Detienen a una nonagenaria nazi que huyó para no ser juzgada

Juan Carlos Barrena BERLÍN / COLPISA

INTERNACIONAL

Irmgard Furchner fue la secretaria del comandante del campo de concentración de Stutthof, cerca de la ciudad polaca de Gdansk.
Irmgard Furchner fue la secretaria del comandante del campo de concentración de Stutthof, cerca de la ciudad polaca de Gdansk. PIOTR WITTMAN | Efe

La mujer de 96 años es considerada cómplice del asesinato de 11.000 prisioneros del campo de concentración de Stutthof

30 sep 2021 . Actualizado a las 18:51 h.

Una mujer de 96 años que se había dado a la fuga para no ser procesada por crímenes contra la humanidad fue detenida este jueves en Hamburgo. Irmgard Furchner debía haberse presentado ante la Audiencia de Itzehoe para ser enjuiciada por su actividad como secretaria en el antiguo campo de concentración nazi de Stutthof y su presunta colaboración en el asesinato de 11.000 personas.

Los agentes que debían recogerla a primera hora de la mañana de una residencia de mayores en la cercana población de Quickborn para trasladarla a presencia de los jueces se encontraron con su habitación vacía y constataron que Irmgard Furchner se había fugado.

«Se ha escapado en taxi», señaló Frederik Milhoffer, portavoz de la Audiencia de Itzehoe, quien comentó que al parecer se trasladó seguidamente a una estación de metro en la periferia de Hamburgo, donde se le perdió la pista. No llegó muy lejos. Funcionarios policiales localizaron horas después cuando caminaba por la Lanhgenhomer Chausee de Hamburgo y procedieron inmediatamente a su detención, en base a la orden de busca y captura dictada por el tribunal tras su fuga.

La mujer fue trasladada para ser interrogada en la comisaría del barrio de Langenhorn y previsiblemente será entregada a la Justicia que debe procesarla en el que se presume podría ser el último juicio que se celebra en Alemania por crímenes del nazismo.

Furchner había avisado anticipadamente de sus intenciones al tribunal de Itzehoe, en el septentrional Estado federado alemán de Schleswig-Holstein.

El pasado 8 de septiembre comunicó por carta que no tenía intención de acudir al juicio. «Debido a mi edad y mis limitaciones físicas no asistiré a las sesiones del proceso y pido al señor defensor que me represente», escribió entonces la enérgica nonagenaria. «Quiero ahorrarme esa vergüenza y no convertirme en el hazmerreír de la gente», añadía la acusada, de la que nadie esperaba entonces que tuviese la ocurrencia de darse a la fuga.

La mujer trabajó en su juventud como estenotipista y secretaria para la dirección del campo de concentración de Stutthof, hoy en la costa báltica de Polonia y antiguamente la región alemana de Pomerania, entre junio de 1943 y abril de 1945, hasta su cierre por la llegada del Ejército Rojo y poco antes de la toma de Berlín por las tropas soviéticas. La Fiscalía la considera cómplice del asesinato sistemático de prisioneros en ese campo al pasar por sus manos prácticamente la totalidad de los documentos que generaba la dirección del centro.

La mujer dio plantón a los más de 50 periodistas y espectadores que esperaban el comienzo del proceso, así como a los doce abogados de los 30 miembros de la acusación particular, su defensa, fiscales y el resto del tribunal.

En la jornada de este jueves estaba previsto que se hiciera lectura del pliego de acusación. La mujer iba a ser procesada por el derecho penal juvenil, ya que los hechos que se le imputan los cometió cuando tenía 18 y 19 años de edad. En el campo de concentración de Stutthof y sus filiales, así como durante las llamadas marchas de la muerte al final de la guerra cuando se procedió a su evacuación, murieron unas 65.000 personas, según la Central Alemana para el Esclarecimiento de Crímenes del Nazismo en la localidad de Ludwigsburg.

Entre tanto el Comité Internacional de Auschwitz, que representa a los supervivientes de los campos de concentración nazis y sus familiares, se mostró indignado ante la fuga de la nonagenaria. «Es una muestra del increíble desprecio al Estado de derecho y los supervivientes», dijo el vicepresidente de la organización, Christoph Heubner.

En declaraciones a Bild Online, Onur Özata, abogado de dos miembros de la acusación particular, afirmó que «la acusada toma el pelo a la Justicia con su comportamiento. Parece no sentirse vinculada a la ley». Por su parte, Efraim Zuroff del Centro Wiesenthal comentó que «el proceso contra Irmgard Furchner es un importante testimonio de que los crímenes nazis no solo fueron cometidos por hombres, sino también por mujeres, que servían no solo en los campos de concentración, sino en las fuerzas de intervención».

Furchner testificó en dos ocasiones en los años 1954 y 1962 sobre su papel en Stutthof. En el primero de los juicios reconoció que todas las cartas y comunicados del campo pasaron por sus manos. El comandante del campo, Paul Werner Hoppe, le dictaba a diario todos los documentos que luego firmaba. La mujer declaró entonces que, sin embargo, nunca se enteró de que miles de personas fueron asesinadas a pocos metros de su despacho.

75 años del juicio de Núremberg

Rodrigo Zuleta 

Hace 75 años, tras un proceso de nueve meses, el Tribunal internacional de Núremberg dictó doce sentencias de muerte contra criminales nazis y otras varias de cárcel, en un juicio que cambió la historia del derecho penal.

Entre los condenados a muerte el caso más destacado fue el de Hermann Göring, que se suicidó antes de que se ejecutara la sentencia. Con Hitler, Goebbels y Heinrich Himmler ya muertos Göring era el nazi de más alto rango llamado a responder ante los jueces de Núremberg.

También Joachim von Ribbentropp, ministro de Exteriores de Adolf Hitler, estuvo entre los condenados a muerte.

Rudolf Hess, que había sido el segundo de Hitler hasta que hizo un vuelo misterioso en 1941 hasta el Reino Unido donde se lanzó en paracaídas, presuntamente con la intención de impulsar una iniciativa de paz, fue condenado a prisión perpetua.

Otros nazis destacados, como el jefe de las juventudes del partidos Baldur von Schirach y el último ministro de Armamento Albert Speer, fueron condenados a veinte años de cárcel.