEJUTO

El PS pasa de soñar con la mayoría a sugerir «un acuerdo entre caballeros»

28 ene 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Manuel Torres está a punto de cumplir 64 años. Hace tiempo fue camionero y ahora es agricultor en Póvoa de Varzim, una ciudad del distrito de Oporto. Su discurso es parecido al que se lleva escuchando desde hace meses en Galicia. «Cada vez nos pagan menos por las cebollas, las zanahorias, mientras los precios en la tienda no dejan de subir», se queja. Aunque la solución al problema del campo no la ve en el Gobierno que pueda salir de las elecciones legislativas del domingo, sea de derechas o de izquierdas, Manuel va a ir a votar. ¿A quién? No lo desvela. Una «porque el voto es secreto —explica— y otra porque va a ser justo el domingo cuando decida qué papeleta escoger».

El problema de los indecisos como este agricultor y el temor a una abstención que podría aumentar en el caso de que los aislados por covid (este jueves se registraron 65.706 nuevos casos) se queden en casa preocupa, sobre todo, al Partido Socialista del primer ministro António Costa y al conservador PSD. Eso que el ministro de Exteriores y número dos del Gobierno de Costa ha sugerido un «acuerdo de caballeros», al más puro estilo alemán, para dar el Ejecutivo a la lista más votada. Y el candidato conservador, Rui Rio, podría aceptarlo, pero tendría que ser recíproco.

Un simpatizante del PS toca el tambor para arropar a Antonio Costa
Un simpatizante del PS toca el tambor para arropar a Antonio Costa VÍTOR MEJUTO

Porque la distancia que mantiene la formación que lidera Costa con la de Rio era de solo tres puntos a favor de la primera, según la encuesta publicada ayer por la Universidad Católica. Mientras, el ultraderechista de Chega André Ventura —exmilitante del PSD que se hizo popular en los debates futbolísticos— juega con la baza del descontento en su disputa con un Bloco de Esquerda en horas bajas por ser la tercera fuerza del país. La cuestión es que habría una tercera fuerza en lucha por ese puesto, Iniciativa Liberal (IL), ya que el sondeo de ayer dar a cada uno de ellos un 6 % de intención de voto.

 De ahí que con Iniciativa Liberal (IL) en plena efervescencia; un CDS, socio habitual del PSD, en declive, y la CDU (coalición entre el PCP y los verdes del PEV) también en descenso, no hay voto pequeño. Todo cuenta, y mucho, en esta manta de patchwork que, según parece, continuará siendo la nueva Asamblea portuguesa. 

Una carrera como la del 2002

La cuestión es saber qué hilos se elegirán para mantener unido cada retal de esa manta sin peligro a que acabe descosiéndose. Porque la aspiración de la mayoría absoluta por la que peleaba el primer ministro Costa al inicio de esta carrera ha sido engullida en las arenas movedizas de una campaña cuyos sondeos auguran unos resultados muy reñidos. Tanto como los registrados en las elecciones que enfrentaron en el 2002 a Eduardo Ferro Rodrigues (PS) y José Manuel Durão Barroso (PSD). Entonces el primero logró un 38 % de los votos, frente al 40 % obtenido por el líder del PSD. Ahora todo apunta a que la línea entre ambos partidos será también muy fina.

El alcalde de Oporto, Rui Moreira, arropó ayer al candidato de IL,  Cotrim Figueirido, en su paseo por las calles de la ciudad
El alcalde de Oporto, Rui Moreira, arropó ayer al candidato de IL, Cotrim Figueirido, en su paseo por las calles de la ciudad VÍTOR MEJUTO

De ahí que no solo los líderes de los dos principales partidos apuren el paso para ganarse el favor de hombres y mujeres que no acaban de decidirse como Manuel. O para tratar de levantar la desidia de muchos jóvenes que no creen en el poder de la Asamblea para resolver problemas de su día a día como son el acceso a la vivienda o los bajos salarios. Más del 70 % de los portugueses de menos de 34 años ganan menos de 950 euros, según un estudio de la Fundación Francisco Manuel dos Santos. Eso les preocupa porque no pueden pensar en un futuro desahogado en Portugal. La alternativa: emigrar. «Puedes haber terminado una carrera, pero con los sueldos que tienes cómo llegas a una vivienda. Voy a acabar bajo un puente», comenta una joven que está terminando de estudiar Ingeniería Mecánica en Oporto.

Para llamar a la movilización y calmar los temores de algunos a contagiarse del covid en las urnas, António Costa, por ejemplo, animaba el jueves en Moscavide (Loures) a perder el miedo «porque es posible votar sin riesgos». Y no descarta abrir puertas. Porque después de criticar a sus viejos socios por haberlo dejado tirado, esta semana ya hablaba de que había que dejar atrás rencores para hacer del PS «un punto de concordia nacional». Sea como sea lo único que por ahora parece claro es que después del domingo, los partidos portugueses van a tener que dialogar. Y mucho.

Unas jóvenes agitan banderas del PSD en la calle Santa Catarina, en Oporto.
Unas jóvenes agitan banderas del PSD en la calle Santa Catarina, en Oporto. VÍTOR MEJUTO

Santa Catarina, en Oporto, un hervidero de jóvenes en campaña 

Normalmente la rúa de Santa Catarina, en Oporto, donde está el famoso Café Majestic, es un hervidero. Pero ayer era un hervidero de jóvenes en campaña. Primero llegaron los del bando naranja, el color del PSD. Algunos bajaron corriendo desde la Capela das Ánimas para jalear al presidente del partido y candidato a primer ministro luso, Rui Rio. Desde el balcón de Casa Bruselas se dirigió a la multitud: «Solo una vez, hace 113 años, un alcalde de la ciudad fue primer ministro. Ahora puede volver a pasar», dijo.

Los jóvenes ondeaban sus banderas naranja y no dejaron de hacerlo ni los que se detuvieron a tomar algo en las terrazas que escoltan la plaza, acompañando a los turistas que disfrutaban de un desfile. Y cuando el río naranja estaba llegando a la calle Passos Manuel, una horda de jóvenes vestidos de azul, el color de Iniciativa Liberal (IL), subía también por Santa Catarina.

Acompañaban a Cotrim Figueirido, el líder del IL. Y con él estaba en su desfile desde el ayuntamiento el alcalde de la ciudad, Rui Moreira: «Soy una persona agradecida y por eso estoy aquí», dijo.

Moreira arropó a Figueirido del mismo modo que el líder del IL se había unido a él durante la campaña a las municipales en septiembre del año pasado. De ese modo, hubo una fusión entre jóvenes de naranja y jóvenes de azul. ¿Será una metáfora de lo que ocurra el domingo?