El Reino Unido aún no ha desactivado el «polvorín» de los disturbios del 2011
INTERNACIONAL
Oenegés y oposición creen que la desigualdad puede provocar que se repitan
09 ago 2021 . Actualizado a las 10:10 h.4 de agosto del 2011. Unos oficiales matan a tiros a Mark Duggan, un chico de raza negra de 29 años, en el norte de Londres. El hecho desata, 48 horas después, la furia de la comunidad afrocaribeña y de otras minorías. Distintos barrios de la capital británica y ciudades como Croydon, Birmingham y Manchester son sacudidos por una ola de violencia callejera no vista en las últimas décadas, la cual dejó decenas de heridos y cientos de detenidos, así como daños valorados en unos 40 millones de libras (47 millones de euros).
Una década después la posibilidad de que estos hechos se repitan es «elevada». Así lo han advertido en los últimos días organizaciones sociales y de derechos humanos e incluso el opositor Partido Laborista, que acusan a los Gobiernos de David Cameron, Theresa May y Boris Johnson de no combatir las causas que provocaron los disturbios: la desigualdad económica, motivada por la raza; y los prejuicios enraizados en la policía.
«Las profundas desigualdades sociales se han agrandado después de una década de recortes a servicios vitales que apoyan a las familias en apuros y ello ha provocado un aumento de la pobreza», denunció el diputado laborista Steve Reed, responsable del equipo que elaboró el informe de la formación y en el que se denuncia que las sucesivas administraciones tories solo habían implementado 11 de las 63 recomendaciones hechas por el panel independiente que en el 2012 analizó lo ocurrido.
Menos dinero, mismos prejuicios
El legislador no dudó en calificar al Reino Unido como un «polvorín» que en cualquier momento puede estallar. «Hace una década había medio millón de familias que necesitaban apoyo para criar a sus hijos. Hoy, según las propias cifras del Gobierno, hay 1,6 millones de niños en esas circunstancias», afirmó.
Estos datos son respaldados por los manejados por agrupaciones como YMCA, que reveló recientemente que entre el 2019 y el 2020 el presupuesto nacional para servicios juveniles sufrió una caída del 73 %. Por su parte, The Guardian publicó el pasado fin de semana una investigación en la que aseguraba que cinco de los barrios y ciudades escenario de los disturbios vieron recortados sus fondos para combatir la pobreza en los últimos diez años.
Si lo anterior no fuera suficiente, el comportamiento policial -el otro gran factor al que se le atribuyó la responsabilidad de la ola de violencia urbana- no ha cambiado mucho en la última década. En el 2010, una persona negra tenía 7 veces más probabilidades de ser detenida en la calle por un agente. En el 2020 la cifra había subido hasta 9, según las propias estadísticas del Home Office (Ministerio del Interior).
«No es una coincidencia que las personas de raza negra tengan menos confianza en la policía», declararon desde Stopwatch, una agrupación que monitorea el comportamiento policial.
El Gobierno de Boris Johnson -cuya popularidad es la más baja desde que inició su mandato hace dos años, según un sondeo difundido ayer- respondió a las advertencias apelando a la mano dura. «Los eventos de agosto del 2011 conmocionaron al país, y la policía y los tribunales tomaron medidas loablemente rápidas para castigar a los perpetradores», declaró un portavoz, dejando claro que la respuesta ante una situación similar será igual de contundente.