Biden declara que no recibió una advertencia clara de la debacle afgana

Mercedes Gallego COLPISA

INTERNACIONAL

Joe Biden, presidente de EE.UU., reunido con el equipo de Seguridad Nacional para discutir la situación afgana
Joe Biden, presidente de EE.UU., reunido con el equipo de Seguridad Nacional para discutir la situación afgana DPA vía Europa Press

El presidente estadounidense exculpa a las fuerzas americanas por la humillante retirada y atribuye todos los errores al Gobierno de Ashraf Ghani 

20 ago 2021 . Actualizado a las 11:24 h.

Veinte años después del 11-S, la Inteligencia estadounidense vuelve a estar en la picota. ¿Acaso no pudo anticipar el colapso del Gobierno afgano? «No había ningún informe del que yo sea consciente que predijese que una fuerza militar de 300.000 hombres se evaporaría en once días», aseguró el miércoles el general Mark Milley, jefe del Estado Mayor.

En eso tiene razón. La velocidad a la que se desplomó el Gobierno de Ashraf Ghani superó cualquier previsión, porque «no hay ninguna agencia de Inteligencia que sea buena estimando la voluntad para luchar que tengan las fuerzas de un socio», justificó James Clapper, director Nacional de Inteligencia durante el Gobierno de Obama.

Solo que nadie espera que una agencia de Inteligencia vaya a poner fecha exacta al colapso de un país. «Dibujan distintos escenarios y el enemigo aprovecha los huecos que nosotros dejamos», explicó el congresista y exmarine Mike Gallagher, que sirvió dos turnos en Irak.

Joe Biden manifiesta que era impensable un avance tan rápido

Entre los 76 veteranos del Congreso domina el sentimiento de que el comandante jefe es responsable de la humillante retirada. Joe Biden no acepta error alguno y culpa de ello a Ghani, «porque cuando tienes al líder del Gobierno montándose en un avión y marchándose a otro país, ya sabes lo que ocurrió», dijo en su primera entrevista desde la caída de Afganistán.

Según el presidente, «no había consenso» entre los informes de Inteligencia, que anticipaba el momento más probable «para final de año».

Era impensable ya que en mayo solo el 11 % de la población afgana vivía bajo el régimen talibán, pero a partir de junio la avanzada aceleró el paso. Diversas fuentes aseguran que Inteligencia lanzó la alerta y fue reduciendo el tiempo que pensaban que tardarían los talibanes en hacerse con el gobierno de Kabul.

De dos años a partir de la retirada estadounidense, a 18 meses, seis meses, un mes y hasta dos semanas. Esta última fue descartada por tremendista. Los más pesimistas temían que los talibanes 2.0 hicieran coincidir la toma de Kabul con el 11-S, pero sus milicianos no esperaron a regocijarse con ese simbolismo.

Antes de que Biden anunciase su decisión, los generales habían recomendado mantener el contingente de 2.500 efectivos en la base de Bagram. Les parecía un precio económico por el seguro de vida que podía evitar otro ataque terrorista en EE.UU. «La cuestión básica era ¿voy a mandar a vuestros hijos e hijas a luchar en perpetuidad a la Guerra de Afganistán?», se resistió el presidente durante la entrevista.

Podía haber esperado a que los talibanes se replegaran durante el invierno. Para eso tendría que haber aumentado «con un número endemoniado de tropas», argumentó, el contingente ya diezmado por el plan de retirada y renunciar a celebrar el fin de esa guerra durante el 20 aniversario del 11-S.

Ante la opción de tener que defender la base con apenas 600 efectivos, el general Milley prefirió hacerse fuerte en el aeropuerto internacional Hamid Karzai para garantizar la evacuación, que se ha demostrado un fiasco.

Biden asegura que no recibió una advertencia clara de la inminente debacle. La pregunta de «qué sabía el presidente y cuándo lo supo» ha perseguido desde Nixon a todos los mandatarios estadounidenses que han sufrido la amenaza del «impeachment». Si Bengasi fue el Vietnam de Obama, Afganistán es el de Biden. Las investigaciones del Congreso para responder a esas preguntas de culpabilidad no se harán esperar.

Mientras tanto, las grandes potencias intentan dar una respuesta conjunta al desastre. En unos días se reunirá el G7, cuyos ministros de Exteriores pidieron ayer a los talibanes que garanticen la salida de extranjeros y afganos. Y se espera una cumbre del G20 para las próximas semanas, que Italia, que ejerce la presidencia de turno del selecto club, ya está preparando.