Antes de que Biden anunciase su decisión, los generales habían recomendado mantener el contingente de 2.500 efectivos en la base de Bagram. Les parecía un precio económico por el seguro de vida que podía evitar otro ataque terrorista en EE.UU. «La cuestión básica era ¿voy a mandar a vuestros hijos e hijas a luchar en perpetuidad a la Guerra de Afganistán?», se resistió el presidente durante la entrevista.
Podía haber esperado a que los talibanes se replegaran durante el invierno. Para eso tendría que haber aumentado «con un número endemoniado de tropas», argumentó, el contingente ya diezmado por el plan de retirada y renunciar a celebrar el fin de esa guerra durante el 20 aniversario del 11-S.