El hijo del León de Panshir lidera la resistencia a los talibanes

Lucía Roibás, R.P. REDACCIÓN / LA VOZ

INTERNACIONAL

Ahmad Masud, durante una entrevista en Panshir
Ahmad Masud, durante una entrevista en Panshir MOHAMMAD ISMAIL

Ahmad Masud enarbola la bandera contra los integristas y pide ayuda para hacerles frente desde el feudo de la Alianza del Norte

21 ago 2021 . Actualizado a las 11:51 h.

Durante la cruda etapa de gobierno talibán en los años 90, la Alianza del Norte, una coalición de milicias que agrupaba a numerosas etnias y clanes, peleó incansablemente contra el régimen. Entre los territorios de la resistencia figuraba Panshir, la única de las 34 provincias afganas que todavía no ha sido conquistada por el grupo fundamentalista.

La lucha en las montañas del nordeste afgano, donde se sitúa Panshir, estuvo liderada entre 1996 y el 2001 por el carismático comandante Ahmad Masud, conocido como el León de Panshir. El combatiente fue asesinado a manos de miembros de Al Qaida que se hicieron pasar por periodistas y detonaron una carga explosiva escondida en una cámara. Sucedió dos días antes del 11S. Su primogénito, que tenía tan solo doce años en ese momento, declaró ante los medios el día del entierro: «Quiero seguir el mismo camino que mi padre y lograr la independencia de mi país».

Dos décadas después, Panshir enarbola la bandera antitalibán. Y no se trata de una circunstancia fortuita. Ahmad Masud hijo se ha convertido en una pieza clave para liderar la resistencia. El pasado lunes hizo un llamamiento a combatir a los insurgentes y solicitó ayuda internacional para hacerles frente. «La tiranía triunfa en Afganistán. No todo está perdido. He heredado de mi padre su combate por la libertad de los afganos. Ese combate es ahora el mío», publicó en el semanario francés L'Express.

La ciudadanía de Panshir, muy apegada a la figura y al recuerdo del combatiente, confía ahora a su hijo el futuro de la nación. También lo hacen todos los que se cobijan en la provincia, como los soldados que no pudieron plantar cara a los insurgentes durante su primera ofensiva y algunos líderes políticos. Entre ellos, el vicepresidente primero del anterior Gobierno afgano, Amrullah Saleh, que, a diferencia del exlíder del Ejecutivo, Ashraf Ghani, permanece en el país.

Saleh, que se autoproclamó presidente interino tras la huida de Ghani, trabajó durante años con Masud padre y era uno de sus hombres de confianza. Por eso alienta a rebelarse contra la victoria de los insurgentes y a encomendarse al hijo del guerrillero, afirmando que no se unirá al régimen integrista. «Bajo ninguna circunstancia me inclinaré ante los terroristas talibanes. Nunca traicionaré el alma y el legado de mi héroe Ahmad Masud, el comandante, la leyenda y el guía. Nunca estaré bajo el mismo techo con los talibanes», aseguró en un mensaje en Twitter.

Por su parte, Masud hijo confirmó en un artículo publicado el miércoles por The Washington Post que cuenta con soldados dispuestos a unirse a la resistencia y provisiones de munición y armas que se guardaban desde la muerte de su padre. Sin embargo, apunta que sus fuerzas militares y su logística no serán suficientes. «Se agotarán rápidamente a no ser que nuestros amigos de Occidente puedan encontrar la manera de abastecernos de inmediato», advirtió.

El pensamiento es compartido por muchos afganos, que consideran que sin el apoyo militar de terceros países los milicianos del Panshir no serán capaces de rebelarse contra los talibanes. Para muchos de ellos, es el momento de dejar la guerra atrás porque consideran que, de iniciarse un conflicto civil, los talibanes endurecerán su doctrina y comenzarán a cometer crímenes masivos.