El chavismo celebra primarias tocado por divisiones internas

pedro garcía otero CARACAS / CORRESPONSAL

INTERNACIONAL

Maduro busca arrebatar a Cabello el último bastión de su poder

08 ago 2021 . Actualizado a las 09:55 h.

Cuando Hugo Chávez murió, dejó las cosas «atadas y bien atadas». El poder formal en manos de Nicolás Maduro; el poder militar, financiero y del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) en manos de Diosdado Cabello. Ha sido una suerte de contrapeso que ha marcado la vida venezolana desde el 2013, aunque Maduro, con paciencia y habilidad, ha ido horadando la influencia del hasta ahora número dos en las Fuerzas Armadas, la industria petrolera y el servicio de recaudación de impuestos.

Y este domingo Cabello podría perder el control de su último bastión, el PSUV, cuando se realice un inédito proceso de elección primaria en el partido en el poder desde 1999. Para estas primarias concurren, según cifras oficiales, más de 180.000 precandidatos para ser nominados a 353 cargos públicos que se elegirán en noviembre: 23 aspirantes a gobernaciones y a 330 alcaldías. Las primarias son abiertas, es decir, puede votar cualquier persona, sea o no militante del partido oficial.

El proceso intenta despertar la maquinaria electoral del partido, que viene mostrando fuertes indicios de desgaste: en las últimas cinco elecciones en el país, que difícilmente pueden ser consideradas competitivas, el PSUV ha logrado cada vez menos votos, aunque a esto también contribuye la huida de más de 5 millones de habitantes de Venezuela hacia otros países en el último lustro. El PSUV busca sacudir la apatía de sus bases, ahora que se prevé que la oposición participe en el proceso electoral regional que se producirá en tres meses.

Las primarias servirán también, según algunos analistas, para que los candidatos de Maduro desafíen el poder que en el seno de la organización tiene Cabello, que ya intentó, sin éxito, desafiar el mandatario con la creación de un segundo partido oficial, manejado por Delcy y Jorge Rodríguez (sus principales operadores políticos) y llamado Movimiento Somos Venezuela, que invariablemente viene naufragando en las urnas desde el 2018.

Renovación de cargos

Maduro ha pedido «renovación» en el partido y se le ha concedido: más de 70 % de los alcaldes del PSUV, que coparon en el 2017 los cargos municipales en unas elecciones cuestionadas, no repetirán como candidatos.

Esto, señaló una fuente del PSUV a medios locales, tiene también que ver con una «rebelión de las bases», hastiadas de los burócratas oficiales, que manejan todos los hilos de los controles que asfixian al país, desde las filas para la gasolina hasta la entrega de comida subsidiada a través de los Comités Locales de Abastecimiento y Producción, los CLAP, usados como arma política en un país depauperado.

En los mucho más importantes cargos de gobernadores de estado, prevalece la tendencia a favorecer a los leales a Maduro, empezando por Héctor Rodríguez, el joven gobernador de Miranda, uno de los políticos de más brillo dentro del PSUV.

En cambio, a Rafael Lacava, gobernador de Carabobo y figura de peso propio en el país (tanto que para estas primarias apela al respaldo de los independientes) le han puesto como contrapeso a José Vielma Mora, quien ya fue gobernador de otro estado, Táchira.

En Barinas, donde nació Chávez, a su hermano Argenis, actual gobernador, lo pusieron a competir con su sobrino, llamado Hugo Rafael, igual que el expresidente. Todo queda en familia.

Fuera del chavismo, el proceso genera poco interés y bastante molestia, porque algunos centros para la vacunación contra el covid-19 serán usados como puntos de votación, suspendiendo la inoculación en el país latinoamericano con menos porcentaje vacunado de su población. Una muestra de las prioridades del chavismo, indicó la oenegé de derechos humanos Provea.