El Gobierno de Mario Draghi estudia la posibilidad de ilegalizar a los grupos neofascistas

Valentina Saini VENECIA / E. LA VOZ

INTERNACIONAL

Europa Press

El Partido Demócrata presentó la petición en el Senado

13 oct 2021 . Actualizado a las 08:37 h.

Todavía no hay confirmación oficial, pero el primer ministro Mario Draghi podría estar consultando a expertos para evaluar la posibilidad de ilegalizar al partido neofascista Forza Nuova tras la violencia del sábado en Roma, cuando unos manifestantes anti-green pass y un grupo de neofascistas destrozaron la sede del sindicato CGIL. Trece personas fueron detenidas, entre ellas los dirigentes de Forza Nuova Roberto Fiore y Giuliano Castellino.

El Partido Demócrata ha presentado una moción en el Senado, apoyado por el Movimiento 5 Estrellas y el partido de izquierdas Libres e Iguales, para que el Gobierno ilegalice Forza Nuova y los demás grupos neofascistas. Los sindicatos italianos han convocado una manifestación «antifascista por el trabajo y la democracia» para el sábado en Roma.

Según el Observatorio Antifa sobre acciones neofascistas, entre el 2014 y el pasado mes de septiembre se produjeron 216 casos de violencia de extrema derecha en Italia, como agresiones a periodistas, líderes sindicales e inmigrantes.

Para Andrea Ceron, profesor asociado de Ciencias Políticas en la Universidad de Milán, «hay que considerar también las consecuencias no deseadas de una campaña de prohibición de partidos y movimientos políticos, que puede acabar dando más atención y poder a los propios grupos que se quieren limitar».

Procedimientos posibles

Hay dos formas posibles de ilegalizar los movimientos y partidos neofascistas. «La Constitución italiana prohíbe expresamente la reorganización, ‘bajo cualquier forma’, del partido fascista [fundado por Benito Mussolini en 1921]», explica Andrea Patroni Griffi, profesor de Instituciones de Derecho Público en la Universidad de Campania.

La ley establece que la ilegalización puede llevarse a cabo por sentencia de un juez o por decreto ley en casos extraordinarios de necesidad urgente. «Ha habido casos de disolución, pero se produjeron en un pasado muy doloroso de la historia de la Italia republicana», señala el académico refiriéndose al período entre finales de los años sesenta y principios de los ochenta, cuando Italia fue objeto del terrorismo neofascista y comunista.

«Afortunadamente, no creo que hoy estemos en una situación de ese tipo», señaló Patroni Griffi. «La disolución es un arma importante, pero es una solución extrema y delicada. Los militantes y simpatizantes de esos grupos podrían pasar a la clandestinidad o intentar llevar la derecha parlamentaria hacia posturas más extremas», agregó.