El diálogo entre EE.UU. y Rusia no despeja la amenaza de guerra sobre Ucrania

R. M. Mañueco, J. C. Barrena MOSCÚ, BERLÍN / COLPISA

INTERNACIONAL

Atlas

Blinken reitera a Lavrov que la OTAN responderá ante cualquier agresión, aunque acepta volver a reunirse la semana próxima

22 ene 2022 . Actualizado a las 16:53 h.

Estados Unidos y Rusia acordaron este viernes mantener viva la vía diplomática, sin despejar la amenaza de guerra sobre Ucrania. De la reunión de 90 minutos en Ginebra de los jefes de las diplomacias de Rusia y EE.UU., Serguéi Lavrov y Antony Blinken, respectivamente, no salió un resultado concreto más allá de la voluntad de volver a reunirse la semana próxima para tratar de poner fin a las graves tensiones causadas por la situación prebélica.

Tras el encuentro, Blinken insistió en que Rusia debe retirar las tropas que tiene emplazadas junto a la frontera con Ucrania y amenazó una vez más con que la OTAN reaccionará a cualquier invasión rusa. «Estamos haciendo todo lo posible para dejar claro a Rusia que habrá, como dije, una respuesta rápida, severa y unida a cualquier forma de agresión», dijo en rueda de prensa.

Lavrov, por su parte, reiteró que Rusia no tiene la menor intención de atacar Ucrania. Su colega estadounidense replicó que «si Rusia quiere empezar a convencer al mundo de que no tiene ninguna intención agresiva, un buen punto de partida sería la retirada de tropas de la frontera ucraniana». Esta vez, el secretario de Estado norteamericano añadió otro aviso: Washington reaccionará con un aluvión de sanciones incluso en el caso de «agresión no militar»

Pese a la ausencia de progresos en esta nueva ronda de contactos, Lavrov se mostró esperanzado. «Acordamos que la próxima semana se nos presentarán respuestas por escrito a nuestras propuestas», apuntó recordando la importancia que para Moscú tiene que el compromiso con las «garantías de seguridad» que demanda Rusia sean «legalmente vinculante» y no simples promesas orales

. Esas demandas, presentadas el pasado 17 de diciembre, exigen que Ucrania no se integre nunca en la OTAN, que el bloque occidental reduzca su dispositivo en los países del Este de Europa (e incluso la retirada de soldados aliados de Bulgaria y Rumanía) y que no se instalen bases en exrepúblicas soviéticas. Blinken volvió a decir que la Alianza seguirá con su política de «puertas abiertas» y admitirá a quien lo solicite. 

Contacto Putin-Biden

Pese a las diferencias, el canciller ruso admitió que las conversaciones con Blinken fueron «francas y útiles». «Nos pusimos de acuerdo en que es necesario un diálogo razonable» para, según él, «calmar las emociones» actuales.

Plantearon también la posibilidad de un nuevo contacto entre los presidentes Vladimir Putin y Joe Biden, pero Lavrov lo consideró «prematuro» mientras no haya primero un pronunciamiento en relación con las exigencias rusas en materia de seguridad. En cambio la Casa Blanca se mostró abierta al encuentro. 

En este complicado puzle que mezcla a Estados Unidos, Rusia, Ucrania y a la OTAN, Europa se mantiene vigilante ante las amenazas de Moscú. El conflicto será el tema principal del Consejo de Asuntos Exteriores que reunirá el próximo lunes en Bruselas a los ministros de los Veintisiete.

Una reunión en la que se espera que los Estados debatan sobre las posibles sanciones económicas a Rusia y concreten la línea de acción a seguir si finalmente se produce una invasión. 

¿Qué quiere Putin de los aliados? 

La caída de la Unión Soviética fue la «catástrofe geopolítica más grande del siglo XX». La frase, pronunciada por el presidente Vladimir Putin en su discurso sobre el estado de la nación en el 2005, cobra fuerza en la actual crisis. El jefe del Kremlin, que nunca ha ocultado su ambición de devolver a Rusia el poder y el lustre perdido tras la caída de la URSS, parece que ahora está decidido a lanzar un órdago a Occidente para que le garantice que la OTAN renunciará a incorporar al club a Ucrania y a otros países exsoviéticos, y que las fuerzas aliadas retrocedan a las posiciones de antes del 1997.

La Alianza Atlántica y EE.UU. llevan semanas defendiendo que no comprometerán el derecho de cualquier país, incluida Ucrania, a decidir si quiere entrar en la organización, ni el principio de defensa colectiva. En cuanto a la demanda de hacer retroceder las tropas a sus posiciones de 1997 se antoja imposible, después de las dos ampliaciones de la OTAN: Polonia, Hungría y la República Checa, en 1999, y Bulgaria, Estonia, Lituania, Rumanía, Eslovaquia y Eslovenia, en el 2004.

Para entender la situación actual hay que remontarse a los pactos suscritos tras la caída del muro de Berlín. A cambio de permitir la reunificación de Alemania, en 1990 el presidente George Bush se comprometió con su homólogo soviético, Mijaíl Gorbachov, a cerrar la puerta a una ampliación de la OTAN a los antiguos países socialistas. La promesa nunca se hizo por escrito. Una de las partes, EE.UU. negó con el paso del tiempo que hubieran llegado a tal compromiso, aprovechando años de desconcierto en el Kremlin, tras la disolución de la URSS y la llegada de Boris Yeltsin. La derrota de Bush y la llegada de Bill Clinton a la Casa Blanca hicieron que lo acordado quedará en papel mojado.

Así, en 1993 la Administración Clinton dio luz verde a la ampliación de la OTAN. En el Acta Fundacional Rusia-OTAN de 1997, los aliados occidentales se comprometieron a no desplegar de forma permanente tropas de combate en los antiguos países del Pacto de Varsovia, salvo que las circunstancias cambiasen.

Los rusos siempre se han sentido traicionados por ser ignorados en la estrategia mundial tras el fin de la Guerra Fría. Solo necesitaban que surgiera un líder nacionalista que añora la Rusia de los zares y el control soviético. Ese es Vladimir Putin.

 

Rusia se prepara para reconocer las repúblicas rebeldes de Donetsk y Lugansk

rafael mañueco

Como hiciera Rusia en agosto de 2008, cuando reconoció la independencia de los territorios rebeldes georgianos de Abjasia y Osetia del Sur, la Duma (Cámara Baja del Parlamento ruso) se está planteando hacer lo mismo con las autoproclamadas repúblicas de Donetsk y Lugansk en Ucrania. Estos dos enclaves separatistas son la causa de la actual tensión entre Moscú y Occidente, en donde se apoya a Kiev.

El presidente de la Duma, Viacheslav Volodin, dijo este viernes que «vemos al presidente -de Ucrania- Volodímir Zelenski ignorando los acuerdos de Minsk. La OTAN quiere ocupar Ucrania y. tanto lo uno como lo otro puede llevar a una tragedia. No debemos permitirlo». Según su opinión, «hay que buscar soluciones para garantizar la seguridad de nuestros ciudadanos y compatriotas en la República Popular de Donetsk y en la República Popular de Lugansk». Rusia ha entregado ya casi 100.000 pasaportes a ciudadanos del este de Ucrania.

Así que Volodin explicó a la Prensa que «estamos hablando de una iniciativa presentada por los diputados del Partido Comunista de la Federación Rusa, encabezados por Gennadi Ziugánov», consistente en aprobar la petición de que el presidente Vladímir Putin reconozca a Donetsk y Lugansk como estados independientes. El jefe del Legislativo ruso aseguró que «Serguéi Mirónov, ya ha declarado que su grupo parlamentario, Rusia Justa, está dispuesto a apoyar el proyecto de ley y también, de forma más amplia, el Partido Liberal Democrático» (LDPR) del ultranacionalista Vladímir Zhirinovski.

El partido del Kremlin, Rusia Unida, al que pertenece Volodin, no se ha pronunciado todavía, pero hará lo que diga Putin, del que depende en última instancia que progrese o no la propuesta. En cualquier caso, el hecho de que se plantee hoy la cuestión, cuando los ministros de Exteriores de Rusia y Estados Unidos se han reunido en Ginebra para seguir buscando la forma de desescalar la tensa situación en torno Ucrania, indica que se trata de un instrumento de presión más de Moscú como lo son también las maniobras navales anunciadas este jueves por el Ministerio de Defensa ruso y que se llevarán a cabo en medio mundo.

Rusia Unida detenta la mayoría absoluta en la Duma y con el apoyo de los otros grupos parlamentarios presentes en el hemiciclo se lograría un apoyo aplastante a la moción. El presidente de la Cámara afirmó que «los diputados de Rusia Unida, que se han pronunciado repetidamente sobre este tema, también están preocupados por la vida de los ciudadanos y compatriotas rusos que viven en el territorio de Donetsk y Lugansk. Estamos ante un asunto muy serio y responsable».

A este respecto, Volodin señaló que «se celebrarán consultas con los portavoces de las distintas facciones parlamentarias la semana que viene para discutir la iniciativa y luego, sobre la base de los resultados que se obtengan, se llevará al Consejo de la Duma Estatal».

Después de que Georgia intentará recuperar por la fuerza Osetia del Sur, en agosto del 2008, envió tropas a la zona, venció a las fuerzas georgianas y reconoció la independencia de ese enclave y también de Abjasia. A continuación, ya como estados independientes, concluyó con ellos sendos acuerdos de «cooperación militar», lo que permitió el despliegue del Ejército ruso en sus respectivos territorios. De facto, Osetia del Sur y Abjasia son actualmente protectorados rusos, en donde Georgia no tiene nada que hacer. Exactamente lo mismo podría suceder con Donetsk y Lugansk, si no se alcanza un acuerdo entre Rusia, Ucrania y Occidente o si la OTAN no lo impide, algo que se adivina muy poco probable.