Cristina Fernández se impone en la crisis palaciega de Argentina

héctor estepa BOGOTÁ / E. LA VOZ

INTERNACIONAL

MATIAS BAGLIETTO | Reuters

El presidente Alberto Fernández pierde poder en el Gobierno y en el peronismo

21 sep 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

La contundente derrota electoral del peronismo en las primarias legislativas del 12 de septiembre desnudó las profundas divisiones en la coalición de Gobierno argentina, dando inicio a un pulso entre el jefe de Estado, Alberto Fernández, y la vicepresidenta y exmandataria, Cristina Fernández Kirchner (2007?2015), quien ha terminado ganando la batalla.

El terremoto político, que duró 120 horas y ha dejado herido al oficialismo, se inició después de que la coalición gobernante perdiese en 17 de las 24 provincias, incluida la región de Buenos Aires, fuerte histórico del peronismo. Tres días después, dimitieron cinco ministros muy cercanos a la vicepresidenta, que reclamaba cambios en el Gabinete a los que se negaba Alberto Fernández. La presión hacia el presidente para que cambiase piezas en el Ejecutivo era evidente.

Se sucedieron horas frenéticas en la residencia presidencial, con el líder intentando recabar apoyos en el amplio espectro político peronista. La tensión estalló el jueves, cuando la vicepresidenta publicó una carta en la que responsabilizaba del batacazo electoral a la gestión económica del presidente.

Alberto Fernández tenía entonces varias opciones: dimitir; desafiar a la vicepresidenta; claudicar y nombrar ministros cercanos a Kirchner; o un «ni para ti ni para mí» que aplacase el incendio en la coalición. Optó por una mezcla entre las dos últimas opciones, perdiendo poder en su Gobierno y en el oficialismo.

Finalmente, solo uno de los cinco ministros cercanos al kirchnerismo que habían dimitido será relevado, mientras que Alberto Fernández reemplazó en el Gobierno a algunos de sus más cercanos colaboradores por algunos políticos que ya habían trabajado en los anteriores Gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner.

Su única victoria es mantener a su equipo económico, capitaneado por el ministro de Hacienda, Martín Guzmán, muy criticado por el progresismo kirchnerista, por no haber aprobado más presupuesto para políticas sociales.

Pero, paradójicamente, los sustitutos más relevantes en el Ejecutivo, aunque cercanos a Kirchner, representan a las alas más moderadas del peronismo.

Destaca el nombramiento de Juan Manzur como jefe de Gabinete. El ya exgobernador de la provincia de Tucumán ha sido comparado con el expresidente Carlos Menem, y representa algunas de las posiciones más conservadoras del peronismo. Es provida y tiene grandes vínculos con el sector empresarial y otros actores de poder. Fue incluso acusado por sus detractores de obligar a parir a una niña de 11 años en su provincia. Su nombramiento provocó protestas de los movimientos feministas.

Parte de los analistas esperaban que Kirchner forzase el nombramiento de políticos más progresistas, pero ha acabado sucediendo lo contrario, en un movimiento que busca ampliar la base de votantes del peronismo, que ha perdido unos cuatro millones de apoyos desde el 2019.

El objetivo más inmediato es detener la sangría de votos de cara a las Legislativas de noviembre, pero los ojos de muchos están ya puestos en las presidenciales del 2023. Alberto Fernández ha quedado muy debilitado de cara a una posible nueva candidatura después de los sucesos de esta semana.