La izquierda vence con autoridad en Chile de la mano de Gabriel Boric

Hector Estepa SANTIAGO DE CHILE / E. LA VOZ

INTERNACIONAL

Victoria de Gabriel Boric en Chile, que se convertirá en el próximo presidente del país tras haber roto el récord histórico de votos. Su rival, el ultraderechista Kast reconoció su derrota y felicitó al ganador, el líder izquierdista, de 35 años.
Victoria de Gabriel Boric en Chile, que se convertirá en el próximo presidente del país tras haber roto el récord histórico de votos. Su rival, el ultraderechista Kast reconoció su derrota y felicitó al ganador, el líder izquierdista, de 35 años. RODRIGO GARRIDO / REUTERS

Su rival, el ultraderechista Kast reconoce su derrota y felicita al ganador. Boric, de 35 años y antiguo líder estudiantil, se define como ecologista, feminista y regionalista y quiere ampliar el papel del Estado hacia un modelo de bienestar parecido al de Europa

20 dic 2021 . Actualizado a las 16:34 h.

«La esperanza venció al miedo», anunció la noche del domingo Gabriel Boric ante decenas de miles de personas que abarrotaban la Alameda de Santiago de Chile. El líder izquierdista acababa de hacer historia, convirtiéndose con 35 años en el presidente electo más joven y también en el más votado de la historia republicana de Chile

Todo un hito para un joven que hace una década inició su andadura política comandando las manifestaciones estudiantiles contra el primer Gobierno de Sebastián Piñera reclamando un sistema universitario más accesible.  

La célebre Alameda estalló en júbilo cuando una pantalla gigante sintonizó la videollamada que el presidente saliente hizo a Boric para felicitarle por la victoria. «Uno tiene que saber combinar la fuerza, el idealismo, el espíritu de la juventud con la prudencia, la experiencia de las canas», señaló el conservador Sebastián Piñera, antes de invitar a Boric a una reunión este lunes en el palacio de la Moneda. 

«Voy a ser el presidente de todos los chilenos», le respondió Boric, asegurando estar dispuesto a «buscar interpretar a todo Chile», aclarando que «para eso también hay que entender que los acuerdos tienen que ser con la gente, y no entre cuatro paredes». 

El joven mandatario electo consiguió el 56 % de los votos ante su rival en las urnas, el ultraderechista José Antonio Kast, a quien superó por prácticamente un millón de votos, un resultado muy abultado, que se explica por la alta participación, al menos para los estándares chilenos. Más de 8,2 millones de chilenos acudieron a las urnas este domingo. Fueron 1,4 millones más que en la primera vuelta. El porcentaje de participación se elevó al 55 %, frente al 47% de noviembre. 

La mayoría de los votos recibidos por Boric, que arrasó en Santiago y Valparaíso, con diferencias de unos 20 puntos con respecto a su rival. Pese a perder, Kast es el candidato derrotado con más votos de la historia de Chile. Se quedó a 150.000 de igualar el holgado porcentaje de sufragios que dio la presidencia a Piñera en el 2017. 

Varios analistas destacaron que la elección del radical Kast como candidato de la derecha acabó movilizando al centro y, sobre todo, a los abstencionistas, a escoger a Boric.  

Felicitación de Kast

El líder ultraderechista felicitó a su rival cuando apenas se habían contabilizado el 50 % de los votos. «Desde hoy es el presidente electo de Chile y merece todo nuestro respeto y colaboración constructiva. Chile está primero», escribió el conservador en su cuenta de Twitter.  

Después se reunió con Boric, una tradición republicana que se mantiene en Chile incluso después de unas elecciones tan polarizadas, algo impensable en otros países de la región y de Europa. «Decirle a todos aquellos que votaron por nosotros, que estén tranquilos, que todo va a estar bien, y que nosotros estaremos ahí», dijo Kast en su discurso de derrota, con un mensaje conciliador. 

Mientras, en la Alameda, continuaba la fiesta. «Será difícil, vamos a ir avanzando con pasos cortos, pero firmes», dijo el líder progresista en su discurso de la victoria, después de que sus seguidores cantaran El baile de los que sobran, la canción que se popularizó durante las protestas masivas del 2019, cuyos reclamos incluyó Boric en su programa.  

No lo va a tener nada fácil el nuevo presidente para cumplir sus promesas. Las elecciones legislativas de noviembre arrojaron un Senado dividido a partes iguales entre las fuerzas de izquierda y derecha, lo que dificultará la gobernabilidad y, a buen seguro, le obligará a moderar sus posiciones.  

Boric es consciente de la situación. «Eso es una realidad. Lo que significa una obligación y una invitación a dialogar», señaló ante la multitud. 

El presidente electo hizo varias veces mención a desarrollar gradualmente su programa político. No parece que tenga intención de irrumpir la presidencia como un elefante en una cacharrería, aunque dicha postura no dependa solo de su opinión, sino también de su coalición de Gobierno y de la configuración futura del Congreso. 

Boric se define como ecologista, feminista y regionalista y quiere ampliar el papel del Estado hacia un modelo de bienestar parecido al de Europa. Prometió medidas como subir los impuestos a los ricos, reducir la jornada laboral de 40 horas, una inversión del 5 % del PIB en proyectos sociales y acabar lo básico del sistema privado de pensiones, entre otros puntos. «Será difícil, pero vamos a ir avanzando con pasos cortos pero firmes», dijo. «Vamos a expandir los derechos sociales y lo haremos con responsabilidad fiscal. Lo haremos cuidando nuestra macroeconomía», añadió. 

«Los avances, para ser sólidos, requieren ser fruto de acuerdos amplios. Y que para durar, deben ser siempre peldaño a peldaño, graduales, para no desbarrancar ni arriesgar lo que cada familia ha logrado con su esfuerzo», acabó certificando.  

Unos peros que podrían ayudarle en los mercados y a la hora de recabar apoyos para favorecer la gobernabilidad pero que podrían también irritar a quienes buscan cambios inmediatos. 

«Desde luego, no todo puede hacerse al mismo tiempo y tendremos que priorizar para ir logrando avances que nos permitan mejorar, paso a paso, la vida de nuestra gente. No será fácil, no será rápido, pero nuestro compromiso es avanzar por esa senda con esperanza y responsabilidad. Hemos llegado hasta acá con un proyecto de gobierno que puede sintetizarse en pocas y simples palabras: avanzar con responsabilidad en los cambios que Chile viene demandando, sin dejar a nadie atrás», señaló el joven presidente electo. 

 «Este es un triunfo moral. El poder vuelve a las manos del pueblo. Nos querían acallar, pero hablamos», señaló a La Voz Patricio Beche, un profesor presente en el discurso de la victoria de Boric. «Espero que le dejen gobernar. Que se reconozca este triunfo. Fue muy contundente. El presidente además va a abrir los puentes del diálogo», dijo Jonathan, un militante del Partido Comunista, aliado en la coalición que ha aupado al izquierdista a la presidencia. 

 «La campaña del terror ha sido fuerte. Dijeron que Chile se iba a convertir en Venezuela. Nosotros repudiamos que usen figuras como Salvador Allende o Víctor Jara y todos los luchadores sociales por parte de dictaduras como Cuba y Venezuela que se apoderan de nuestros símbolos y basurean con ellos. Queremos que Venezuela vuelva a ser libre», dijo Cristian Cáceres, otro profesor presente en la Alameda.  

Chile tendrá un Congreso dividido, pero, al mismo tiempo, continúa trabajando la Convención Constitucional, que redacta una nueva Carta Magna en sustitución de la aprobada en 1980, durante la dictadura de Augusto Pinochet, y que está siendo elaborada en una asamblea con una mayoría abrumadora de la izquierda, después de que el progresismo arrasase en los comicios de mayo.

La victoria del candidato izquierdista es un espaldarazo para esa Convención Constitucional, que trabajará con menos presión. La nueva Carta Magna deberá ser aprobada en referendo a mediados del próximo año. La popularidad de Boric en ese momento podría afectar el resultado de ese plebiscito. 

El presidente electo se la jugó en el  2019 por la Constituyente, generando una oleada de dimisiones en su alianza. 

Boric firmó un acuerdo de paz con Piñera y la derecha del Congreso un mes después del inicio de las protestas antigubernamentales, que se basaba en el inicio del proceso para jubilar la Constitución de Pinochet. Lo hizo con el rechazo frontal de parte importante de la militancia del Frente Amplio y el Partido Comunista. 

El alcalde de Valparaíso, Jorge Sharp, un rostro importante de la izquierda chilena, rompió totalmente con él, hasta hace tres semanas, cuando volvió a darle su apoyo. Boric incluso fue rociado de cerveza en la vía pública por un grupo de manifestantes izquierdistas que le llamó «traidor»

Los hechos parecen darle la razón. Hoy Boric es presidente y la Convención Constitucional, que reforma el sistema neoliberal de la dictadura, es considerada un éxito por el progresismo.