Portugal despide sin consenso al coronel que capitaneó su revolución

begoña íñiguez LISBOA / CORRESPONSAL

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Un hombre observa el paso del cortejo fúnebre de Saraiva de Carvalho
Un hombre observa el paso del cortejo fúnebre de Saraiva de Carvalho MIGUEL A. LOPES | EFE

Saraiva de Carvalho derrotó a la dictadura de Salazar y apoyó después a un grupo terrorista

29 jul 2021 . Actualizado a las 09:23 h.

El último adiós al coronel Otelo Saraiva de Carvalho, el estratega, líder carismático y rostro de la revolución del 25 de abril de 1974, que terminó pacíficamente con la dictadura de más de medio siglo de Salazar y Caetano, no ha sido consensuado en Portugal. Otelo murió el domingo a los 84 años en un hospital de Lisboa y las divergencias entre los que defienden su legado y sus detractores han estallado.

Pudo comprobarse durante los tres días en los que su capilla ardiente estuvo instalada en la Academia Militar de la capital, hasta que este miércoles sus restos se trasladaron al cementerio de Alcabideche (Cascais) para el funeral y la cremación, en la más estricta intimidad. Centenares de personas quisieron despedirle en la puerta de la capilla ardiente y del cementerio, con claveles en la mano y cantando Grándola Vila Morena, la canción de Zeca Afonso con la que dio comienzo la Revolución de los Claveles.

Los militares de entonces que aún viven, entre los que se encuentra el presidente de la Asociación 25 de abril, su gran amigo Vasco Lourenço, no se han cansado de mostrar públicamente su desacuerdo con el Ejecutivo del socialista António Costa, y con el presidente de la República, Marcelo Rebelo de Sousa, por no decretar luto nacional en memoria de Otelo Saraiva de Carvalho.

Las justificaciones dadas por Costa y Marcelo son «no abrir una excepción con el resto de los capitanes de abril fallecidos antes, como Salgueiro Maia, para quienes tampoco se decretó luto nacional», afirmó Marcelo en su visita a la capilla ardiente de Otelo. «Tenemos que ser coherentes con lo que se hizo anteriormente con los otros protagonistas de abril», manifestó Costa a la salida del velatorio, entre pitidos de los asistentes.

La principal sombra que acecha el legado de Saraiva de Carvalho es haberse radicalizado tras el 25 de abril y ser el mentor del movimiento terrorista Fuerzas Populares 25 de Abril (FP-25 de Abril), que asesinó a 17 personas. Fue juzgado, condenado a 15 años de cárcel y liberado años después tras aprobar su amnistía el Parlamento luso, bajo la jefatura del Estado del histórico líder socialista Mário Soares.

De la admiración a la condena

Otelo Saraiva de Carvalho nació el 31 de agosto de 1936 en Lourenço Marques (Maputo, Mozambique). Participó en la guerra colonial en Guinea-Bissau, donde coincidió con el general António de Spínola. Dentro del Movimiento de las Fuerzas Armadas (MFA), que derrumbó la dictadura de Salazar, y posteriormente de Marcelo Caetano, elaboró y dirigió todo el plan de las operaciones militares de la Revolución de los Claveles. Tras el 25 de abril, fue nombrado comandante del Comando Operacional del Continente. Los historiadores lusos consideran que fue en este momento cuando se radicalizó.

En 1976 y 1980 fue candidato a la presidencia de la República y en la década de 1980 se asoció a las FP-25 de Abril, responsables de decenas de atentados y 17 muertos. Saraiva de Carvalho fue condenado en 1986 a 15 años de prisión por asociación terrorista. El indulto y la amnistía llegaron en 1991, tras una polémica votación en el Parlamento de Lisboa. Los últimos años los ha dedicado a escribir y a preparar sus memorias, que no llegó a concluir.