La hija de Navalni afea a la UE su «pragmatismo» hacia Putin al recoger el Sajarov en nombre de su padre

La Voz REDACCIÓN / LA VOZ

INTERNACIONAL

La hija de Navalni, durante su discurso en la Eurocámara
La hija de Navalni, durante su discurso en la Eurocámara JULIEN WARNAND | EFE

Pidió a Europa que sea fiel a sí misma y a las ideas que son su núcleo, como la democracia y los derechos humanos

15 dic 2021 . Actualizado a las 18:31 h.

La hija del opositor ruso Alexéi Navalni ha sido la encargada de recoger este miércoles en su nombre el premio Sajarov que le ha concedido la Eurocámara, ocasión que ha aprovechado para afear a quienes apuestan por el «pragmatismo» a la hora de tratar con «tiranos y dictadores», entre los que ha incluido al presidente ruso, Vladimir Putin.

Ante los diputados presentes en el pleno de Estrasburgo, Dariya Navalnya dijo que quería aprovechar la oportunidad de tener un micrófono —«y nadie me lo va a arrebatar»— para manifestar su rechazo rotundo al «pragmatismo». «No entiendo a los que piden relaciones pragmáticas con dictadores», declaró. Asimismo, la hija del opositor ruso, actualmente encarcelado, invitó a «coger una calculadora y ver cuánto le cuesta al contribuyente europeo ese pragmatismo», y subrayó que seguramente «será sorprendente».

En este sentido, subrayó que una eventual guerra de Rusia contra Ucrania seguramente también tendrá costes para Europa, igual que el hecho de que Rusia esté matando a opositores fuera de su territorio. «Quizá empiecen a matar con armas químicas», auguró. «Lo que sabemos es que ha habido intentos de asesinato sin éxito, ¿pero cuántos lo tuvieron y no lo sabemos?», añadió.

«Trataron de matar a mi padre», ha recordado, tras el envenenamiento que sufrió este en el verano del 2020 y detrás del que estarían los servicios de Inteligencia rusos. «Nadie nos puede garantizar que mañana empiecen a morir también políticos europeos porque tocan con la mano la manivela de una puerta para abrirla», ha prevenido.

Esto está obligando a que se inviertan «miles de millones para detectar sustancias tóxicas». «Todos estos gastos son resultado de esa política pragmática» igual que las «políticas tibias de la UE» hacia los dictadores llevarán mañana a estos a «transportar a miles de personas a las fronteras de la UE», ha añadido, en referencia a la reciente crisis provocada por Bielorrusia en las fronteras con Polonia, Lituania y Letonia. «¿Cuánto va a costar eso?», ha planteado.

Navalnya ha dejado claro que el diálogo con dictadores y tiranos, el «tratar de alabarlos para no enfadarlos no es un enfoque pragmático» sino «corrupción» y «cinismo». «Hay muchas batallas en las que ponernos del lado del pragmatismo significa vulnerar nuestros ideales», ha sostenido.

Rusia no es el régimen de Putin

Así las cosas, ha recordado que su padre defiende que no se puede «equiparar a Rusia con el régimen de Putin». «Rusia es parte de Europa y nos esforzamos por ser parte de ella, pero también queremos que Europa sea fiel a sí misma, a esas ideas asombrosas que son su núcleo», entre las que ha citado la democracia y los derechos humanos.

Tras destacar que la UE es «un milagro» creado por naciones históricamente enfrentadas, ha confiado en que en un futuro Rusia pueda llegar a formar parte de ella y ha culminado su intervención reclamando la libertad para su padre, en medio de los aplausos de todos los eurodiputados presentes puestos en pie.

Por su parte, el presidente de la Eurocámara, David Sassoli, ha resaltado que el opositor ruso «ha sido amenazado, torturado, envenenado, detenido, encarcelado, pero no han logrado silenciarle».

Sassoli ha dado la razón a Navalni, quien «dijo una vez que la corrupción florece cuando no se respetan los derechos humanos». «La lucha contra la corrupción es también una lucha por el respeto de los derechos humanos universales», ha defendido, subrayando que es también «una lucha por la dignidad humana, por el buen gobierno y por el Estado de derecho».

Navalni fue propuesto para el Premio Sajarov 2021 a la Libertad de Conciencia por el grupo del Partido Popular Europeo (PPE) en la Eurocámara, imponiéndose a otras candidaturas presentadas por el resto de grupos como el colectivo de mujeres afganas que lucha por la igualdad y los derechos humanos en su país y la expresidenta de Bolivia Jeanine Áñez, que fueron finalistas.

El galardón fue creado en 1988 para recompensar a las personalidades o colectivos que se esfuerzan por defender los derechos humanos y las libertades fundamentales y toma su nombre precisamente del físico y disidente político soviético Andréi Sajarov. El premio está dotado con 50.000 euros.