Antonio Izquierdo, catedrático de Sociología: «Si los migrantes no se integran en Europa es por falta de planes sociales»

Lucía Rpibás, R.P. REDACCIÓN / LA VOZ

INTERNACIONAL

El profesor Antonio Izquierdo
El profesor Antonio Izquierdo ANGEL MANSO

El analista apunta a una crisis de migración masiva en la UE

01 sep 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Antonio Izquierdo es catedrático de Sociología en la Universidad de A Coruña. Experto en migraciones internacionales, fue escogido como miembro de la Academia de las Artes y las Ciencias el pasado 30 de julio y comparte con La Voz la perspectiva de futuro de los refugiados afganos.

—Las principales potencias mundiales están coordinando en Afganistán la evacuación de miles de personas, a diferencia de en otros países con conflictos bélicos o regímenes dictatoriales.

—Se pone el foco en Afganistán porque representa una encrucijada en la que se han visto envueltas las principales potencias del G7. Si no fuera un fracaso en la política exterior de Estados Unidos y de la Unión Europea, no se estaría actuando allí.

—¿Se espera una crisis de migración masiva en la Unión Europea?

—Es más que probable. Para prevenirlo, se están habilitando campos de acogida en las naciones limítrofes a Afganistán, porque la política comunitaria es poco receptiva a la inmigración. Las personas que están siendo evacuadas ahora representan solo una gota de la población total, pero existen muchos más ciudadanos que quieren salir de allí y tendrán que llegar a Europa por sus propios medios. Solo en el 2019, cuando el país todavía estaba ocupado por fuerzas militares occidentales, se registraron 91.094 solicitudes de asilo de afganos.

—¿Cuenta la UE con medios para acoger a miles de personas?

—No existe una política europea de asilo y refugio. Si los inmigrantes no se integran es por la falta de infraestructuras a nivel social. Necesitan más recursos, más facilidades para trabajar y alojamiento en municipios adecuados a sus necesidades y características familiares. En algunos lugares, como Alemania, están implantando medidas así por su cuenta. Allí saben que, si existen buenos planes de acogida, los extranjeros acaban por adaptarse. Cuando estas estructuras son permanentes y participan en ellas otros inmigrantes que llevan años en el país, el resultado es excelente. En el caso de España, en el 2019 se presentaron 118.000 solicitudes de asilo y en el 2020, pese a la incidencia del covid-19, se superaron las 88.000. Si no estamos preparados para acoger e integrar a quienes hemos traído de Afganistán, no será por falta de tiempo para haber dispuesto los sistemas de acogida.

—¿La división de opiniones sobre la acogida de refugiados afganos abrirá una crisis política en territorio europeo?

—Ya sucedió en el 2015, con la anterior oleada de migración masiva. La distribución de refugiados por países en función de su población ya no funcionó entonces, porque hubo quienes se negaron a acoger a los que les tocaban. Hay más resistencia a la globalización política que a la económica. Eso revela una crisis y un déficit tanto de gobernanza como de democracia en la Unión Europea. Ahora cogen fuerza varios escenarios. Uno de ellos es que se haga una acogida «a la carta», donde cada país escoja cuántos refugiados acepta, pero manteniendo un cupo mínimo de personas recibidas por cada nación.

—Algunos líderes europeos están proponiendo reforzar las ayudas a los países fronterizos con Afganistán para que sean ellos los que amparen a los migrantes.

—El nivel de corrupción de los vecinos de Afganistán es muy alto. Probablemente ese dinero ni siquiera llegue a los refugiados, pero desde Europa nos cubrimos las espaldas argumentando que hemos enviado ayuda económica para que los migrantes se queden en países cercanos al suyo, con su misma cultura, idioma y forma de vida. Y más en un momento próximo a períodos electorales, como es el caso de Francia y Alemania.