Marta Pazos: «Falan de onde encher o depósito e méntense uns aos outros»

Marta Casais
Marta Casais RIBEIRA / LA VOZ

INTERNACIONAL

Marta Pazos con su pareja en su casa de Londres.
Marta Pazos con su pareja en su casa de Londres. cedida

Esta boirense que reside en Londres denuncia que el desabastecimiento está teniendo un gran impacto en su vecindario, ya tocado por la pandemia

05 oct 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Un trayecto de seis minutos se ha transformado en un atasco de una hora y media. Una comunidad de vecinos unida se resquebraja en una tormenta perfecta de precios al alza, una crisis de salud mental por la pandemia y una apatía general por el ambiente del país. Así habla Marta Pazos, natural de Boiro, de su experiencia de los últimos meses en su vecindario de Londres.

La boirense llegó a la capital británica en el 2014, para trabajar en las oficinas de una empresa de limpieza. «Nós estamos comezando a notar o brexit, aínda que a min persoalmente non me afecte, a empresa si. A maioría de limpadores son de fóra e nalgúns sitios está sendo complicado encontralos», explica. Allí conoció a su pareja, natural de Gales, y decidió asentarse en el país. 

La crisis de camioneros que sufre la isla tiene un efecto multiplicador en el resto de la sociedad, incluso en las experiencias más anodinas. «A miña parella e mais eu estamos renovando a casa, que a compramos hai pouco», comienza a contar Pazos, «queriamos cambiar a porta que vai ao xardín e non podemos porque nos din que non hai madeira. Non é que non haxa madeira; é que non hai camioneiros». Las trabas de inmigración, los sueldos bajos generalizados y la huida de muchos europeos ha extendido la duración y la magnitud de la crisis logística.

Pinta la boirense un retrato antagónico a la imagen de la capital británica a la que estamos acostumbrados. «Vas ao supermercado e os estantes están baleiros», comenta. Dice que en los últimos días lo que le preocupa a la gente son las declaraciones de algunos políticos, como el primer ministro Boris Johnson, que han empezado a advertir a los británicos sobre la duración de la crisis de suministros.

«O goberno anunciou que habería problemas coa carne e que a crise podería seguir ata o Nadal, e a xente empezou a comprar como tolos. Todo iso afecta os prezos, que soben dunha maneira incrible, e iso sabendo o que é Londres. Parece que estamos en medio dunha apocalipse zombi».

Pero lo más grave sigue siendo la crisis del combustible, que ha transformado el carácter de los vecinos. «Nos grupos do barrio falan e soben vídeos. O outro día foi o dun rapaz que ía nunha scooter eléctrica e que acabou pelexando con alguén dun coche porque estaba na cola para a gasolineira», explica. «Un traxecto que leva normalmente seis minutos, o outro día levounos unha hora e media, porque os coches facían cola aquí na gasolineira do lado».

Afirma que en una ciudad tan grande y diversa las actitudes no se pueden generalizar y que hay un poco de todo. Sin embargo, ella personalmente dice haber notado un cambio de actitud en los vecinos de su barrio. «A xente está moi tocada da saúde mental», explica la boirense. «A xente di que non entren en pánico e xa se empezan a enfadar todos. Falan de onde encher o depósito e méntense uns aos outros, todo baseado en rumores de grupos de Facebook». En redes sociales los vecinos se han pasado todos estos días publicando cada pocas horas, a veces compartiendo noticias de prensa, otras dando pistas de adónde ir a comprar y muchos, cada vez más, culpando al gobierno de Johnson. «Con que la situación se estaba estabilizando, ¿eh Boris?», ironiza uno de sus vecinos, después de explicar uno de los últimos altercados.