Nobel de la Paz para dos periodistas por defender la libertad de expresión

j. varela / R. mañueco / p. díez MADRID / COLPISA

INTERNACIONAL

JEROME FAVRE / SERGEI CHIRIKOV | EFE

La filipina Maria Ressa y el ruso Dmitry Muratov comparten el galardón

07 oct 2022 . Actualizado a las 13:19 h.

Maria Ressa y Dmitry Muratov han sido premiados con el Nobel de la Paz 2021 «por sus esfuerzos para salvaguardar la libertad de expresión», que es una condición previa para la democracia y la paz duradera, en palabras de Berit Reiss-Andersen, la presidenta del jurado.

El jurado ha reconocido su «lucha valiente» tanto en Filipinas como en Rusia, pero también los ha descrito como un ejemplo de los periodistas que defienden la libertad de prensa en «condiciones cada vez más adversas».

Ressa (Manila, 1963), experiodista de CNN y cofundadora de la página de información online Rappler, ha sido objeto en los últimos años de varias investigaciones, procesos judiciales y ha sufrido un intenso ciberacoso. Rappler ha publicado artículos críticos contra el jefe de Estado, Rodrigo Duterte, incluyendo su sangrienta y polémica lucha contra el narcotráfico. Ressa fue galardonada en abril con el Premio Mundial de la Libertad de Prensa Unesco/Guillermo Cano 2021, creado en memoria del periodista colombiano Guillermo Cano, asesinado en 1986.

Muratov (Samara, 1961) es el editor jefe del periódico ruso Novaya Gazeta y «ha defendido desde hace décadas la libertad de expresión en Rusia en condiciones cada vez más difíciles», según subrayó el jurado. Su presidenta destacó que, en los casi 30 años de existencia del periódico, «seis de sus periodistas han sido asesinados, incluida Anna Politkóvskaya», de cuya muerte se cumplieron el jueves 15 años.

La libertad de prensa, que hasta el momento nunca había obtenido el Nobel de la Paz, figuraba entre los temas favoritos en las quinielas de este año, en el que compitieron 329 candidaturas.

Rossa y Muratov toman el testigo del Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas (PMA), premiado por su labor de asistencia alimentaria a millones de personas en todo el mundo, a menudo en condiciones extremadamente peligrosas y de difícil acceso.

Un premio de todos

El director de Novaya Gazeta dijo ayer por la mañana que el premio no ha sido merito suyo, sino en general de «los medios y colegas que murieron por la libertad de expresión: Anna Politkóvskaya, Yuri Shekochijin, Anastasía Babúrova y otros».

«Me causa hasta risa. No lo esperaba en absoluto. Vi una llamada en el móvil desde Noruega, pero pensé que había sido un error», aseguró Murátov. «Todo lo que puedo decir es que nos toca a nosotros asumir el peso del premio, pero en realidad le corresponde al periodismo ruso en su conjunto, que ahora están tratando de reprimir. Intentaremos ayudar a los informadores que están siendo catalogados como agentes extranjeros y se están pudriendo y a los que están siendo expulsados del país», declaró. En el Kremlin, no obstante, se han congratulado de que el Nobel de la Paz haya recaído sobre el director de la publicación.

Tras el anuncio del comité del Nobel en Oslo, que otorga a los ganadores un millón de dólares, Ressa, por su parte, se confesó «en estado de shock» en una retransmisión en vivo de su propia página web.

Mientras aguarda la apelación contra su condena por ciberlibelo, que puede llevarla a la cárcel entre seis meses y seis años, la periodista filipina recibió con el premio el más sólido apoyo internacional frente al acoso legal del Gobierno de Duterte. Ressa se enfrenta también a siete denuncias por sus informaciones críticas con el poder y la corrupción.

La Asociación de Medios de Información (AMI), que representa a más de ochenta medios de comunicación y agencias de información españolas, celebró ayer la concesión del Premio Nobel de la Paz a dos periodistas por su defensa de la libertad de expresión. De la filipina Maria Ressa, a la que considera una de las mayores defensoras de la libertad de expresión en el mundo, destacó su denuncia sistemática de «los abusos de poder, el uso de la violencia y el creciente autoritarismo en su país natal». Sobre el ruso Dimitri Muratov y su trabajo al frente del periódico Novaya Gazeta, subrayó que se trata de «otro gran ejemplo de lucha por la libertad de expresión frente a las condiciones adversas de su país».