Rutte, el Señor Teflón que volverá a gobernar los Países Bajos

Imane Rachidi LA HAYA | EFE

INTERNACIONAL

Mark Rutte, primer ministro holandés.
Mark Rutte, primer ministro holandés. BART MAAT | Efe

Su capacidad para repeler las manchas de corrupción le garantizan una reelección que parecía casi imposible

20 nov 2021 . Actualizado a las 17:35 h.

El liberal Mark Rutte es calificado en Países Bajos como Señor Teflón por su capacidad de sobrevivir a los escándalos con la misma facilidad que se limpia la grasa de una sartén antiadherente, y tras uno de los años más duros de su carrera, vuelve a hacer honor a su apodo: la mitad de la población lo quiere, de nuevo, como primer ministro.

La presión de la oposición para que Rutte se marche es «muy alta», pero su partido, el liberal VVD, «se mantiene fiel a él» durante el actual proceso de formación de Gobierno que, en sí, «ha sido bastante problemático» desde las elecciones del pasado marzo, resume a Efe el analista independiente Diederik Brink.

El escenario político neerlandés «que alguna vez fue estable, está ahora tambaleando», dice, sobre los numerosos escándalos políticos registrados este año en torno al Ejecutivo de Rutte, aunque su popularidad sigue prácticamente intacta y se espera que antes de Navidad forme nuevo gobierno.

Un sondeo de la agencia de encuestas Maurice muestra que el 39 % de los votantes en Países Bajos quiere que Rutte vuelva a ser primer ministro, una opinión que se mantiene en De Peilingwijzer, una amalgama de tres encuestas de opinión diferentes, en las que el partido liberal seguiría ganando de 34 y 38 escaños de haber hoy elecciones.

Rutte tiene respaldo popular para volver a liderar una coalición de liberales de derechas (VVD) y de izquierdas (D66), democristianos (CDA) y Unión Cristiana (CU), la misma que gobierna ahora en funciones, después de fracasar en su intento de atraer diferentes socios.

Esta formación, de salir adelante, será Rutte IV, la cuarta legislatura que lidera el liberal desde el 2010, cuando llegó por primera vez a la jefatura de gobierno.

El politólogo Tom Louwerse, quien compila De Peilingwijzer, señala que quien ha salido dañado de los escándalos de estos meses es el progresista D66 y su líder, Sigrid Kaag, que solo se quedaría con entre 14 y 20 escaños, en lugar de los actuales 24.

Otro revés se lo lleva CDA, del ministro de Hacienda, Wopke Hoekstra, que pasaría de los 15 escaños actuales a entre 5 y 9 asientos.

Pero el 2021 está siendo, de lejos, uno de los años más complicados de la carrera política de Rutte.

Tuvo que dimitir en enero por un escándalo de ayudas a familias con hijos, a dos meses de las elecciones en las que volvió a ganar.

En abril, fue objeto de una moción de reprobación por mentir sobre su intención de colocar a un polémico diputado en algún cargo, lo que se interpretó como un intento de sacar a un político crítico del escaño que usó para exigir cuentas a su gobierno.

Sus socios, que presentaron la moción, le dieron entonces la espalda y le instaron a dimitir, pero se negó, prometiendo cambios en la forma de hacer política y argumentó que hay cosas más importantes, como la gestión de la pandemia.

A eso siguieron varias polémicas, entre ellas el radical levantamiento de las restricciones antes de verano, reabriendo el ocio nocturno, lo que disparó los contagios diarios de covid-19 a cifras alarmantes que le obligaron a pedir perdón y dar un paso atrás dos semanas después.

En septiembre, las ministras de Exteriores, Sigrid Kaag, y de Defensa Ank Bijleveld (CDA), dimitieron por los retrasos en la evacuación de Afganistán; y la secretaria de Estado Mona Keijzer (CDA) fue destituida por criticar el uso del pase covid.

Pero Rutte salió ileso de todos: el entusiasmo con la idea de que siga siendo primer ministro asciende al 89% entre los votantes del VVD, según las encuestas.

«Lleva demasiado tiempo y su estilo como líder político se ha convertido en la piedra angular de las críticas. La gente busca un nuevo comienzo, pero nadie está en condiciones de ofrecerlo. El VVD apoya ciegamente a Rutte y ningún otro partido tiene derecho a ocupar el puesto de primer ministro», agrega el analista.

Rutte «tiene una extraña habilidad para perjudicar a los que le rodean». Es hoy «la única alternativa creíble» en Países Bajos: Kaag se ha visto perjudicada por el lento proceso de negociación y Hoekstra «fracasa como líder, su partido está en su peor momento» y se vio involucrado en los Papeles de Pandora por una inversión en un paraíso fiscal.

«Aunque la fecha de caducidad de Rutte ha vencido, se considera el camino estable a seguir porque no hay una alternativa creíble y se ha prolongado mucho el proceso de formación. Toda una hazaña. Hace unos meses, su carrera pendía de un hilo y ahora está de camino a su cuarta coalición», concluye Brink.