El exguardaespaldas de Macron, condenado a tres años de prisión

La Voz AGENCIAS

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Macron, junto a su guardaespaldas y asesor Alexandre Benalla, en abril del 2018.
Macron, junto a su guardaespaldas y asesor Alexandre Benalla, en abril del 2018. GONZALO FUENTES | Reuters

Benalla, que solo cumplirá un año de arresto domiciliario con un brazalete electrónico, ha sido declarado culpable de agredir a manifestantes y uso ilegal de un pasaporte diplomático

05 nov 2021 . Actualizado a las 17:13 h.

Alexandre Benalla, que hasta el 2018 fue responsable de la seguridad personal del presidente francés, Emmanuel Macron, fue condenado este viernes a tres años de cárcel, dos de ellos exentos de cumplimiento, por agresión en la manifestación el 1 mayo del 2018 y por uso fraudulento de pasaporte diplomático, en un caso que dio lugar a un sonado escándalo político en Francia.

El Tribunal Correccional de París lo condenó también por llevar armas sin autorización y dictó igualmente contra él 500 euros de multa, la prohibición de ejercer cualquier función pública en cinco años y la confiscación de sus armas.

El año de cárcel deberá cumplirlo bajo arresto domiciliario con un brazalete electrónico en casa de su madre, ya que la sala consideró que Benalla ofreció falsos justificantes de domicilio, apuntaron hoy los medios franceses.

El juicio empezó el pasado 13 de septiembre y los casos por los que tuvo que sentarse en el banquillo supusieron su caída profesional y marcaron el primer escándalo del mandato del actual jefe del Estado.

Benalla, que ahora tiene 30 años, se había ganado la confianza de Macron durante la campaña electoral del 2017 y, una vez en el palacio del Elíseo, fue ganando peso como responsable de su seguridad, pese a que su puesto no figuraba en el organigrama oficial.

El diario Le Monde reveló en julio del 2018 un vídeo en el que aparecía equipado con un casco policial durante la manifestación del 1 de mayo anterior reduciendo de forma violenta a militantes de la extrema izquierda. «No soy un ángel, no me ajusto a las normas (...) ¿Eso me convierte en un delincuente?», había afirmado Benalla en este proceso, en el que consideró normal «haber detenido a personas que acababan de agredir a policías». Los informes oficiales desacreditaron esa tesis asegurando que tenían la situación bajo control. 

Benalla admitió en cambio que el uso del pasaporte diplomático en viajes a África o a las Bahamas tras haber sido expulsado del Elíseo fue «una tontería»: «No me parecía ilegal porque durante diez años vi a políticos hacerlo. No usurpé ninguna función», añadió en declaraciones recogidas por el canal BFM TV.

Tras haber escrito un libro con su versión de lo sucedido, Benalla sigue alejado de la primera línea mediática. Su caso provocó el primer gran escándalo de la era Macron apenas un año después de su llegada al Elíseo, en el 2017.