Macron y Biden rebajan la tensión tras la crisis de los submarinos australianos

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Macron atiende a la intervención de Biden en la Conferencia de Múnich
Macron atiende a la intervención de Biden en la Conferencia de Múnich BENOIT TESSIER | Reuters

Los presidentes de Francia y EE.UU. acuerdan reunirse en octubre y el embajador galo regresará a Washington la próxima semana

01 nov 2021 . Actualizado a las 16:04 h.

Una breve conversación telefónica entre Emmanuel Macron y Joe Biden y un escueto comunicado conjunto han servido para poner un punto y seguido en las tensas relaciones que mantienen Francia y EE.UU. tras la llamada crisis de los submarinos que había soliviantado al Ejecutivo francés. La alianza estratégica de Estados Unidos, Reino Unido y Australia para intentar frenar el expansionismo chino en la costa oeste de África y en el Pacífico oriental había dejado descolocado a Francia. Un acuerdo que lo que eliminaba del tablero geopolítico como primera potencia de la UE con territorios en el Pacífico y en el Índico, pero que sobre todo suponía un grave revés económico. Francia había firmado un suculento trato, definido como el «contrato del siglo», para vender a Australia 12 submarinos galos propulsados por diésel, papel mojado tras el pacto suscrito por los australianos con los norteamericanos.

La decisión, también criticada por Pekín por socavar la paz y la estabilidad regional, supuso una «crisis de confianza» sin precedentes entre París y Washington que incluso había llevado al embajador francés a abandonar el país tras ser llamado a consultas. París también retiró a su máximo representante diplomático de Australia.

Macron y Biden buscaron este miércoles limar asperezas con una conversación telefónica en la que acordaron reunirse en Europa a finales de octubre para intentar poner fin a una crisis cuyas heridas todavía están abiertas. Además, el embajador galo en Estados Unidos, Philippe Etienne, regresará la próxima semana a la legación.

En un breve comunicado, si hubo un reconocimiento de errores. Francia se quejó de la falta de comunicación con uno de sus aliados históricos. El Ejecutivo galo se mostró muy crítico por haber sido informado de las intenciones norteamericanas tan solo unas horas antes de que Biden anunciase la decisión, la pasada semana. En el texto conjunto, y con un cuidado lenguaje diplomático, «los dos líderes se mostraron de acuerdo en que la situación» habría mejorado si se hubieses producido «consultas entre aliados».

Macron había permanecido en silencio hasta ahora, una actitud criticada por la oposición, pero la respuesta de Francia había sido contundente: retiró temporalmente a sus embajadores y calificó de traición y humillación lo sucedido, alegando que se actuó con alevosía al haber dejado al país al margen y sin los 56.000 millones de euros previstos en el fallido contrato con la marina australiana. Pero según el Ministerio de Defensa galo, Camberra deberá pagar 900 millones de euros a Naval Group, el constructor galo implicado en el proyecto, por estudios preliminares antes del inicio del programa.

Johnson no logra su objetivo de cerrar con EE.UU. un acuerdo exprés de libre comercio

Juan francisco alonso / Londres, E. La Voz

Al congelador. Allí han ido a parar los sueños de Boris Johnson de firmar un acuerdo de libre comercio de Estados Unidos de manera exprés, después de su primera visita a la Casa Blanca desde que el demócrata Joe Biden ocupa la mansión presidencial norteamericana.

El primer ministro británico no consiguió arrancarle a Biden el compromiso de que las actuales negociaciones para un tratado comercial podrían terminar en el corto plazo. Por el contrario, el mandatario estadounidense dejó entrever que hay todavía camino por andar. «Aún nos queda mucho por resolver», concluyó Biden tras el encuentro privado que mantuvo con Johnson en la Casa Blanca.

Johnson ya sabía con lo que se iba a encontrar. Así, antes de tomar el tren que lo llevó de Nueva York a Washington, rechazó fijarse como meta conseguir el pacto para el 2024, cuando están previstas las próximas elecciones en el Reino Unido. «Vamos a seguir buscando acuerdos de libre comercio en todo el mundo, incluyendo a EE,UU. Tengo razones para ser optimista de que lo lograremos, pero los americanos son muy duros negociando», reconoció.

Bandera para el «brexit»

La firma de un acuerdo con EE. UU. fue una de las grandes banderas que Johnson y otros promotores del brexit esgrimieron como una de las ventajas de la salida de la Unión Europea (UE). En el 2019 el intercambio bilateral superó las 200.000 millones de libras (232.000 millones de euros). Sin embargo, estudios del propio Gobierno británico admiten que un eventual tratado arrojaría unos beneficios casi nulos, que se traducirían en apenas un crecimiento del 0,16 % del PIB en los próximos tres lustros. Esta ganancia no compensará la caída del 8 % del producto interior bruto que organizaciones nacionales e internacionales pronostican que sufrirá el país por dejar el mercado común y la unión aduanera.

Un tratado de libre comercio entre el Reino Unido y EE.UU. no está entre las prioridades de Biden, admitieron fuentes gubernamentales británicas a la prensa londinense. Dichos informantes reconocieron el mandatario estadounidense parece estar usando el tema como mecanismo de presión para asegurarse que el brexit no afecte la paz y estabilidad de Irlanda del Norte. «La paz supuso un gran esfuerzo y no me gustaría ver, ni tampoco a muchos republicanos, un cambio», dijo el mandatario estadounidense.

El desinterés de Washington ha obligado a Londres a plantearse alternativas. Johnson y su equipo estarían analizando la posibilidad de sumarse al tratado de libre comercio de América del Norte, el cual incluye a EEUU, México y Canadá. Pese al fiasco el premier ha tratado de vender el viaje como un éxito y como una prueba de que la «relación especial» entre ambos países tras el turbulento mandato de Trump.