La debilidad de la UE ante el conflicto abierto con Moscú

Jesús carballo BRUSELAS / E. LA VOZ

INTERNACIONAL

Cartel en una calle de la región prorrusa de Donetsk.
Cartel en una calle de la región prorrusa de Donetsk. ALEXANDER ERMOCHENKO | Reuters

España fue uno de los primeros países en aportar refuerzos a la OTAN, pese a ello Washington se ha olvidado de Pedro Sánchez en la ronda de contactos con los líderes europeos

27 ene 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

A la «total unanimidad» reflejada por parte de los aliados para afrontar una posible invasión rusa de Ucrania, Europa difiere de Estados Unidos sobre la estrategia a seguir. Dentro del club comunitario también hay diferencias entre los socios a la hora de posicionarse para abordar la crisis, enviar armas, aportar tropas o incluso tomar parte en el conflicto.

La Unión Europea no esconde su apuesta por agotar la vía diplomática, con Alemania y Francia a la cabeza, como tampoco la firme unidad de los aliados ante una agresión rusa a Ucrania. «Si se produce, habrá que castigar a Rusia», señaló el presidente Emmanuel Macron. Pese a ese sentimiento de unidad, el canciller Olaf Scholz descartó «por razones históricas» que Alemania suministre armas ofensivas a Ucrania. Letonia, Lituania y Estonia, en cambio, no han dudado en trasladar armamento a Kiev, con permiso de Washington.

Fuera de la UE, el Reino Unido ha seguido los pasos de la Casa Blanca como fiel socio trasatlántico que es. Es uno de los países que más armamento aporta al Ejército ucraniano, aunque Boris Johnson, al igual que el presidente Joe Biden, descarta desplegar fuerzas propias en Ucrania. 

Disidencias

Al otro extremo se coloca Hungría, uno de los países de la Unión Europea que se posiciona en contra de apoyar a Ucrania y defiende el «respeto mutuo» entre Bruselas y Moscú. El Gobierno del ultranacionalista Víktor Orbán es el más cercano aliado de Putin en el Viejo Continente, y fue uno de los mayores críticos a las sanciones de la UE por la anexión de Crimea. Este miércoles Orbán justificó su decisión en el «hostigamiento físico» y la «privación de derechos» que sufre la minoría magiar en Ucrania.

Disidencias palpables las que también se reflejan en Croacia, uno de los últimos países en unirse a la Alianza. El martes, el presidente del país, Zoran Milanovic, apostó por «retirar todas sus tropas» de la OTAN en caso de una escalada bélica. El primer ministro croata, Andrej Plenkovic, tuvo que salir este miércoles a pedir disculpas al Gobierno de Kiev, tras calificar de «absurda» la postura de Milanovic. «Pensaba que estaba hablando algún funcionario ruso», dijo en alusión a las palabras del presidente croata.

En el otro extremo, el Gobierno de la República Checa no solo se ha mostrado dispuesto a contribuir con tropas a defender la integridad de Ucrania, si no que ayer envió a ese país 4.000 proyectiles de artillería, valorados en 1,5 millones de euros.

España fue uno de los primeros países en aportar refuerzos a la OTAN, pese a ello Washington se ha olvidado de Pedro Sánchez en la ronda de contactos con los líderes europeos. El ministro de Exteriores de los Países Bajos, Wokpe Hoekstra, admitía que Europa «apenas puede defender el continente». Según Hoekstra, la Unión Europea todavía tiene mucho trabajo por hacer «en un sentido geopolítico».