Chile elige a su nuevo presidente entre los modelos antagónicos de Kast y Boric

Héctor Estepa
Héctor Estepa SANTIAGO DE CHILE / E. LA VOZ

INTERNACIONAL

El candidato del Frente Amplio, Gabriel Boric, a la izquierda, junto a José Antonio Kast, del Partido Republicano
El candidato del Frente Amplio, Gabriel Boric, a la izquierda, junto a José Antonio Kast, del Partido Republicano ELVIS GONZALEZ

El país andino celebra este domingo la segunda vuelta de los comicios presidenciales más decisivos desde que hace tres décadas se reinstauró la democracia

19 dic 2021 . Actualizado a las 15:11 h.

Dos modelos antagónicos se enfrentan en las urnas de un país que cambió de forma drástica en octubre del 2019, cuando la población tomó las calles de forma masiva para reclamar mejores condiciones de vida y de un cambio en el modelo económico de Chile, que hasta entonces se consideraba como un oasis de estabilidad y desarrollo en América Latina.

El izquierdista Gabriel Boric lidera las encuestas de intención de voto —aunque con un muy escaso margen, cercano al empate técnico— haciendo suyas muchas de las demandas de ese estallido social, como generar un sistema de seguridad social y abaratar el acceso a la educación superior. «Para reencontrarnos con Chile necesitamos de justicia social y no de violencia, y no hay fórmula más clara para la inestabilidad que dejar todo como está», señaló el líder progresista el jueves, durante su cierre de campaña, abogando por cambiar el modelo económico neoliberal establecido durante la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990), al considerar que ha generado grandes desigualdades.

En una senda radicalmente opuesta se encuentra el ultraderechista José Antonio Kast, que plantea realizar mínimas reformas a un sistema que alaba por haber situado a Chile en la cabeza de los indicadores de desarrollo económico de América Latina. «Hay que recuperar la paz, el orden, el Estado de derecho y, sobre todo, la dignidad en la vida de las personas. Porque dignidad es lo que nos falta, pero dignidad de verdad, no la dignidad que algunos quieren con la violencia, con la intolerancia», señaló el candidato, que ha alabado la gestión de Pinochet, y abogó en 1988 por su continuidad, aunque rechaza las violaciones de derechos humanos en la dictadura.

Reforma constitucional

Uno de los mayores condicionantes de esta elección es la existencia de una Convención Constitucional que está elaborando una nueva carta magna en sustitución de la aprobada en 1980 por el régimen cívico-militar.

Los partidos con presencia en el Congreso aprobaron el proceso como salida a la crisis. La izquierda barrió en las elecciones constituyentes de mayo y prepara un texto que recoge parte importante de las demandas del estallido social. Es previsible que una victoria de Boric suponga un espaldarazo a dicho órgano, que el líder progresista impulsó a pesar del fuerte rechazo de los sectores más radicales de su coalición.

Kast, en cambio, podría verse retado por los constituyentes, en caso de alcanzar la victoria. El líder ultraderechista se posicionó radicalmente en contra de la Convención.

La nueva Constitución tendrá que ser aprobada por plebiscito. «Su resultado dependerá de quién sea electo en segunda vuelta y de la popularidad de ese presidente a mediados del 2022», considera Juan Luna, politólogo de la Universidad Católica.

La derecha se recuperó en las elecciones legislativas de noviembre, alcanzando uno de sus mejores resultados históricos y consiguiendo equilibrar las fuerzas en el Congreso. Tanto Kast como Boric deberán hacer un viaje al consenso para garantizar la gobernabilidad. Ninguno podrá, previsiblemente, aprobar sus propuestas más rupturistas.

Kast ha logrado el apoyo de buena parte del oficialismo centroderechista con el que llegó al poder el actual presidente, Sebastián Piñera. El líder ultraderechista ha suavizado su programa, reduciendo las exenciones de impuestos y ha eliminado una polémica disposición referente a la lucha contra la extrema izquierda latinoamericana.

Boric ha conseguido el apoyo de los partidos centroizquierdistas de la antigua Concertación, que gobernaron el país entre 1990 y 2010. Ha moderado su programa, reduciendo, por ejemplo, el porcentaje del PIB necesario para financiar los programas sociales de un 8 % a un 5 % y ya no habla de eliminar las empresas de pensiones privadas.