El único terrorista de Bataclan con vida reafirma su fidelidad al Estado Islámico

asunción serena PARÍS / E. LA VOZ

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Los abogados del principal acusado, a su llegada al Palacio de Justicia
Los abogados del principal acusado, a su llegada al Palacio de Justicia IAN LANGSDON | EFE

«Tras la muerte resucitaré y usted deberá rendir cuentas», advirtió al juez

09 sep 2021 . Actualizado a las 08:25 h.

El juicio por los atentados del 13 de noviembre del 2015 en París comenzó este miércoles a las 13.17 horas. Desde la madrugada habían sido instaladas las vallas de seguridad en los alrededores del Palacio de Justicia, y poco a poco fueron llegando los abogados, las víctimas y familiares y los periodistas.

El presidente del tribunal, Jean-Luis Périès, comenzó diciendo que la esencia del proceso es el respeto de la ley, la aplicación del procedimiento penal y el respeto de los derechos de cada uno. Un equilibrio que quiere mantener en este juicio histórico.

Son 20 los acusados, pero fue inevitable que Salah Abdeslam, el único con vida de los nueve miembros de los comandos que llevaron a cabo los ataques, acaparara la atención. Para empezar porque no se sabía si iba a comparecer o si se iba a quedar en la celda de los sótanos del Palacio de Justicia donde había sido instalado tras el traslado de la cárcel entre grandes medidas de seguridad, en convoy blindado y con escolta. Finalmente allí estaba, vestido de negro y con el pelo engominado.

Samia Maktouf, abogada de varias víctimas, esperaba que Abdeslam saliera de su mutismo y hablara, pero al mismo tiempo temía que el acusado utilizara el tribunal para proclamar de nuevo «su lealtad a Dáesh». Y así fue.

Las primeras palabras de Abdeslam cuando le pidieron que dijera su nombre fueron: «No hay más dios que Alá y Mahoma es su profeta», y cuando le preguntaron su profesión aseguró que había dejado todo para convertirse en «un combatiente del Estado Islámico».

Desmayo en el banquillo

Tras Abdeslam llegó el turno de Mohamed Abrini, su amigo de la infancia, y conocido como el hombre del sombrero en los atentados de Bruselas del 2016. A diferencia de Abdeslam, tanto él como el resto de los acusados en el proceso respondieron simplemente a lo que se les preguntaba.

Después comenzaron a llamar a cada una de las partes civiles que se han presentado en el proceso penal, pero hubo que suspender la audiencia porque uno de los acusados, Farid Kharkhach, se desmayó. Se trata de un ciudadano belga-marroquí, de 39 años, acusado de participar en la logística de los atentados proporcionando papeles falsos a los comandos.

Media hora después pudo continuar la audiencia. El abogado de Kharkhach tomó la palabra y denunció el régimen de aislamiento al que está sometido su cliente y los registros de los que es objeto «de forma totalmente desproporcionada», y aseguró que tiene problemas depresivos y que puede volver a desmayarse.

Salah Abdeslam aprovechó ese momento para gritar al presidente del tribunal: «Escuche, señor presidente, somos hombres, tenemos derechos. No se nos puede tratar como a perros». «Desde hace seis años me tratan como a un perro», insistió el acusado, y el presidente le recordó que había ido a verle y había visto cómo estaba instalado. Abdeslam siguió con su diatriba y expuso la razón de su silencio durante estos seis años: «Sé que después de la muerte resucitaré y usted deberá rendir cuentas». Périès le cortó en seco recordándole que ahí no estaban «en un tribunal eclesiástico, sino en un tribunal democrático».

Este jueves continuará la llamada de cada una de las 1.800 partes civiles. Luego vendrán los testimonios de un centenar de testigos y la lectura del informe sobre los atentados en sí y su preparación.